SRI
NRSIMHADEVA
SRI NRSIMHADEVA
Creado por juancas 18 de noviembre de 2010 a las 10:32
La pasión de Darwin por cazar y matar
de Visuddha-sattva Das (Notas)18 de noviembre de 2010 a las 10:32CONTENIDO
NOTAS de Visuddha-sattva Das
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Srila Prabhupada
La pasión de Darwin por cazar y matar
18 de noviembre de 2010 a las 10:32
La pasión de Darwin por cazar y matar
Por Jerry Bergman, Ph.D.
El Dr. Bergman pertenece a la Facultad de Biología del Northwest State College, en Ohio
(Traducción de Visuddha-sattva das del artículo aparecido en:
http://www.dandavats.com/?p=8867#more-8867)
Un rasgo de Darwin raramente discutido en la literatura popular y científica era su poderosa inclinación sádica. Una de sus pasiones que reflejaron esto era su pasión por disparar, cazar, y por las armas. El interés de Darwin disparando y cazando no era raro en la Inglaterra del siglo diecinueve, pero él lo llevó eso más allá de la mayoría de sus contemporáneos. Muchas personas cazan por la comida y/o por deporte, tanto antes como ahora, pero apenas pueden justificarse matar lascivamente para su propia causa o placer. En el caso de Darwin era una obsesión que involucra una conducta que, al menos, bordea en el sadismo.
Los tempranos indicios de este lado oscuro, incluyen la propensión de Darwin de mentir y robar para crear excitación y atraer la atención. En sus propias palabras, “como muchacho yo era muy dado a inventar falsedades deliberadas, y esto siempre lo hice para causar excitación”. (1958, p. 23). Darwin también admitió haber robado por diversión (p. 24). Un ejemplo más claro de su impulso sádico fue cuando, siendo un muchacho joven, Darwin le “pegó a un cachorrito… simplemente para disfrutar el sentido del poder”. Él incluso admitió que más tarde sentía mucha culpa por su conducta, indicando que sabía que sus acciones eran incorrectas (p. 27). En este tiempo, él tenía todavía una fe fuerte en Dios, y este hecho puede explicar en parte su culpa por sus impulsos sádicos (p. 25).
Aunque Darwin aprendió primero a usar un arma antes de que tuviera aproximadamente 15 años, no se volvió una pasión evidentemente hasta que mató su primer animal. Su “pasión por disparar... permanecería a través de todos los años de su instrucción formal y algunos años más allá” (Gale, 1982, p. 9). A Darwin le gustaba tanto matar, que cuando mató su primer pájaro tembló literalmente de la excitación. Sus propias palabras, grabadas en su biografía, proporcionan una ilustración vívida de cuan importante era para él matar animales:
“En la última parte de mi vida escolar me volví apasionadamente aficionado a disparar, y no creo que cualquiera pudiera mostrar más pasion por la causa más santa que yo tenía por disparar a los pájaros. Recuerdo bien mi primera matanza, y mi excitación era tan grande, que tuve mucha dificultad en recargar mi arma por el temblor de mis manos. Este sabor continuó por muhco tiempo y me volví muy buen tirador (1958, p. 44).
Él también escribió en su autobiografía lo siguiente: “Me gustaba mucho disparar” (p. 55), y “Si hay alguna beatitud en la tierra, es ésta” (citado en Browne, p. 109). Él incluso declaró: “Mi pasión era tan grande, que yo ponía mis botas de caza al lado de mi cama cuando iba a acostarme, para no perder ni medio minuto poniéndomelas por la mañana” (p. 54).
En 1828, sus ambiciones por matar animales habían sobrepasado las posibilidades de su equipo. Él quiso tener una escopeta más poderosa de dos cañones, de doble barrida, y le solicitó a su padre y hermanas el dinero para comprarla. Él los amenazó con consecuencias horribles si continuaba usando su arma vieja, que dijo podía en cualquier momento, “destruir las piernas, los brazos, el cuerpo y el cerebro del mencionado Charles Darwin” (Browne, p. 110). Pronto consiguió su nueva arma, la cual usó después para practicar siendo estudiante en Cambridge. ¡Cuando no pudiera salir, practicaría tiro en su cuarto! Estando en Cambridge, se unió al “juego deportivo”, y "se ocupo bastante en beber, cazar, y montar” (Gale, p. 13).
