lunes, 14 de enero de 2013

124JC - atchamana-ateos



SRI

NRSIMHADEVA

MULTIPLY


juancas

SRI NRSIMHADEVA - MULTIPLY

Creado por juancas  del 14 de Enero del 2013


124JC - atchamana-ateos
 Jun 24, '07 1:01 PM
para Todos


ATCHAMANA. Práctica religiosa de los indios, la cual consiste en enjuagarse la boca antes de comer de empezar las ceremonias piadosas.

ATCHARYA. (Etim. Del sánscrito , acarya, maestro espiritual.) Rel. Título que los budistas y brahmanes dan a los fundadores de sectas, escuelas filosóficas religiosas y a maestros escritores que se distinguen por su sabiduría.

Ateos.

Buda engaña a los Ateos:

TEXTO 24

TaTa" k-l/aE SaMPa[v*tae SaMMaaehaYa SauriÜzaMa( )
buÖae NaaManaÅNaSauTa" k-Ik-$e=zu >aivZYaiTa )) 24 ))

tataḥ kalau sampravṛtte
sammohāya sura-dviṣām
buddho nāmnāñjana-sutaḥ
kīkaṭeṣu bhaviṣyati


tataḥ — después; kalau — en la era de Kali; sampravṛtte — habiendo sobrevenido; sammohāya — con el propósito de engañar; sura — los teístas; dviṣām — aquellos que son envidiosos; buddhaḥ — el Señor Buda; nāmnā — de nombre; añjana-sutaḥ — cuya madre era Añjanā; kīkaṭeṣu — en la provincia de Gayā (Bihar); bhaviṣyati — ocurrirá.

TRADUCCIÓN

Luego, al comienzo de Kali-yuga, el Señor aparecerá como el Señor Buda, el hijo de Añjanā, en la provincia de Gayā, sólo con el propósito de engañar a aquellos que estén envidiosos del teísta fiel.

SIGNIFICADO

El Señor Buda, una poderosa encarnación de la Personalidad de Dios, apareció en la provincia de Gayā (Bihar) como el hijo de Añjanā, y predicó su propio concepto de no violencia, desaprobando incluso los sacrificios de animales que se sancionan en los Vedas. En la época en que el Señor Buda apareció, la generalidad de la gente era atea y prefería la carne animal a cualquier otra cosa. Bajo el pretexto de sacrificio védico, todo lugar se había convertido prácticamente en un matadero, y la gente se había entregado, sin restricción, a la matanza de animales. El Señor Buda predicó la no violencia, compadeciéndose de los pobres animales. Él predicó que no creía en los preceptos de los Vedas, e hizo énfasis en los efectos psicológicos adversos que la matanza de animales provocaba. Los hombres poco inteligentes de la era de Kali, que no tenían fe en Dios, siguieron su principio, y entre tanto fueron entrenados en la disciplina moral y la no violencia, pasos preliminares éstos para seguir adelante en el sendero hacia la comprensión de Dios. Él engañó a los ateos, pues esos ateos que siguieron sus principios no creían en Dios, pero mantuvieron absoluta fe en el Señor Buda, que de por sí era la encarnación de Dios. De esa manera, a la gente infiel se le hizo creer en Dios en la forma del Señor Buda. Ésa fue la misericordia del Señor Buda: él hizo que los infieles le fueran fieles a él.

Antes del advenimiento del Señor Buda, la matanza de animales era la característica más resaltante de la sociedad. La gente alegaba que se trataba de sacrificios védicos. Cuando los Vedas no se reciben a través de la sucesión discipular autoritativa, los lectores casuales de los Vedas son desencaminados por el lenguaje florido de ese sistema de conocimiento. En la Bhagavad-gītā se ha hecho un comentario acerca de esa clase de estudiosos necios (avipaścitaḥ). Los estudiosos necios de la literatura védica, que no se preocupan por recibir el mensaje trascendental a través de las trascendentales e iluminadas fuentes de la sucesión discipular, se confundirán con toda certeza. Ellos consideran que las ceremonias rituales lo son todo; no tienen ninguna profundidad de conocimiento. Según la Bhagavad-gītā (15.15): vedaiś ca sarvair aham eva vedyaḥ, todo el sistema de los Vedas tiene por objeto llevarlo a uno gradualmente hacia el sendero del Señor Supremo. Toda la materia de la literatura védica tiene por objeto conocer al Señor Supremo, al alma individual, la situación cósmica y la relación que hay entre todos esos factores. Cuando se conoce la relación, comienza la función relativa, y como resultado de dicha función, la meta máxima de la vida, o el ir de vuelta a Dios, se alcanza de la manera más fácil. Desdichadamente, desautorizados estudiosos de los Vedas quedan cautivados únicamente por las ceremonias purificatorias, y de esa forma se detiene el progreso natural.

Para esa clase de personas confundidas y de tendencias ateas, el Señor Buda es el emblema del teísmo. Por consiguiente, él quiso detener ante todo el hábito de matar animales. Los asesinos de animales son elementos peligrosos en el sendero que va de vuelta a Dios. Hay dos tipos de asesinos de animales. Al alma se la llama a veces el “animal” o el ser viviente. En consecuencia, tanto al matador de animales, como también aquellos que han perdido su identidad como almas, son asesinos de animales.

Mahārāja Parīkṣit dijo que únicamente el asesino de animales no puede saborear el mensaje trascendental del Señor Supremo. Por lo tanto, si la gente va a ser educada para ir por el sendero de Dios, debe enseñársele ante todo a detener el proceso de matar animales, como se mencionó anteriormente. Es absurdo decir que la matanza de animales no tiene nada que ver con la comprensión espiritual. En virtud de esa peligrosa teoría y por la gracia de Kali-yuga, han surgido muchos supuestos sannyāsīs que predican a favor de la matanza de animales, disfrazándola de los Vedas. El tema ya se ha discutido en la conversación que hubo entre el Señor Caitanya y el ulema Chand Kazi Shaheb. El sacrificio de animales que se expone en los Vedas es diferente de la matanza de animales sin restricción que se hace en el matadero. Debido a que los asuras o los presuntos estudiosos de las Escrituras védicas alegan como evidencia la matanza de animales que se indica en los Vedas, el Señor Buda negó superficialmente la autoridad de los Vedas. El Señor Buda adoptó esa posición de rechazo de los Vedas, para salvar a la gente del vicio de matar animales, así como también para salvar a los pobres animales de ser matados por sus hermanos mayores, que claman por la fraternidad universal, la paz, la justicia y la igualdad. No hay justicia cuando hay matanza de animales. El Señor Buda quiso detener esta última por completo, y, en consecuencia, su culto de ahiṁsā se propagó no sólo en la India, sino también fuera del país.

Técnicamente se dice que la filosofía del Señor Buda es atea, debido a que no reconoce al Señor Supremo, y debido a que ese sistema de filosofía negó la autoridad de los Vedas. Pero ése es un acto de camuflaje que realizó el Señor. El Señor Buda es la encarnación de Dios. Como tal, él es el expositor original del conocimiento védico, y, por ende, él no puede rechazar la filosofía védica. Pero él la rechazó externamente, porque los sura-dviṣ, o los demonios que siempre están envidiosos de los devotos de Dios, tratan de respaldar con las páginas de los Vedas la matanza de vacas o la matanza de animales, y esto lo están haciendo ahora los sannyāsīs modernizados. El Señor Buda tuvo que rechazar por completo la autoridad de los Vedas. Esto es simplemente una cuestión técnica, y de no haberlo sido, no se lo hubiera aceptado como la encarnacin de Dios. Ni tampoco habría sido adorado en las canciones trascendentales del poeta Jayadeva, que es un ācārya vaiṣṇava. A fin de restablecer la autoridad de los Vedas, el Señor Buda predicó los principios preliminares de los Vedas de una manera adecuada para el tiempo en cuestión (y eso mismo hizo Śaṅkarācārya). Por consiguiente, tanto el Señor Buda como Ācārya Śaṅkara le abrieron el camino al teísmo, y los ācāryas vaiṣṇavas - específicamente el Señor Śrī Caitanya Mahāprabhu - guiaron a la gente por la senda de la comprensión de cómo regresar a Dios.

Nos contenta el hecho de que la gente se esté interesando por el movimiento de no violencia del Señor Buda. Pero, ¿tomarán ellos el asunto muy en serio y cerrarán totalmente los mataderos de animales? Si no, el culto de ahiṁsā no tiene ningún sentido.

El Śrīmad-Bhāgavatam se compuso justo antes del comienzo de la era de Kali (hace unos cinco mil años), y el Señor Buda apareció hace unos dos mil seiscientos años. Por lo tanto, en el Śrīmad-Bhāgavatam se predice la aparición del Señor Buda. He ahí la autoridad de esta Escritura transparente. Hay muchas de esas profecías, y se están cumpliendo una tras otra. Ellas indicarán la excelsa posición del Śrīmad-Bhāgavatam, que carece de todo vestigio de error, ilusión, engaño e imperfección - los cuatro defectos de todas las almas condicionadas -. Las almas liberadas están por encima de esos defectos; Por consiguiente, pueden ver y predecir cosas que van a suceder en lejanas fechas futuras. (S.B. 1º, Cap. 3, V. 24, págs. 148-151).