Browne [uno de sus biógrafos] declara que cada verano y otoño de la juventud de Darwin, después de aproximadamente 1826, los dedicaba a matar pájaros y otros animales. Los meses que no disparaba, los pasaba “estudiando manuales sobre armas y escribía información útil sobre el diámetro de tiro” que se necesitaba para matar diferentes animales (Browne, p. 110). Darwin recopiló numerosos libros, tales como Instrucciones para los Deportistas Jóvenes de un deportista viejo, para que lo ayudaran a mejorar sus habilidades ya considerables en matar animales. Su “amado tiroteo” fue lo primero que entró en su vida (Gale, p. 144).
Su pasión por cazar era tan grande que Darwin incluso tenía mucha dificultad en esperar hasta estación de caza para acercarse furtivamente a su presa. Así que considero “las multas financieras por cazar fuera de estación”, considerando incluso ignorar la ley, puesto que “ninguna persona común o guardabosque pueden exigir su certificado sin producir el suyo propio” (Browne, p. 110). Él también era muy consciente que tenía una obsesión por disparar y matar animales, porque dijo una vez: “Yo debo de haber estado semi-conscientemente avergonzado de mi pasión, porque intenté persuadirme que el tiroteo era casi un empleo intelectual” (p. 55).
Su pasión por disparar era bien conocida y, siendo un hombre joven, era mayor que cualquier otra actividad, aunque después, en la vida, su amor por la ciencia también se volvió muy importante. Browne notó eso:
El único objeto que podría igualar posiblemente a un microscopio en los afectos de Darwin en esa época era un arma; y ya tenía un arma. El disparar dominó completamente esos pensamientos no entregados a los escarabajos (p. 109).
Darwin admitió que durante mucho tiempo disparar era aún más importante que la ciencia:
“Visité Barmouth para ver algunos amigos de Cambridge que estaban leyendo allí, y que después regresaron a Shrewsbury y a Maer para disparar; porque en ese tiempo yo debí haber estado loco para dejar mis primeros días de disparar a las perdices por la Geología o cualquier otra ciencia” (p. 71).
Darwin compiló incluso un sistema detallado para registrar con precisión sus numerosas matanzas. Su lista se subdividió en perdices, liebres, y faisanes, con el propósito de guardar un record total de “todo lo que mató en la estación” (Browne, p. 110). Cuan importante fue para él matar animales, también se evidencia en la experiencia siguiente:
“Guardé un registro exacto de cada pájaro al que le había disparado a lo largo de toda la estación. Un día, al disparar… me sentí vergonzosamente usado, porque cada vez que había disparado y pensado que había matado a un pájaro, uno de los dos actuaba como si estuviera cargando su arma y gritaba: ‘No debes contar ese pájaro, porque yo disparé al mismo tiempo’, y el guardabosque que percibió el chiste, los apoyó. Después de algunas horas ellos me contaron el chiste, pero para mi no era ningún chiste, porque yo le había disparado a un gran número de pájaros, pero no sabía a cuántos, y no podría agregarlos a mi lista… Esto es lo que mis malos amigos habían percibido” (Darwin, p. 54).
Browne concluyó que su mayor y más importante rejocijo emocional, era cuando estaba disparando, mostrando una obsesión similar a la de un asesino que muesca o marca su arma después de cada matanza. El propio padre de Darwin vio su obsesión como un problema. Él dijo una vez que a Charles “solo le importaba disparar, los perros, y atrapar ratas”, y, como resultado, él “será una desgracia para sí mismo y para toda su familia” (Darwin, p. 28).
Incluso el propio Darwin sentía pesar haber pasado tanto tiempo tiroteando en su juventud, pero nunca expresó ningún pesar por su conducta sádica, sino únicamente su extrema obsesión por eso.
Según Bowler (p. 39), Darwin “desarrolló una pasión por disparar para sobrevivir en sus días universitarios, y eso sería repudiado en el futuro como una matanza inútil”. Por supuesto, eso no fue simplemente una matanza inútil, sino algo mucho peor. Uno se pregunta si esta “pasión” por matar y por la muerte podría haber jugado una parte importante en el desarrollo de su cruel teoría del la “supervivencia del más apto”, y la teoría de la selección natural, del diente y la garra.