Carácter de los Ateos:

TEXTO 4

iJaøPa[aYa& VYavôTa& Xaa#yiMaé[& c SaaEôdMa( )
iPaTa*MaaTa*Sauôd(>a]aTa*dMPaTaqNaa& c k-Lk-NaMa( )) 4 ))

jihma-prāyaṁ vyavahṛtaṁ
śāṭhya-miśraṁ ca sauhṛdam
pitṛ-mātṛ-suhṛd-bhrātṛ-
dam-patīnāṁ ca kalkanam


jihma-prāyam — engaño; vyavahṛtam — en todas las transacciones ordinarias; śāṭhya — duplicidad; miśram — adulterados con; ca — y; sauhṛdam — respecto a bienquerientes y amigos; pitṛ — padre; mātṛ — madre; suhṛt — bienquerientes; bhrātṛ — el propio hermano de uno; dam-patīnām — respecto al esposo y la esposa; ca — también; kalkanam — rencillas mutuas.

TRADUCCIÓN

Todas las transacciones y tratos ordinarios se contaminaron con el engaño, incluso entre amigos. Y en las relaciones familiares siempre había malos entendidos entre el padre, la madre y los hijos, entre bienquerientes y entre hermanos. Incluso entre esposo y esposa siempre había riña y tensión.

SIGNIFICADO

El ser viviente condicionado está dotado de cuatro principios de mala conducta, a saber: los errores, la demencia, la incapacidad y el engaño. Éstos son signos de imperfección, y de los cuatro, la propensión a engañar a los demás es de lo más resaltante. Ese hábito de engañar existe en las almas condicionadas, porque éstas principalmente se encuentran en el mundo material imbuidas de un deseo antinatural de enseñorearse de él. El ser viviente en su estado puro no está condicionado por las leyes, porque en ese estado está consciente de que se halla eternamente supeditado al Ser Supremo, y que, por ende, siempre es bueno para él permanecer supeditado, en vez de tratar de enseñorearse falsamente de la propiedad del Señor Supremo. En el estado condicionado, el ser viviente no se satisface ni siquiera si de hecho se vuelve el señor de todo lo que ve - cosa que nunca ocurre - , y, en consecuencia, es víctima de toda clase de engaños, incluso en sus relaciones con sus parientes más cercanos e íntimos. En un estado de cosas tan insatisfactorio como ése no hay armonía, ni siquiera entre padres e hijos o entre esposo y esposa. Pero todas esas dificultades conflictivas pueden ser mitigadas por un proceso, y éste es el servicio devocional del Señor. El mundo de hipocresía puede ser contenido únicamente si se lo contrarresta a través del servicio devocional del Señor, y con nada más. Mahārāja Yudhiṣṭhira, habiendo observado las disparidades, conjeturó que el Señor había desaparecido de la Tierra. (S.B. 1º, Cap. 14, V. 4, págs. 692-693).

Carácter de los Ateos, de los líderes de la sociedad:

TEXTO 16

k-ae va >aGavTaSTaSYa Pau<Yaëaeke-@yk-MaR<a" )
éuiÖk-aMaae Na é*<auYaaÛXa" k-il/Mal/aPahMa( )) 16 ))

ko vā bhagavatas tasya
puṇya-ślokeḍya-karmaṇaḥ
śuddhi-kāmo na śṛṇuyād
yaśaḥ kali-malāpaham


kaḥ — quien; vā — más bien; bhagavataḥ — del Señor; tasya — Su; puṇya — virtuoso; śloka-īḍya — a quien se puede adorar mediante oraciones; karmaṇaḥ — actos; śuddhi-kāmaḥ — deseando liberarse de todos los pecados; na — no; śṛṇuyāt — oye; yaśaḥ — glorias; kali — de la era de la riña; mala-apaham — el agente de santificación.

TRADUCCIÓN

¿Acaso hay alguien que, deseando liberarse de los vicios de la era de riña, no esté dispuesto a oír hablar de las virtuosas glorias del Señor?

SIGNIFICADO

La era de Kali es la más condenada de todas las eras, por sus características conflictivas. Kali-yuga está tan saturada de hábitos viciosos, que hasta por el más ligero malentendido ocurre una gran pelea. Aquellos que están dedicados al servicio devocional puro del Señor, que no tienen ningún deseo de engrandecimiento personal y que están libres de los efectos de las acciones fruitivas y de las áridas especulaciones filosóficas, son capaces de escaparse de las desavenencias de esta complicada era. Los líderes de la gente están sumamente ansiosos de vivir en una atmósfera de paz y amistad, pero no tienen información del sencillo método de oír hablar de las glorias del Señor. Por el contrario, dichos líderes se oponen a la propagación de las glorias del Señor. En otras palabras, los necios líderes quieren negar por completo la existencia del Señor. En nombre del Estado seglar, esos líderes hacen diversos planes cada año. Mas, debido a las insuperables complejidades de la naturaleza material del Señor, todos esos planes para el progreso están siendo frustrados constantemente. Ellos no tienen ojos para ver que sus intentos de establecer la paz y la amistad están fracasando. Pero he aquí la clave para salvar el obstáculo. Si queremos verdadera paz, debemos abrir el camino hacia la comprensión del Supremo Señor Kṛṣṇa, y glorificarlo a Él por Sus virtuosas actividades, tal como éstas se describen en las páginas del Śrīmad-Bhāgavatam. (S.B. 1º, Cap. 1, V. 16, págs. 67-68).

Ateos castigados por la naturaleza/ Los Ateos están condenados:

TEXT 1

p NaMaae >aGavTae vaSaudevaYa
JaNMaaÛSYa YaTaae_NvYaaidTarTaêaQaeRZvi>aj" Svra$(
TaeNae b]ø ôda Ya Aaidk-vYae MauùiNTa YaTSaUrYa" )
TaeJaaevairMa*da& YaQaa iviNaMaYaae Ya}a i}aSaGaaeR_Ma*za
DaaMana SveNa Sada iNarSTaku-hk&- SaTYa& Par& DaqMaih )) 1 ))

oṁ namo bhagavate vāsudevāya
janmādy asya yato 'nvayād itarataś cārtheṣv abhijñaḥ svarāṭ
tene brahma hṛdā ya ādi-kavaye muhyanti yat sūrayaḥ
tejo-vāri-mṛdāṁ yathā vinimayo yatra tri-sargo 'mṛṣā
dhāmnā svena sadā nirasta-kuhakaṁ satyaṁ paraṁ dhīmahi


om — ¡oh, mi Señor!; namaḥ — ofreciendo mis reverencias; bhagavate — a la Personalidad de Dios; vāsudevāya — a Vāsudeva (el hijo de Vasudeva), o el Señor Śrī Kṛṣṇa, el Señor primordial; janma-ādi — creación, conservación y destrucción; asya — de los universos manifestados; yataḥ — de quien; anvayāt — directamente; itarataḥ — indirectamente; ca — y; artheṣu — propósitos; abhijñaḥ — plenamente consciente; sva-rāṭ — totalmente independiente; tene — impartió; brahma — el conocimiento védico; hṛdā — la conciencia del corazón; yaḥ — aquel que; ādi-kavaye — al primer ser creado; muhyanti — están engañados; yat — respecto al cual; sūrayaḥ — grandes sabios y semidioses; tejaḥ — fuego; vāri — agua; mṛdām — tierra; yathā — tanto como; vinimayaḥ — acción y reacción; yatra — con lo cual; tri-sargaḥ — las tres modalidades de la creación, las facultades creadoras; amṛṣā — casi real; dhāmnā — junto con todos los enseres trascendentales; svena — de forma autosuficiente; sadā — siempre; nirasta — negación por la ausencia de; kuhakam — ilusión; satyam — verdad; param — absoluta; dhīmahi — yo medito en.

TRADUCCIÓN

¡Oh, mi Señor, Śrī Kṛṣṇa, hijo de Vasudeva!, ¡oh, Personalidad de Dios omnipresente!, a Ti Te ofrezco mis respetuosas reverencias. Yo medito en el Señor Śrī Kṛṣṇa, porque Él es la Verdad Absoluta y la causa primordial de todas las causas de la creación, conservación y destrucción de los universos manifestados. Él está directa e indirectamente consciente de todas las manifestaciones, y es independiente, pues no existe ninguna otra causa más allá de Él. En el principio fue únicamente Él quien impartió el conocimiento védico en el corazón de Brahmājī, el ser viviente original. Él hace que hasta los grandes sabios y semidioses se engañen, tal como a uno lo confunden las representaciones ilusorias del agua que se ven en el fuego, o de la tierra que se ve en el agua. Únicamente debido a Él, los universos materiales, manifestados temporalmente por las reacciones de las tres modalidades de la naturaleza, parecen reales, aunque son irreales. Por consiguiente, yo medito en Él, el Señor Śrī Kṛṣṇa, quien existe eternamente en la morada trascendental, la cual siempre está libre de las representaciones ilusorias del mundo material. Yo medito en Él, pues Él es la Verdad Absoluta.