La actitud de Charles contrasta mucho con varios miembros de su familia. Su hermana dijo que ni siquiera era apropiado matar insectos para las colecciones, y que “esos muertos tendrían qué hacer” (Desmond y Moore, p. 16). Darwin asintió a sus ideales, y concluyó que no “había derecho de matar insectos para hacer una colección” (Darwin, p. 45). Después, él ignoró este ideal, y siguió recolectando (pág. 62). La actitud de Darwin de matar para coleccionar, también contrasta con la de ciertos renombrados biólogos. El Profesor August Forel dijo que cuando era niño le permitieron coleccionar sólo insectos muertos. Luego, en 1859, le permitieron coleccionar especímenes vivientes, después de que su tío, también un entomólogo, le mostró cómo matar a las criaturas sin dolor (1937, p. 33).
Con respecto a su padre (aunque él era un doctor), Darwin dijo lo siuiente: “Al final de su vida, el pensamiento de una operación casi lo enfermó y dificilmente podía soportar ver a una persona sangrando”, (1958, p. 30). Es interesante saber que Darwin se sentó en dos “malas operaciones”, una de un niño, pero salió antes de que se terminaran, “esto sucedió mucho tiempo antes de los benditos días del cloroformo” (p. 48). Él no tenía ninguna tal náusea en “rellenar pájaros”, una área en la que tomó lecciones para desarrollar sus habilidades de taxidermista (p. 51).
La conducta de Darwin es irónica, en vista de su queja de que Dios es sádico. En una carta a su amigo, el Profesor Hooker, fechada el 13 de julio de 1856, Darwin dijo en referencia al polen, que “en lo que la naturaleza se parece a nosotros es en ser tan torpe y malgastadora”, y que “¡Qué clase de libro podría escribir el capellán del Diablo sobre los torpes, inútiles, erróneamente bajos y horriblemente crueles trabajos de la naturaleza!” (Darwin, p. 1990, p. 178).
En otra carta, esta vez enviada a Asa Gray, el 22 de mayo de 1860, Darwin escribió que él no podía creer en el Dios creador cristiano porque hay mucha miseria en el mundo. El ejemplo que dio fue el siguiente:
“No puedo persuadirme que un Dios benéfico y omnipotente tendría que haber creado designadamente el Ichneumonidae [los insectos parasitarios], con la intención expresa de su alimento dentro de los cuerpos vivientes de orugas, o que un gato debe jugar con los ratones” (Darwin, 1993, p. 224).
¡Algunos pueden ver como la mayor de ironía que Darwin sostuvo que el Dios cristiano no existe, aunque Darwin pensó que Él hizo las mismas cosas que el propio Darwin disfrutó siendo joven!
Conclusiones
Darwin padeció evidentemente un deseo desmesurado de matar animales durante casi toda su vida, sobre todo siendo joven, al principio de su existencia. Desgraciadamente, la mayoría de los escritores se ha alejado de las implicaciones de este rasgo de Darwin, indicando sólo que le gustó cazar (apenas una valoración exacta de su conducta). Una posible razón por la cual muchos escritores evitan este tema, es porque Darwin es ahora idolatrado por muchos científicos (y por otros), y porque el matar lascivo de animales no lo es.
Señalando con frecuencia como uno de los más grandes científicos del siglo diecinueve, si no el más grande que haya existido, Darwin es uno de los pocos científicos conocido por la mayoría de los norteamericanos. Sin embargo, para conocer a Darwin como una persona y sus motivaciones, uno debe evaluar su casi patológica afición por matar, y considerar cómo esto puede haber afectado sus conclusiones sobre la selección natural.
Referencias
* Bowler, Peter J. 1990. Charles Darwin: The Man and His Influence. Cambridge, MA: Basil Blackwell. * Browne, Janet. 1995. Charles Darwin: Voyaging. Princeton, NJ: Princeton University Press.
* Darwin, Charles. 1958. The Autobiography of Charles Darwin 1809-1882. New York: Norton.
* Autobiography. New York: W. W. Norton. Edited by Nora Barlow, 1990.