SIGNIFICADO

Las reverencias a la Personalidad de Dios, Vāsudeva, denotan directamente al Señor Śrī Kṛṣṇa, quien es el divino hijo de Vasudeva y Devakī. Este hecho se explicará más explícitamente en el texto de esta obra. Śrī Vyāsadeva afirma aquí que Śrī Kṛṣṇa es la Personalidad de Dios original, y que todas las demás son Sus porciones plenarias directas o indirectas, o bien porciones de la porción. Śrīla Jīva Gosvāmī, en su Kṛṣṇa-sandarbha, ha explicado el tema en cuestión de una forma aún más explícita. Y Brahmā, el ser viviente original, en su tratado llamado Brahma-saṁhitā, ha explicado sustancialmente el tema que trata de Śrī Kṛṣṇa. En el Sāma-veda Upaniṣad, también se declara que el Señor Śrī Kṛṣṇa es el divino hijo de Devakī. Por lo tanto, en esta oración, la primera proposición sostiene que el Señor Śrī Kṛṣṇa es el Señor primordial, y si ha de entenderse que existe alguna nomenclatura trascendental propia de la Absoluta Personalidad de Dios, ha de ser el nombre indicado por la palabra Kṛṣṇa, que significa “el supremamente atractivo”. En muchos lugares de la Bhagavad-gītā, el Señor afirma que Él es la Personalidad de Dios original, y esto lo confirma Arjuna, y también grandes sabios, tales como Nārada, Vyāsa, y muchos otros. En el Padma Purāṇa también se declara que, de los innumerables nombres del Señor, el nombre de Kṛṣṇa es el principal. Vāsudeva denota la porción plenaria de la Personalidad de Dios, y todas las diferentes formas del Señor, siendo idénticas a Vāsudeva, se indican en este texto. El nombre Vāsudeva denota en particular al divino hijo de Vasudeva y Devakī. Los paramahaṁsas, que son aquellos miembros de la orden de vida de renuncia que se han perfeccionado, siempre meditan en Kṛṣṇa.

Vāsudeva, o el Señor Śrī Kṛṣṇa, es la causa de todas las causas. Todo lo que existe emana del Señor. La manera en que ello ocurre, se explica en capítulos posteriores de esta obra. Mahāprabhu Śrī Caitanya ha descrito esta obra como el Purāṇa inmaculado, debido a que contiene la narración trascendental acerca de la Personalidad de Dios, Śrī Kṛṣṇa. La historia del Śrīmad-Bhāgavatam también es muy gloriosa. Fue recopilado por Śrī Vyāsadeva, después de éste haber alcanzado la madurez en el conocimiento trascendental. Él lo escribió bajo las instrucciones de Śrī Nāradajī, su maestro espiritual. Vyāsadeva recopiló toda la literatura védica, que contiene las cuatro divisiones de los Vedas, los Vedānta-sūtras (o los Brahma-sūtras), los Purāṇas, el Mahābhārata, etc. Mas, no obstante, no estaba satisfecho con ello. Nārada, su maestro espiritual, advirtió su descontento, y, por lo tanto, le aconsejó que escribiera acerca de las actividades trascendentales del Señor Śrī Kṛṣṇa. Esas actividades trascendentales se describen específicamente en el Décimo Canto de esta obra. Pero, a fin de poder llegar hasta su propia esencia, uno tiene que proceder gradualmente, mediante el desarrollo de conocimiento de las categorías.

Es natural que una mente filosófica quiera saber del origen de la creación. De noche ve las estrellas en el cielo, y naturalmente especula acerca de sus habitantes. Esa clase de preguntas son naturales en el hombre, pues éste tiene una conciencia desarrollada, más elevada que la de los animales. El autor del Śrīmad-Bhāgavatam da una respuesta directa a esas preguntas. Él dice que el Señor Śrī Kṛṣṇa es el origen de todas las creaciones. No sólo es el creador del universo, sino también el destructor del mismo. Por la voluntad del Señor, la naturaleza cósmica manifestada es creada en un cierto período, es conservada por algún tiempo, y luego, también por la voluntad de Él, es aniquilada. Por consiguiente, la voluntad suprema se halla tras todas las actividades cósmicas. Desde luego que existen ateos de varias categorías que no creen en un creador, pero ello se debe a un escaso acopio de conocimiento. Por ejemplo, el científico moderno ha creado satélites espaciales, y mediante uno que otro dispositivo estos satélites son lanzados al espacio sideral, a volar por algún tiempo bajo el control del científico, que se encuentra muy lejos de ellos. De igual modo, todos los universos, con sus innumerables estrellas y planetas, los controla la inteligencia de la Personalidad de Dios.

En las Escrituras védicas se dice que la Verdad Absoluta, la Personalidad de Dios, es la principal de todas las personalidades vivientes. Todos los seres vivientes, desde Brahmā, el primer ser creado, hasta la más pequeña de las hormigas, son seres vivientes individuales. Por encima de Brahmā existen incluso otros seres vivientes con capacidades individuales, y también la Personalidad de Dios es un ser viviente de ese tipo. Y Él es un individuo, tal como también lo son los demás seres vivientes. Pero el Señor Supremo, o el ser viviente supremo, tiene la mayor inteligencia, y posee las más inconcebibles energías de toda clase de diferentes variedades. Si el cerebro de un hombre puede producir un satélite espacial, uno puede imaginar muy fácilmente cómo cerebros más elevados que los del hombre pueden producir cosas igual de maravillosas y muy superiores. La persona sensata aceptará fácilmente este argumento, pero hay ateos obstinados que jamás estarán de acuerdo. Sin embargo, Śrīla Vyāsadeva acepta de inmediato que la inteligencia suprema es el parameśvara. Él le ofrece sus respetuosas reverencias a la inteligencia suprema, a quien se le da el tratamiento de para, o parameśvara, o Suprema Personalidad de Dios. Y ese parameśvara es Śrī Kṛṣṇa, como se reconoce en la Bhagavad-gītā y otras Escrituras presentadas por Śrī Vyāsadeva, y específicamente en este Śrīmad-Bhāgavatam. En la Bhagavad-gītā, el Señor dice que no existe ningún otro para-tattva (summum bonum) aparte de Él mismo. Por consiguiente, Śrī Vyāsadeva adora de inmediato al para-tattva, Śrī Kṛṣṇa, cuyas actividades trascendentales se describen en el Décimo Canto.

Algunas personas inescrupulosas van inmediatamente al Décimo Canto, y especialmente a los cinco capítulos que describen la danza rāsa del Señor. Esa porción del Śrīmad-Bhāgavatam es la parte más íntima de esta gran obra literaria. A menos que uno esté totalmente versado en el conocimiento trascendental del Señor, es seguro que entenderá equivocadamente los venerables pasatiempos trascendentales del Señor conocidos con el nombre de la danza rāsa, y Sus amoríos con las gopīs. Este tema es altamente espiritual, y sólo las personas liberadas que han llegado gradualmente a la etapa de paramahaṁsa, pueden saborear de modo trascendental esa danza rāsa. Por lo tanto, Śrīla Vyāsadeva le da al lector la oportunidad de desarrollar de manera paulatina su comprensión espiritual, antes de saborear de hecho la esencia de los pasatiempos del Señor. En consecuencia, él invoca a propósito un mantra Gāyatrī, dhīmahi. Este mantra Gāyatrī está hecho para la gente adelantada espiritualmente. Cuando uno canta con éxito el mantra Gāyatrī, puede entender la posición trascendental del Señor. De manera que, uno debe adquirir cualidades brahmínicas o encontrarse perfectamente situado bajo la cualidad de la bondad, para poder cantar con éxito el mantra Gāyatrī y alcanzar luego la etapa en la que comprenda trascendentalmente al Señor, Su nombre, Su fama, Sus cualidades, etc.

El Śrīmad-Bhāgavatam es la narración acerca del svarūpa del Señor que Su potencia interna manifiesta, y esta potencia se diferencia de la potencia externa que ha manifestado al mundo cósmico, el cual está al alcance de nuestra experiencia. En este śloka, ŚrīlaVyāsadeva hace una clara distinción entre las dos. Śrī Vyāsadeva dice aquí que la potencia interna manifestada es real, mientras que la energía externa manifestada en la forma de la existencia material, es únicamente temporal e ilusoria, como el espejismo que aparece en el desierto. En el espejismo del desierto no hay verdadera agua, sino únicamente la apariencia de agua. El agua verdadera se encuentra en algún otro lugar. La creación cósmica manifestada parece la realidad, pero no es más que una sombra de ella, pues la realidad se encuentra en el mundo espiritual. La Verdad Absoluta está en el cielo espiritual, no en el cielo material. En el cielo material, todo es verdad relativa, es decir, una verdad depende de alguna otra cosa. Esta creación cósmica es el resultado de la interacción de las tres modalidades de la naturaleza, y las manifestaciones temporales están creadas de forma tal que le presenten una ilusión de la realidad a la mente confundida del alma condicionada, quien aparece en muchísimas especies de vida, incluso entre los semidioses superiores, tales como Brahmā, Indra, Candra, etc. De hecho, no existe realidad en el mundo manifestado. Sin embargo, parece haber realidad, a causa de la verdadera realidad que existe en el mundo espiritual, en donde la Personalidad de Dios existe eternamente con Sus enseres trascendentales.

El ingeniero en jefe de una complicada construcción no participa personalmente en la misma, pero conoce cada rincón y escondrijo de ella, porque todo se hace bajo su dirección. Él conoce todo lo referente a dicha construcción, tanto directa como indirectamente. De forma similar, la Personalidad de Dios, que es el ingeniero supremo de esta creación cósmica, conoce cada rincón y escondrijo de ella, aunque los asuntos los llevan a cabo los semidioses. En la creación material, desde Brahmā hasta la insignificante hormiga, nadie es independiente. La mano del Señor se ve por doquier. Todos lo elementos materiales, así como también todas las chispas espirituales, emanan únicamente de Él. Y todo lo que se crea en este mundo material no es más que la interacción de dos energías, la material y la espiritual, que emanan de la Verdad Absoluta, la Personalidad de Dios, Śrī Kṛṣṇa. Un químico puede producir agua en el laboratorio químico, mezclando hidrógeno y oxígeno. Mas, en realidad, la entidad viviente trabaja en el laboratorio bajo la dirección del Señor Supremo, y los materiales con los que trabaja, también los proporciona el Señor. El Señor conoce todo directa e indirectamente, está consciente de todos los detalles diminutos, y es completamente independiente. De Él se dice que se asemeja a una mina de oro, y las creaciones cósmicas, que tiene tantas formas diferentes, se asemejan a objetos hechos de ese oro, como anillos, collares, etc. El anillo de oro y el collar de oro son cualitativamente iguales que el oro de la mina, pero cuantitativamente el oro de la mina es diferente. Por lo tanto, la Verdad Absoluta es simultáneamente idéntica y diferente. Nada es absolutamente igual a la Verdad Absoluta, pero, al mismo tiempo, nada es independiente de la Verdad Absoluta.

Todas las almas condicionadas están creando - desde Brahmā, el ingeniero de todo el universo, hasta la insignificante hormiga - , pero ninguna de ellas es independiente del Señor Supremo. El materialista piensa equivocadamente que no hay ningún creador aparte de él mismo. Esto se denomina māyā, o ilusión. A causa de su escaso acopio de conocimiento, el materialista no puede ver más allá del alcance de sus imperfectos sentidos, y, en consecuencia, piensa que la materia adopta su propia forma automáticamente, sin la ayuda de una inteligencia superior. ŚrīlaVyāsadeva refuta eso en este śloka: “Como el todo completo, o la Verdad Absoluta, es la fuente de todo, nada puede ser independiente del cuerpo de la Verdad Absoluta”. Todo lo que le ocurre al cuerpo, llega a ser conocido rápidamente por el que está dentro del cuerpo. De igual manera, la creación es el cuerpo del todo absoluto, y, por ende, el Absoluto conoce directa e indirectamente todo lo que ocurre en la creación.

En el śruti-mantra, también se declara que el todo absoluto, o Brahman, es la fuente última de todas las cosas. Todo emana de Él y todo es mantenido por Él, y al final, todo entra en Él. Ésa es la ley de la naturaleza. En el smṛti-mantra se confirma lo mismo. Se dice que la Verdad Absoluta, o Brahman, es la fuente de donde todo emana al comienzo del milenio de Brahmā, y el depósito en el que todo finalmente entra. Los científicos materialistas dan por sentado que el Sol es la fuente máxima del sistema planetario, pero son incapaces de explicar la fuente del Sol. Aquí se explica la fuente máxima. De acuerdo con las Escrituras védicas, Brahmā, que puede decirse que es como el Sol, no es el creador último. En este śloka se declara que la Personalidad de Dios le enseñó el conocimiento védico a Brahmā. Uno podría argüir que Brahmā, siendo el ser viviente original, no podía ser inspirado, porque en esa época no había ningún otro ser viviente. Aquí se declara que el Señor Supremo inspiró a Brahmā, el creador secundario, para que Brahmā pudiera desempeñar sus funciones creadoras. De manera que, la inteligencia suprema que se encuentra detrás de todas las creaciones, es Śrī Kṛṣṇa, la Divinidad Absoluta. En la Bhagavad-gītā, el Señor Śrī Kṛṣṇa declara que únicamente Él supervisa la energía creadora, prakṛti, que constituye la totalidad de la materia. Por eso, Śrī Vyāsadeva no adora a Brahmā, sino al Señor Supremo, que es quien guía a Brahmā en sus actividades creadoras. En este śloka, las palabras abhijñaḥ y svarāṭ, en particular, son muy significativas. Estas dos palabras distinguen al Señor Supremo de todas las demás entidades vivientes. Ninguna otra entidad viviente es ni abhijñaḥ ni svarāṭ. Es decir, nadie está plenamente consciente, ni nadie es totalmente independiente. Hasta Brahmā tiene que meditar en el Señor Supremo para poder crear. ¡Qué decir, entonces, de los grandes científicos como Einstein! Desde luego, la inteligencia de un científico como ése no es producto de ningún ser humano. Los científicos no pueden fabricar un cerebro como ése, y, ¿qué decir de los tontos ateos que desafían la autoridad del Señor? Aun los impersonalistas māyāvādīs que se jactan de que pueden volverse uno con el Señor, no son ni abhijñaḥ ni svarāṭ. Esos impersonalistas se someten a severas austeridades, para adquirir el conocimiento con el cual volverse uno con el Señor. Pero, finalmente, se vuelven dependientes de algún discípulo rico que les provee de dinero para construir monasterios y templos. Ateos como Rāvaṇa o Hiraṇyakaśipu tuvieron que someterse a severas penitencias antes de que pudieran burlarse de la autoridad del Señor. Pero, en fin de cuentas, se hizo que fueran impotentes, y no pudieron salvarse cuando el Señor apareció ante ellos en forma de la cruel muerte. Esto es lo que ocurre también con los ateos modernos que se atreven a burlarse de la autoridad del Señor. Dichos ateos serán tratados de forma similar, pues la historia siempre se repite. Cada vez que los hombres desdeñan la autoridad del Señor, la naturaleza y sus leyes se encargan de castigarlos. Esto se confirma en la Bhagavad-gītā, en el conocido verso yadā yadā hi dharmasya glāniḥ. “Cuando quiera que hay una declinación del dharma y un aumento del adharma, ¡oh, Arjuna!, en ese momento Yo Me encarno” (Bg. 4.7).

En todos los śruti-mantras se confirma que el Señor Supremo es supremamente perfecto. Se dice en los śruti-mantras que el sumamente perfecto Señor lanzó una mirada sobre la materia, y creó así a todos los seres vivientes. Los seres vivientes son partes integrales del Señor, y Él impregna de semillas de chispas espirituales a la vasta creación material, y de esa manera las energías creadoras son puestas en movimiento para realizar las muchas y maravillosas creaciones. Un ateo podría argüir que Dios no es más experto que un relojero, pero por supuesto que Dios es más grande, ya que Él puede crear máquinas en formas dobles, masculinas y femeninas. Las formas masculinas y femeninas de los diferentes tipos de maquinarias continúan produciendo innumerables máquinas similares, sin la necesidad de la atención adicional de Dios. Si un hombre pudiera fabricar un conjunto semejante de máquinas que pudieran producir otras máquinas sin su atención, podría entonces acercarse a la inteligencia de Dios. Pero eso no es posible, pues cada máquina tiene que ser manipulada individualmente. En consecuencia, nadie puede crear tan bien como Dios. Otro nombre de Dios es asamordhva, que significa que nadie es igual ni más grande que Él. Paraṁ satyam, o la Verdad Suprema, es Aquel ante el cual nadie es igual ni superior. Esto se confirma en los śruti-mantras. Se dice que antes de la creación del universo material existía únicamente el Señor, quien es el amo de todos. Ese Señor instruyó a Brahmā en lo referente al conocimiento védico. Ese Señor tiene que ser obedecido en todo aspecto. Cualquiera que desee deshacerse del enredo material, debe entregarse a Él. Esto también se confirma en la Bhagavad-gītā.

A menos que uno se entregue a los pies de loto del Señor Supremo, es seguro que estará confundido. Cuando un hombre inteligente se entrega a los pies de loto de Kṛṣṇa y entiende completamente que Kṛṣṇa es la causa de todas las causas, como se confirma en la Bhagavad-gītā, sólo entonces puede un hombre así de inteligente volverse un mahātmā, o una gran alma. Pero un alma tan grande se ve muy rara vez. Sólo los mahātmās pueden entender que el Señor Supremo es la causa primordial de toda las creaciones. Él es parama, o la verdad última, porque todas las demás verdades están relacionadas con Él. Él es omnisciente. Para Él no existe ilusión alguna.

Algunos eruditos māyāvādīs arguyen que el Śrīmad-Bhāgavatam no fue recopilado por Śrī Vyāsadeva, y otros sugieren que este libro es una creación moderna, escrita por un tal Vopadeva. Para refutar semejantes argumentos insensatos, Śrī Śrīdhara Svāmī señala que en muchos de los Purāṇas más antiguos se hace referencia al Bhāgavatam. Este primer śloka del Bhāgavatam comienza con el mantra Gāyatrī. En el Matsya Purāṇa, que es el más antiguo de todos los Purāṇas, se hace referencia a esto. En relación con el mantra Gāyatrī del Bhāgavatam, en ese Purāṇa se dice que existen muchas narraciones de instrucciones espirituales que comienzan con el mantra Gāyatrī. Y existe la historia de Vṛtrāsura. Todo aquel que regale esta gran obra en un día de luna llena, alcanzará la perfección más elevada de la vida, que consiste en regresar a Dios. También se hace referencia al Bhāgavatam en otros Purāṇas, en los que se afirma claramente que esta obra fue completada en doce cantos, que comprenden dieciocho mil ślokas. En el Padma Purāṇa también se hace referencia al Bhāgavatam, en una conversación entre Gautama y Mahārāja Ambarīṣa. Allí se le aconsejó al Rey que, si deseaba liberarse del cautiverio material, leyera regularmente el Śrīmad-Bhāgavatam. Ante tales circunstancias, no hay duda respecto a la autoridad del Bhāgavatam. En los últimos quinientos años, muchos eruditos sabios y ācāryas, tales como Jīva Gosvāmī, Sanātana Gosvāmī, Viśvanātha Cakravartī, Vallabhācārya, y muchos otros distinguidos eruditos, incluso después de la época del Señor Caitanya, elaboraron detallados comentarios acerca del Bhāgavatam. El estudiante sincero haría bien en tratar de examinarlos, para saborear con mayor deleite los mensajes trascendentales.