* The Correspondence of Charles Darwin. Volume 6 1856-1857. New York: Cambridge University Press. Edited by Frederick H. Burkhardt and Sydney Smith. * The Correspondence of Charles Darwin. Volume 8. New York: Cambridge University Press. Edited by Frederick Burkhardt. 1993 * Desmond, Adrian and James Moore. 1991. Darwin: The life of a Tormented Evolutionist. NY. Warner Books. * Forel, August. 1937. Out of My Life and Work. New York: W. W. Norton. * Gale, Barry G. 1982. Evolution Without Evidence: Charles Darwin and The Origin of Species. Albuquerque, NM: University of New Mexico Press.
______________
Reflexión final
Tras la exposición aquí traducida el lector podrá sacar sus propias conclusiones: ¿Puede tomarse en cuenta la teoría sobre la evolución de las especies formulada por un hombre como Darwin, que mostró tan crueles instintos en su vida disparando y matando animales inocentes? ¿No es acaso una de las cualidades humanas principales en un verdadero científico la nobleza, la compasión por sus semejantes y el respeto por la naturaleza? ¿Cómo es posible aceptar la teoría sobre la evolución de Darwin, conociendo su deliberada conducta inmisericorde hacia los animales y su pasión por cazarlos indiscriminadamente? ¿Acaso es ésta una cualidad que debe distinguir a un buscador de la verdad, que aboga por el bien de la humanidad, sin perturbar el desorden natural de la creación del Ser Supremo?
Estas y otras interrogantes han llevado a muchas personas de sensata inteligencia a impugnar con reconocidas pruebas científicas la teoría darwinista, la cual ha sido aceptada como un hecho consumado, a pesar de estar basada en un conocimiento incompleto y especulativo, como se mostró fehacientemente en el fragmento del libro La Base científica de la conciencia de Krishna, el cual publiqué en una nota anterior.
El conocimiento completo y perfecto de la evolución, detallado minuciosamente, está disponible en la Literatura Védica. Como expresa el Dr.T.D.Singh en otro capítulo del libro arriba citado, el proceso de evolución a través de 8.400.000 especies de vida, ha estado ocurriendo desde tiempo inmemorial. El alma espiritual nunca muere y nunca nace: es eterna. Transmigra de un cuerpo a otro. Esto es confirmado por el Señor Sri krishna en el Bhagavad-gita (2.22): “Así como una persona se pone ropa nueva y desecha la vieja, así mismo el alma acepta nuevos cuerpos materiales, desechando los viejos e inservibles”. De esta manera ocurre la transmigración del alma.
En el Brahma-vaivarta Purana se dice la especie de vida más importante es el ser humano. El Vedanta-sutra también declara; athato brahma-jijñasa: “Ahora, por lo tanto, en esta forma humana de vida, es el momento para inquirir acerca de la realización espiritual [Brahman]”. El ser humano se diferencia de los animales porque puede preguntarse ¿Quién soy yo? ¿Cuál es la verdadera misión de la vida humana? ¿Cuál es el último propósito de nuestra existencia?
La gente inteligente debe formularse estas preguntas y debe buscar las respuestas correctas de la fuente correcta. Los supuestos educadores modernos dicen que el propósito de la educación es resolver los problemas de la vida. Pero en realidad ellos sólo enseñan a sus estudiantes teorías especulativas e imperfectas como la de Darwin, el Big-Bang, etc., incrementando más y más la complacencia de los sentidos, y creando de ese modo más y más caminos hacia la degradación.
Como científicos teístas, es nuestro deber en el Bhaktivedanta Institute combatir dichas teorías y concepciones materialistas y nihilistas. Ellas han sembrado el caos y la confusión en la educación moderna y en el pensamiento ordinario. Esas teorías erróneas no son capaces de responder a los enigmas fundamentes de la vida ni explicar su origen, ni tampoco conducirnos a los valores superiores del ser, ni a la meta trascendental de la existencia humana. La actitud sádica que Darwin tuvo en su propia vida, es clara muestra de que su teoría es producto de su mente desquiciada y no debe ser tomada seriamente en cuenta.
(Continuará…)
Vaisnava dasanudasa
Prof. Carlos Rocha G.
Visuddha-sattva dasa
(Bhaktivedanta Institute)
OM TAT SAT
Por Jerry Bergman, Ph.D.