Śrīla Viśvanātha Cakravartī Ṭhākura trata específicamente la psicología sexual original y pura (ādi-rasa), despojada de toda embriaguez mundana. Toda la creación material se mueve bajo el principio de la vida sexual. En la civilización moderna, la vida sexual es el punto focal de todas las actividades. Adondequiera que uno mire, ve que la vida sexual es lo preponderante. Por consiguiente, la vida sexual no es irreal. Su realidad se experimenta en el mundo espiritual. La vida sexual material no es más que un reflejo pervertido del hecho original. El hecho original se halla en la Verdad Absoluta, y por eso la Verdad Absoluta no puede ser impersonal. No es posible ser impersonal y contener vida sexual pura. De manera que, los filósofos impersonalistas le han dado un impulso indirecto a la abominable vida sexual mundana, por haber hecho demasiado énfasis en el carácter impersonal de la verdad última. Como consecuencia de ello, el hombre ha aceptado la pervertida vida sexual como lo máximo que existe, por no tener información de la verdadera forma espiritual de la vida sexual. Existe una diferencia entre la vida sexual en la enferma condición material, y la vida sexual espiritual.
Este Śrīmad-Bhāgavatam elevará gradualmente al lector imparcial a la más elevada y perfecta etapa de la trascendencia. Lo capacitará para trascender las tres modalidades de las actividades materiales: las acciones fruitivas, la filosofía especulativa y la adoración de deidades funcionales tal como se inculca en los versos védicos. (S.B. 1º, Cap. 1, V. 1, págs. 39-46).

Ateos como clase de hombres:

TEXT 40

TvMaPYad>a]é[uTa ivé[uTa& iv>aae"
SaMaaPYaTae YaeNa ivda& bu>auiTSaTaMa( )
Pa[a:Yaaih du"%EMauRhuridRTaaTMaNaa&
Sa&©e-XaiNavaR<aMauXaiNTa NaaNYaQaa )) 40 ))

tvam apy adabhra-śruta viśrutaṁ vibhoḥ
samāpyate yena vidāṁ bubhutsitam
prākhyāhi duḥkhair muhur arditātmanāṁ
saṅkleśa-nirvāṇam uśanti nānyathā


tvam — tú, buen alma; api — también; adabhra — vasto; śruta — Escrituras védicas; viśrutam — has oído también; vibhoḥ — del Todopoderoso; samāpyate — satisfecho; yena — por el cual; vidām — de los eruditos; bubhutsitam — que siempre desean adquirir conocimiento trascendental; prākhyāhi — describe; duḥkhaiḥ — por los sufrimientos; muhuḥ — siempre; ardita-ātmanām — las masas de gente que sufre; saṅkleśa — sufrimientos; nirvāṇam — mitigación; uśanti na — no se escapan de; anyathā — por otros medios.

TRADUCCIÓN

Así pues, describe por favor las actividades del Todopoderoso Señor que has aprendido con tu vasto conocimiento de los Vedas, pues eso satisfará los anhelos de grandes eruditos, y al mismo tiempo mitigará los sufrimiento de las masas de gente común, que siempre están padeciendo los tormentos materiales. En verdad, no hay otra manera de escaparse de esos sufrimientos.

SIGNIFICADO

Śrī Nārada Muni, sobre la base de la experiencia práctica, afirma rotundamente que la solución principal de todos los problemas del trabajo material, consiste en difundir muy ampliamente las glorias trascendentales del Señor Supremo. Hay cuatro clases de hombres buenos, y también hay cuatro clases de hombres malos. Las cuatro clases de hombres buenos reconocen la autoridad del Todopoderoso Dios, y, en consecuencia, se refugian intuitivamente en el Señor (1) cuando están en dificultades, (2) cuando están necesitados de dinero, (3) cuando están adelantados en la adquisición de conocimiento, y (4) cuando están interesados en saber muchísimo más acerca de Dios. Por eso, Nāradajī le aconseja a Vyāsadeva que difunda el conocimiento trascendental de Dios en términos del vasto conocimiento védico que ya había adquirido.

En lo que respecta a los hombres malos, también son cuatro en total: (1) aquellos que simplemente están adictos a la modalidad del trabajo fruitivo progresivo y, en consecuencia, están sujetos a los sufrimientos que lo acompañan; (2) aquellos que simplemente están adictos al trabajo vicioso en aras de la satisfacción de los sentidos y que, entonces, sufren las consecuencias de ello; (3) aquellos que están muy adelantados en la adquisición de conocimiento desde el punto de vista material, pero que sufren por no tener la sensatez de reconocer la autoridad del Señor Todopoderoso; y (4) la clase de hombres conocidos como ateos y que, por lo tanto, odian intencionalmente el mismo nombre de Dios, aunque siempre se hallan en dificultades.

Śrī Nāradajī le aconsejó a Vyāsadeva que describiera las glorias del Señor, tan sólo para hacerles el bien a todas la ocho clases de hombres, tanto buenos como malos. Por consiguiente, el Śrīmad-Bhāgavatam no está hecho para ninguna clase de hombres o secta en particular. Es para el alma sincera que verdaderamente quiere su propio bienestar y tranquilidad de espíritu. (S.B. 1º, Cap. 5, V. 40, págs. 258-260).

Ateos como materialistas:

TEXTO 19

ke-icd( ivk-LPavSaNaa AahuraTMaaNaMaaTMaNa" )
dEvMaNYae_Pare k-MaR Sv>aavMaPare Pa[>auMa( )) 19 ))

kecid vikalpa-vasanā
āhur ātmānam ātmanaḥ
daivam anye 'pare karma
svabhāvam apare prabhum


kecit — algunos de ellos; vikalpa-vasanāḥ — aquellos que niegan toda clase de dualidades; āhuḥ — declaran; ātmānam — el propio yo; ātmanaḥ — del yo; daivam — sobrehumano; anye — otros; apare — algún otro; karma — actividad; svabhāvam — naturaleza material; apare — muchas otras; prabhum — autoridades.

TRADUCCIÓN

Algunos de los filósofos que niegan toda clase de dualidades, declaran que el propio yo es el responsable de la felicidad y aflicción de uno. Otros dicen que unos poderes sobrehumanos son los responsables, mientras que otros más dicen que la actividad es la responsable, y los muy materialistas sostienen que la naturaleza es la causa última.

SIGNIFICADO

Como se dijo antes, filósofos tales como Jaimini y sus seguidores establecen que la actividad fruitiva es la causa fundamental de toda aflicción y felicidad, y que incluso si hay una autoridad superior, algún poderoso Dios o dioses sobrehumanos, Él o ellos también se encuentran bajo la influencia de la actividad fruitiva, porque, según la acción de uno, ellos recompensan con el resultado. Ellos dicen que la acción no es independiente, ya que ésta la lleva a cabo un ejecutor; por lo tanto, el propio ejecutor es la causa de su propia felicidad o aflicción. También en la Bhagavad-gītā (6.5) se confirma que la mente de uno, libre del afecto material, puede liberarnos de los sufrimientos de los tormentos materiales. De modo que, uno no debe enredarse en la materia con los afectos materiales de la mente. Es así como la propia mente de uno es amiga o enemiga en la felicidad o la aflicción materiales.

Los sāṅkhyaístas, que son materialistas y ateos, concluyen que la naturaleza material es la causa de todas las causas. Según ellos, las combinaciones de los elementos materiales son la causa de la felicidad y aflicción material, y la desintegración de la materia es la causa que libera de todos los tormentos materiales. Gautama y Kaṇāda declaran que la combinación de los átomos es la causa de todo, e impersonalistas tales como Aṣṭāvakra descubren que la refulgencia espiritual del Brahman es la causa de todas las causas. Pero en la Bhagavad-gītā, el propio Señor declara que Él es la fuente del Brahman impersonal, y, en consecuencia, Él, la Personalidad de Dios, es la causa fundamental de todas las causas. En la Brahma-saṁhitā también se confirma que el Señor Kṛṣṇa es la causa fundamental de todas las causas. (S.B. 1º, Cap. 17, V. 19, págs. 845-846).

Ateos como partes separadas de Dios:

TEXT 20

wd& ih ivì& >aGavaiNaveTarae
YaTaae JaGaTSQaaNaiNaraeDaSaM>ava" )
TaiÖ SvYa& ved >ava&STaQaaiPa Tae
Pa[adeXaMaa}a& >avTa" Pa[diXaRTaMa( )) 20 ))

idaṁ hi viśvaṁ bhagavān ivetaro
yato jagat-sthāna-nirodha-sambhavāḥ
tad dhi svayaṁ veda bhavāṁs tathāpi te
prādeśa-mātraṁ bhavataḥ pradarśitam


idam — este; hi — todo; viśvam — cosmos; bhagavān — el Señor Supremo; iva — prácticamente el mismo; itaraḥ — diferente de; yataḥ — de quien; jagat — los mundos; sthāna — existen; nirodha — aniquilación; sambhavāḥ — creación; tat hi — todo acerca de; svayam — personalmente; veda — sabe; bhavān — tu buena persona; tathā api — aun así; te — a ti; prādeśa-mātram — sólo una sinopsis; bhavataḥ — a ti; pradarśitam — explicado.

TRADUCCIÓN

El propio Señor Supremo, la Personalidad de Dios, es este cosmos, y aun así está apartado de él. Esta manifestación cósmica ha emanado de Él únicamente, descansa en Él, y entra en Él después de la aniquilación. Tu buena persona conoce todo lo relacionado con esto. Yo sólo he dado una sinopsis.

SIGNIFICADO

Para un devoto puro, el concepto de Mukunda, el Señor Śrī Kṛṣṇa, es tanto personal como impersonal. La situación cósmica impersonal también es Mukunda, por ser una emanación de la energía de Mukunda. Por ejemplo, un árbol es una unidad completa, mientras que las hojas y las ramas del árbol son partes integrales que han emanado de él. Las hojas y las ramas son también árbol, pero el árbol en sí no es ni las hojas ni las ramas. La versión védica de que toda la creación cósmica no es más que Brahman, significa que como todo emana del Brahman Supremo, nada está aparte de Él. De igual manera, las manos y las piernas, que son partes integrales del cuerpo, se denominan el cuerpo, pero éste como una unidad completa no es ni las manos ni las piernas. El Señor es la forma trascendental de la eternidad, el conocimiento y la belleza. Y, por ende, la creación de la energía del Señor parece ser parcialmente eterna, estar colmada de conocimiento y también ser hermosa. Por consiguiente, las cautivadas almas condicionadas que se hallan bajo la influencia de la energía externa, māyā, están atrapadas en la red de la naturaleza material. Ellas aceptan esto como lo máximo que existe, pues no tienen información alguna acerca del Señor, quien es la causa primordial. Ni tampoco tienen ellas información de que las partes integrales del cuerpo, al estar desprendidas del cuerpo entero, dejan de ser la misma mano o pierna que son cuando están unidas al cuerpo. De igual manera, una civilización atea, desprendida del amoroso servicio trascendental de la Suprema Personalidad de Dios, es exactamente igual que una mano o una pierna desprendida. Esas partes integrales puede que parezcan manos o piernas, pero no tienen eficacia alguna. El devoto del Señor, Śrīla Vyāsadeva, sabe muy bien eso. Śrīla Nārada le aconseja además que expanda la idea, de manera que las atrapadas almas condicionadas puedan recibir lecciones de él, para que lleguen a entender que el Señor Supremo es la causa primordial.

Según la versión védica, el Señor es plenamente poderoso por naturaleza, y, en consecuencia, Sus energías supremas siempre son perfectas e idénticas a Él. Tanto el cielo material como el espiritual, así como también sus enseres, son emanaciones de las energías interna y externa del Señor. La energía externa es comparativamente inferior, mientras que la potencia interna es superior. La energía superior es fuerza viviente, y, por lo tanto, ella es completamente idéntica; pero la energía externa, siendo inerte, es parcialmente idéntica. Mas ninguna de las dos energías es ni igual ni más grande que el Señor, quien es el generador de todas las energías; dichas energías se encuentran siempre bajo Su control, tal como la energía eléctrica, que, por poderosa que sea, se halla siempre bajo el control del ingeniero.

El ser humano y todos los demás seres vivientes son productos de Sus energías internas. Así pues, el ser viviente también es idéntico al Señor. Pero él nunca es igual ni superior a la Personalidad de Dios. El Señor y los seres vivientes son todos personas individuales. Con la ayuda de las energías materiales, los seres vivientes también crean algo, pero ninguna de sus creaciones es igual ni superior a las creaciones del Señor. Puede que el ser humano cree un pequeño sputnik de juguete y lo lance al espacio sideral, pero eso no significa que pueda crear un planeta como la Tierra o la Luna y hacerlo flotar en el aire, como lo hace el Señor. Hombres con un escaso acopio de conocimiento dicen ser iguales al Señor. Ellos nunca son iguales al Señor. Eso nunca ocurrirá. El ser humano, después de lograr la perfección completa, puede que obtenga un gran porcentaje de las cualidades del Señor (digamos que hasta un setenta y ocho por ciento), pero nunca es posible sobrepasar al Señor o volverse igual a Él. Sólo en una condición enferma, la persona necia dice ser uno con el Señor, y por eso es engañada por la energía ilusoria. En consecuencia, los seres vivientes engañados deben aceptar la supremacía del Señor y acceder a prestarle a Él un servicio amoroso. Para eso han sido creado. Sin esto no puede haber ninguna paz ni tranquilidad en el mudo. Śrīla Nārada le aconseja a Śrīla Vyāsadeva que expanda esa idea en el Bhāgavatam. En la Bhagavad-gītā también se explica la misma idea: entregarse por completo a los pies de loto del Señor. Ése es el único deber e interés del ser humano perfecto. (S.B. 1º, Cap. 5, V. 20, págs. 232-234).

Los Ateos dejan de lado la creación:

TEXT 1

p NaMaae >aGavTae vaSaudevaYa
JaNMaaÛSYa YaTaae_NvYaaidTarTaêaQaeRZvi>aj" Svra$(
TaeNae b]ø ôda Ya Aaidk-vYae MauùiNTa YaTSaUrYa" )
TaeJaaevairMa*da& YaQaa iviNaMaYaae Ya}a i}aSaGaaeR_Ma*za
DaaMana SveNa Sada iNarSTaku-hk&- SaTYa& Par& DaqMaih )) 1 ))

oṁ namo bhagavate vāsudevāya
janmādy asya yato 'nvayād itarataś cārtheṣv abhijñaḥ svarāṭ
tene brahma hṛdā ya ādi-kavaye muhyanti yat sūrayaḥ
tejo-vāri-mṛdāṁ yathā vinimayo yatra tri-sargo 'mṛṣā
dhāmnā svena sadā nirasta-kuhakaṁ satyaṁ paraṁ dhīmahi


om — ¡oh, mi Señor!; namaḥ — ofreciendo mis reverencias; bhagavate — a la Personalidad de Dios; vāsudevāya — a Vāsudeva (el hijo de Vasudeva), o el Señor Śrī Kṛṣṇa, el Señor primordial; janma-ādi — creación, conservación y destrucción; asya — de los universos manifestados; yataḥ — de quien; anvayāt — directamente; itarataḥ — indirectamente; ca — y; artheṣu — propósitos; abhijñaḥ — plenamente consciente; sva-rāṭ — totalmente independiente; tene — impartió; brahma — el conocimiento védico; hṛdā — la conciencia del corazón; yaḥ — aquel que; ādi-kavaye — al primer ser creado; muhyanti — están engañados; yat — respecto al cual; sūrayaḥ — grandes sabios y semidioses; tejaḥ — fuego; vāri — agua; mṛdām — tierra; yathā — tanto como; vinimayaḥ — acción y reacción; yatra — con lo cual; tri-sargaḥ — las tres modalidades de la creación, las facultades creadoras; amṛṣā — casi real; dhāmnā — junto con todos los enseres trascendentales; svena — de forma autosuficiente; sadā — siempre; nirasta — negación por la ausencia de; kuhakam — ilusión; satyam — verdad; param — absoluta; dhīmahi — yo medito en.

TRADUCCIÓN

¡Oh, mi Señor, Śrī Kṛṣṇa, hijo de Vasudeva!, ¡oh, Personalidad de Dios omnipresente!, a Ti Te ofrezco mis respetuosas reverencias. Yo medito en el Señor Śrī Kṛṣṇa, porque Él es la Verdad Absoluta y la causa primordial de todas las causas de la creación, conservación y destrucción de los universos manifestados. Él está directa e indirectamente consciente de todas las manifestaciones, y es independiente, pues no existe ninguna otra causa más allá de Él. En el principio fue únicamente Él quien impartió el conocimiento védico en el corazón de Brahmājī, el ser viviente original. Él hace que hasta los grandes sabios y semidioses se engañen, tal como a uno lo confunden las representaciones ilusorias del agua que se ven en el fuego, o de la tierra que se ve en el agua. Únicamente debido a Él, los universos materiales, manifestados temporalmente por las reacciones de las tres modalidades de la naturaleza, parecen reales, aunque son irreales. Por consiguiente, yo medito en Él, el Señor Śrī Kṛṣṇa, quien existe eternamente en la morada trascendental, la cual siempre está libre de las representaciones ilusorias del mundo material. Yo medito en Él, pues Él es la Verdad Absoluta.

SIGNIFICADO

Las reverencias a la Personalidad de Dios, Vāsudeva, denotan directamente al Señor Śrī Kṛṣṇa, quien es el divino hijo de Vasudeva y Devakī. Este hecho se explicará más explícitamente en el texto de esta obra. Śrī Vyāsadeva afirma aquí que Śrī Kṛṣṇa es la Personalidad de Dios original, y que todas las demás son Sus porciones plenarias directas o indirectas, o bien porciones de la porción. Śrīla Jīva Gosvāmī, en su Kṛṣṇa-sandarbha, ha explicado el tema en cuestión de una forma aún más explícita. Y Brahmā, el ser viviente original, en su tratado llamado Brahma-saṁhitā, ha explicado sustancialmente el tema que trata de Śrī Kṛṣṇa. En el Sāma-veda Upaniṣad, también se declara que el Señor Śrī Kṛṣṇa es el divino hijo de Devakī. Por lo tanto, en esta oración, la primera proposición sostiene que el Señor Śrī Kṛṣṇa es el Señor primordial, y si ha de entenderse que existe alguna nomenclatura trascendental propia de la Absoluta Personalidad de Dios, ha de ser el nombre indicado por la palabra Kṛṣṇa, que significa “el supremamente atractivo”. En muchos lugares de la Bhagavad-gītā, el Señor afirma que Él es la Personalidad de Dios original, y esto lo confirma Arjuna, y también grandes sabios, tales como Nārada, Vyāsa, y muchos otros. En el Padma Purāṇa también se declara que, de los innumerables nombres del Señor, el nombre de Kṛṣṇa es el principal. Vāsudeva denota la porción plenaria de la Personalidad de Dios, y todas las diferentes formas del Señor, siendo idénticas a Vāsudeva, se indican en este texto. El nombre Vāsudeva denota en particular al divino hijo de Vasudeva y Devakī. Los paramahaṁsas, que son aquellos miembros de la orden de vida de renuncia que se han perfeccionado, siempre meditan en Kṛṣṇa.

Vāsudeva, o el Señor Śrī Kṛṣṇa, es la causa de todas las causas. Todo lo que existe emana del Señor. La manera en que ello ocurre, se explica en capítulos posteriores de esta obra. Mahāprabhu Śrī Caitanya ha descrito esta obra como el Purāṇa inmaculado, debido a que contiene la narración trascendental acerca de la Personalidad de Dios, Śrī Kṛṣṇa. La historia del Śrīmad-Bhāgavatam también es muy gloriosa. Fue recopilado por Śrī Vyāsadeva, después de éste haber alcanzado la madurez en el conocimiento trascendental. Él lo escribió bajo las instrucciones de Śrī Nāradajī, su maestro espiritual. Vyāsadeva recopiló toda la literatura védica, que contiene las cuatro divisiones de los Vedas, los Vedānta-sūtras (o los Brahma-sūtras), los Purāṇas, el Mahābhārata, etc. Mas, no obstante, no estaba satisfecho con ello. Nārada, su maestro espiritual, advirtió su descontento, y, por lo tanto, le aconsejó que escribiera acerca de las actividades trascendentales del Señor Śrī Kṛṣṇa. Esas actividades trascendentales se describen específicamente en el Décimo Canto de esta obra. Pero, a fin de poder llegar hasta su propia esencia, uno tiene que proceder gradualmente, mediante el desarrollo de conocimiento de las categorías.

Es natural que una mente filosófica quiera saber del origen de la creación. De noche ve las estrellas en el cielo, y naturalmente especula acerca de sus habitantes. Esa clase de preguntas son naturales en el hombre, pues éste tiene una conciencia desarrollada, más elevada que la de los animales. El autor del Śrīmad-Bhāgavatam da una respuesta directa a esas preguntas. Él dice que el Señor Śrī Kṛṣṇa es el origen de todas las creaciones. No sólo es el creador del universo, sino también el destructor del mismo. Por la voluntad del Señor, la naturaleza cósmica manifestada es creada en un cierto período, es conservada por algún tiempo, y luego, también por la voluntad de Él, es aniquilada. Por consiguiente, la voluntad suprema se halla tras todas las actividades cósmicas. Desde luego que existen ateos de varias categorías que no creen en un creador, pero ello se debe a un escaso acopio de conocimiento. Por ejemplo, el científico moderno ha creado satélites espaciales, y mediante uno que otro dispositivo estos satélites son lanzados al espacio sideral, a volar por algún tiempo bajo el control del científico, que se encuentra muy lejos de ellos. De igual modo, todos los universos, con sus innumerables estrellas y planetas, los controla la inteligencia de la Personalidad de Dios.

En las Escrituras védicas se dice que la Verdad Absoluta, la Personalidad de Dios, es la principal de todas las personalidades vivientes. Todos los seres vivientes, desde Brahmā, el primer ser creado, hasta la más pequeña de las hormigas, son seres vivientes individuales. Por encima de Brahmā existen incluso otros seres vivientes con capacidades individuales, y también la Personalidad de Dios es un ser viviente de ese tipo. Y Él es un individuo, tal como también lo son los demás seres vivientes. Pero el Señor Supremo, o el ser viviente supremo, tiene la mayor inteligencia, y posee las más inconcebibles energías de toda clase de diferentes variedades. Si el cerebro de un hombre puede producir un satélite espacial, uno puede imaginar muy fácilmente cómo cerebros más elevados que los del hombre pueden producir cosas igual de maravillosas y muy superiores. La persona sensata aceptará fácilmente este argumento, pero hay ateos obstinados que jamás estarán de acuerdo. Sin embargo, Śrīla Vyāsadeva acepta de inmediato que la inteligencia suprema es el parameśvara. Él le ofrece sus respetuosas reverencias a la inteligencia suprema, a quien se le da el tratamiento de para, o parameśvara, o Suprema Personalidad de Dios. Y ese parameśvara es Śrī Kṛṣṇa, como se reconoce en la Bhagavad-gītā y otras Escrituras presentadas por Śrī Vyāsadeva, y específicamente en este Śrīmad-Bhāgavatam. En la Bhagavad-gītā, el Señor dice que no existe ningún otro para-tattva (summum bonum) aparte de Él mismo. Por consiguiente, Śrī Vyāsadeva adora de inmediato al para-tattva, Śrī Kṛṣṇa, cuyas actividades trascendentales se describen en el Décimo Canto.

Algunas personas inescrupulosas van inmediatamente al Décimo Canto, y especialmente a los cinco capítulos que describen la danza rāsa del Señor. Esa porción del Śrīmad-Bhāgavatam es la parte más íntima de esta gran obra literaria. A menos que uno esté totalmente versado en el conocimiento trascendental del Señor, es seguro que entenderá equivocadamente los venerables pasatiempos trascendentales del Señor conocidos con el nombre de la danza rāsa, y Sus amoríos con las gopīs. Este tema es altamente espiritual, y sólo las personas liberadas que han llegado gradualmente a la etapa de paramahaṁsa, pueden saborear de modo trascendental esa danza rāsa. Por lo tanto, Śrīla Vyāsadeva le da al lector la oportunidad de desarrollar de manera paulatina su comprensión espiritual, antes de saborear de hecho la esencia de los pasatiempos del Señor. En consecuencia, él invoca a propósito un mantra Gāyatrī, dhīmahi. Este mantra Gāyatrī está hecho para la gente adelantada espiritualmente. Cuando uno canta con éxito el mantra Gāyatrī, puede entender la posición trascendental del Señor. De manera que, uno debe adquirir cualidades brahmínicas o encontrarse perfectamente situado bajo la cualidad de la bondad, para poder cantar con éxito el mantra Gāyatrī y alcanzar luego la etapa en la que comprenda trascendentalmente al Señor, Su nombre, Su fama, Sus cualidades, etc.

El Śrīmad-Bhāgavatam es la narración acerca del svarūpa del Señor que Su potencia interna manifiesta, y esta potencia se diferencia de la potencia externa que ha manifestado al mundo cósmico, el cual está al alcance de nuestra experiencia. En este śloka, ŚrīlaVyāsadeva hace una clara distinción entre las dos. Śrī Vyāsadeva dice aquí que la potencia interna manifestada es real, mientras que la energía externa manifestada en la forma de la existencia material, es únicamente temporal e ilusoria, como el espejismo que aparece en el desierto. En el espejismo del desierto no hay verdadera agua, sino únicamente la apariencia de agua. El agua verdadera se encuentra en algún otro lugar. La creación cósmica manifestada parece la realidad, pero no es más que una sombra de ella, pues la realidad se encuentra en el mundo espiritual. La Verdad Absoluta está en el cielo espiritual, no en el cielo material. En el cielo material, todo es verdad relativa, es decir, una verdad depende de alguna otra cosa. Esta creación cósmica es el resultado de la interacción de las tres modalidades de la naturaleza, y las manifestaciones temporales están creadas de forma tal que le presenten una ilusión de la realidad a la mente confundida del alma condicionada, quien aparece en muchísimas especies de vida, incluso entre los semidioses superiores, tales como Brahmā, Indra, Candra, etc. De hecho, no existe realidad en el mundo manifestado. Sin embargo, parece haber realidad, a causa de la verdadera realidad que existe en el mundo espiritual, en donde la Personalidad de Dios existe eternamente con Sus enseres trascendentales.

El ingeniero en jefe de una complicada construcción no participa personalmente en la misma, pero conoce cada rincón y escondrijo de ella, porque todo se hace bajo su dirección. Él conoce todo lo referente a dicha construcción, tanto directa como indirectamente. De forma similar, la Personalidad de Dios, que es el ingeniero supremo de esta creación cósmica, conoce cada rincón y escondrijo de ella, aunque los asuntos los llevan a cabo los semidioses. En la creación material, desde Brahmā hasta la insignificante hormiga, nadie es independiente. La mano del Señor se ve por doquier. Todos lo elementos materiales, así como también todas las chispas espirituales, emanan únicamente de Él. Y todo lo que se crea en este mundo material no es más que la interacción de dos energías, la material y la espiritual, que emanan de la Verdad Absoluta, la Personalidad de Dios, Śrī Kṛṣṇa. Un químico puede producir agua en el laboratorio químico, mezclando hidrógeno y oxígeno. Mas, en realidad, la entidad viviente trabaja en el laboratorio bajo la dirección del Señor Supremo, y los materiales con los que trabaja, también los proporciona el Señor. El Señor conoce todo directa e indirectamente, está consciente de todos los detalles diminutos, y es completamente independiente. De Él se dice que se asemeja a una mina de oro, y las creaciones cósmicas, que tiene tantas formas diferentes, se asemejan a objetos hechos de ese oro, como anillos, collares, etc. El anillo de oro y el collar de oro son cualitativamente iguales que el oro de la mina, pero cuantitativamente el oro de la mina es diferente. Por lo tanto, la Verdad Absoluta es simultáneamente idéntica y diferente. Nada es absolutamente igual a la Verdad Absoluta, pero, al mismo tiempo, nada es independiente de la Verdad Absoluta.

Todas las almas condicionadas están creando - desde Brahmā, el ingeniero de todo el universo, hasta la insignificante hormiga - , pero ninguna de ellas es independiente del Señor Supremo. El materialista piensa equivocadamente que no hay ningún creador aparte de él mismo. Esto se denomina māyā, o ilusión. A causa de su escaso acopio de conocimiento, el materialista no puede ver más allá del alcance de sus imperfectos sentidos, y, en consecuencia, piensa que la materia adopta su propia forma automáticamente, sin la ayuda de una inteligencia superior. ŚrīlaVyāsadeva refuta eso en este śloka: “Como el todo completo, o la Verdad Absoluta, es la fuente de todo, nada puede ser independiente del cuerpo de la Verdad Absoluta”. Todo lo que le ocurre al cuerpo, llega a ser conocido rápidamente por el que está dentro del cuerpo. De igual manera, la creación es el cuerpo del todo absoluto, y, por ende, el Absoluto conoce directa e indirectamente todo lo que ocurre en la creación.

En el śruti-mantra, también se declara que el todo absoluto, o Brahman, es la fuente última de todas las cosas. Todo emana de Él y todo es mantenido por Él, y al final, todo entra en Él. Ésa es la ley de la naturaleza. En el smṛti-mantra se confirma lo mismo. Se dice que la Verdad Absoluta, o Brahman, es la fuente de donde todo emana al comienzo del milenio de Brahmā, y el depósito en el que todo finalmente entra. Los científicos materialistas dan por sentado que el Sol es la fuente máxima del sistema planetario, pero son incapaces de explicar la fuente del Sol. Aquí se explica la fuente máxima. De acuerdo con las Escrituras védicas, Brahmā, que puede decirse que es como el Sol, no es el creador último. En este śloka se declara que la Personalidad de Dios le enseñó el conocimiento védico a Brahmā. Uno podría argüir que Brahmā, siendo el ser viviente original, no podía ser inspirado, porque en esa época no había ningún otro ser viviente. Aquí se declara que el Señor Supremo inspiró a Brahmā, el creador secundario, para que Brahmā pudiera desempeñar sus funciones creadoras. De manera que, la inteligencia suprema que se encuentra detrás de todas las creaciones, es Śrī Kṛṣṇa, la Divinidad Absoluta. En la Bhagavad-gītā, el Señor Śrī Kṛṣṇa declara que únicamente Él supervisa la energía creadora, prakṛti, que constituye la totalidad de la materia. Por eso, Śrī Vyāsadeva no adora a Brahmā, sino al Señor Supremo, que es quien guía a Brahmā en sus actividades creadoras. En este śloka, las palabras abhijñaḥ y svarāṭ, en particular, son muy significativas. Estas dos palabras distinguen al Señor Supremo de todas las demás entidades vivientes. Ninguna otra entidad viviente es ni abhijñaḥ ni svarāṭ. Es decir, nadie está plenamente consciente, ni nadie es totalmente independiente. Hasta Brahmā tiene que meditar en el Señor Supremo para poder crear. ¡Qué decir, entonces, de los grandes científicos como Einstein! Desde luego, la inteligencia de un científico como ése no es producto de ningún ser humano. Los científicos no pueden fabricar un cerebro como ése, y, ¿qué decir de los tontos ateos que desafían la autoridad del Señor? Aun los impersonalistas māyāvādīs que se jactan de que pueden volverse uno con el Señor, no son ni abhijñaḥ ni svarāṭ. Esos impersonalistas se someten a severas austeridades, para adquirir el conocimiento con el cual volverse uno con el Señor. Pero, finalmente, se vuelven dependientes de algún discípulo rico que les provee de dinero para construir monasterios y templos. Ateos como Rāvaṇa o Hiraṇyakaśipu tuvieron que someterse a severas penitencias antes de que pudieran burlarse de la autoridad del Señor. Pero, en fin de cuentas, se hizo que fueran impotentes, y no pudieron salvarse cuando el Señor apareció ante ellos en forma de la cruel muerte. Esto es lo que ocurre también con los ateos modernos que se atreven a burlarse de la autoridad del Señor. Dichos ateos serán tratados de forma similar, pues la historia siempre se repite. Cada vez que los hombres desdeñan la autoridad del Señor, la naturaleza y sus leyes se encargan de castigarlos. Esto se confirma en la Bhagavad-gītā, en el conocido verso yadā yadā hi dharmasya glāniḥ. “Cuando quiera que hay una declinación del dharma y un aumento del adharma, ¡oh, Arjuna!, en ese momento Yo Me encarno” (Bg. 4.7).

En todos los śruti-mantras se confirma que el Señor Supremo es supremamente perfecto. Se dice en los śruti-mantras que el sumamente perfecto Señor lanzó una mirada sobre la materia, y creó así a todos los seres vivientes. Los seres vivientes son partes integrales del Señor, y Él impregna de semillas de chispas espirituales a la vasta creación material, y de esa manera las energías creadoras son puestas en movimiento para realizar las muchas y maravillosas creaciones. Un ateo podría argüir que Dios no es más experto que un relojero, pero por supuesto que Dios es más grande, ya que Él puede crear máquinas en formas dobles, masculinas y femeninas. Las formas masculinas y femeninas de los diferentes tipos de maquinarias continúan produciendo innumerables máquinas similares, sin la necesidad de la atención adicional de Dios. Si un hombre pudiera fabricar un conjunto semejante de máquinas que pudieran producir otras máquinas sin su atención, podría entonces acercarse a la inteligencia de Dios. Pero eso no es posible, pues cada máquina tiene que ser manipulada individualmente. En consecuencia, nadie puede crear tan bien como Dios. Otro nombre de Dios es asamordhva, que significa que nadie es igual ni más grande que Él. Paraṁ satyam, o la Verdad Suprema, es Aquel ante el cual nadie es igual ni superior. Esto se confirma en los śruti-mantras. Se dice que antes de la creación del universo material existía únicamente el Señor, quien es el amo de todos. Ese Señor instruyó a Brahmā en lo referente al conocimiento védico. Ese Señor tiene que ser obedecido en todo aspecto. Cualquiera que desee deshacerse del enredo material, debe entregarse a Él. Esto también se confirma en la Bhagavad-gītā.

A menos que uno se entregue a los pies de loto del Señor Supremo, es seguro que estará confundido. Cuando un hombre inteligente se entrega a los pies de loto de Kṛṣṇa y entiende completamente que Kṛṣṇa es la causa de todas las causas, como se confirma en la Bhagavad-gītā, sólo entonces puede un hombre así de inteligente volverse un mahātmā, o una gran alma. Pero un alma tan grande se ve muy rara vez. Sólo los mahātmās pueden entender que el Señor Supremo es la causa primordial de toda las creaciones. Él es parama, o la verdad última, porque todas las demás verdades están relacionadas con Él. Él es omnisciente. Para Él no existe ilusión alguna.

Algunos eruditos māyāvādīs arguyen que el Śrīmad-Bhāgavatam no fue recopilado por Śrī Vyāsadeva, y otros sugieren que este libro es una creación moderna, escrita por un tal Vopadeva. Para refutar semejantes argumentos insensatos, Śrī Śrīdhara Svāmī señala que en muchos de los Purāṇas más antiguos se hace referencia al Bhāgavatam. Este primer śloka del Bhāgavatam comienza con el mantra Gāyatrī. En el Matsya Purāṇa, que es el más antiguo de todos los Purāṇas, se hace referencia a esto. En relación con el mantra Gāyatrī del Bhāgavatam, en ese Purāṇa se dice que existen muchas narraciones de instrucciones espirituales que comienzan con el mantra Gāyatrī. Y existe la historia de Vṛtrāsura. Todo aquel que regale esta gran obra en un día de luna llena, alcanzará la perfección más elevada de la vida, que consiste en regresar a Dios. También se hace referencia al Bhāgavatam en otros Purāṇas, en los que se afirma claramente que esta obra fue completada en doce cantos, que comprenden dieciocho mil ślokas. En el Padma Purāṇa también se hace referencia al Bhāgavatam, en una conversación entre Gautama y Mahārāja Ambarīṣa. Allí se le aconsejó al Rey que, si deseaba liberarse del cautiverio material, leyera regularmente el Śrīmad-Bhāgavatam. Ante tales circunstancias, no hay duda respecto a la autoridad del Bhāgavatam. En los últimos quinientos años, muchos eruditos sabios y ācāryas, tales como Jīva Gosvāmī, Sanātana Gosvāmī, Viśvanātha Cakravartī, Vallabhācārya, y muchos otros distinguidos eruditos, incluso después de la época del Señor Caitanya, elaboraron detallados comentarios acerca del Bhāgavatam. El estudiante sincero haría bien en tratar de examinarlos, para saborear con mayor deleite los mensajes trascendentales.

Śrīla Viśvanātha Cakravartī Ṭhākura trata específicamente la psicología sexual original y pura (ādi-rasa), despojada de toda embriaguez mundana. Toda la creación material se mueve bajo el principio de la vida sexual. En la civilización moderna, la vida sexual es el punto focal de todas las actividades. Adondequiera que uno mire, ve que la vida sexual es lo preponderante. Por consiguiente, la vida sexual no es irreal. Su realidad se experimenta en el mundo espiritual. La vida sexual material no es más que un reflejo pervertido del hecho original. El hecho original se halla en la Verdad Absoluta, y por eso la Verdad Absoluta no puede ser impersonal. No es posible ser impersonal y contener vida sexual pura. De manera que, los filósofos impersonalistas le han dado un impulso indirecto a la abominable vida sexual mundana, por haber hecho demasiado énfasis en el carácter impersonal de la verdad última. Como consecuencia de ello, el hombre ha aceptado la pervertida vida sexual como lo máximo que existe, por no tener información de la verdadera forma espiritual de la vida sexual. Existe una diferencia entre la vida sexual en la enferma condición material, y la vida sexual espiritual.

Este Śrīmad-Bhāgavatam elevará gradualmente al lector imparcial a la más elevada y perfecta etapa de la trascendencia. Lo capacitará para trascender las tres modalidades de las actividades materiales: las acciones fruitivas, la filosofía especulativa y la adoración de deidades funcionales tal como se inculca en los versos védicos. (S.B. 1º, Cap. 1, V. 1, págs. 39-46).



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