El Dr. Bergman pertenece a la Facultad de Biología del Northwest State College, en Ohio
(Traducción de Visuddha-sattva das del artículo aparecido en:
http://www.dandavats.com/?p=8867#more-8867)
Un rasgo de Darwin raramente discutido en la literatura popular y científica era su poderosa inclinación sádica. Una de sus pasiones que reflejaron esto era su pasión por disparar, cazar, y por las armas. El interés de Darwin disparando y cazando no era raro en la Inglaterra del siglo diecinueve, pero él lo llevó eso más allá de la mayoría de sus contemporáneos. Muchas personas cazan por la comida y/o por deporte, tanto antes como ahora, pero apenas pueden justificarse matar lascivamente para su propia causa o placer. En el caso de Darwin era una obsesión que involucra una conducta que, al menos, bordea en el sadismo.
Los tempranos indicios de este lado oscuro, incluyen la propensión de Darwin de mentir y robar para crear excitación y atraer la atención. En sus propias palabras, “como muchacho yo era muy dado a inventar falsedades deliberadas, y esto siempre lo hice para causar excitación”. (1958, p. 23). Darwin también admitió haber robado por diversión (p. 24). Un ejemplo más claro de su impulso sádico fue cuando, siendo un muchacho joven, Darwin le “pegó a un cachorrito… simplemente para disfrutar el sentido del poder”. Él incluso admitió que más tarde sentía mucha culpa por su conducta, indicando que sabía que sus acciones eran incorrectas (p. 27). En este tiempo, él tenía todavía una fe fuerte en Dios, y este hecho puede explicar en parte su culpa por sus impulsos sádicos (p. 25).
Aunque Darwin aprendió primero a usar un arma antes de que tuviera aproximadamente 15 años, no se volvió una pasión evidentemente hasta que mató su primer animal. Su “pasión por disparar... permanecería a través de todos los años de su instrucción formal y algunos años más allá” (Gale, 1982, p. 9). A Darwin le gustaba tanto matar, que cuando mató su primer pájaro tembló literalmente de la excitación. Sus propias palabras, grabadas en su biografía, proporcionan una ilustración vívida de cuan importante era para él matar animales:
“En la última parte de mi vida escolar me volví apasionadamente aficionado a disparar, y no creo que cualquiera pudiera mostrar más pasion por la causa más santa que yo tenía por disparar a los pájaros. Recuerdo bien mi primera matanza, y mi excitación era tan grande, que tuve mucha dificultad en recargar mi arma por el temblor de mis manos. Este sabor continuó por muhco tiempo y me volví muy buen tirador (1958, p. 44).
Él también escribió en su autobiografía lo siguiente: “Me gustaba mucho disparar” (p. 55), y “Si hay alguna beatitud en la tierra, es ésta” (citado en Browne, p. 109). Él incluso declaró: “Mi pasión era tan grande, que yo ponía mis botas de caza al lado de mi cama cuando iba a acostarme, para no perder ni medio minuto poniéndomelas por la mañana” (p. 54).
En 1828, sus ambiciones por matar animales habían sobrepasado las posibilidades de su equipo. Él quiso tener una escopeta más poderosa de dos cañones, de doble barrida, y le solicitó a su padre y hermanas el dinero para comprarla. Él los amenazó con consecuencias horribles si continuaba usando su arma vieja, que dijo podía en cualquier momento, “destruir las piernas, los brazos, el cuerpo y el cerebro del mencionado Charles Darwin” (Browne, p. 110). Pronto consiguió su nueva arma, la cual usó después para practicar siendo estudiante en Cambridge. ¡Cuando no pudiera salir, practicaría tiro en su cuarto! Estando en Cambridge, se unió al “juego deportivo”, y "se ocupo bastante en beber, cazar, y montar” (Gale, p. 13).
Browne [uno de sus biógrafos] declara que cada verano y otoño de la juventud de Darwin, después de aproximadamente 1826, los dedicaba a matar pájaros y otros animales. Los meses que no disparaba, los pasaba “estudiando manuales sobre armas y escribía información útil sobre el diámetro de tiro” que se necesitaba para matar diferentes animales (Browne, p. 110). Darwin recopiló numerosos libros, tales como Instrucciones para los Deportistas Jóvenes de un deportista viejo, para que lo ayudaran a mejorar sus habilidades ya considerables en matar animales. Su “amado tiroteo” fue lo primero que entró en su vida (Gale, p. 144).
Su pasión por cazar era tan grande que Darwin incluso tenía mucha dificultad en esperar hasta estación de caza para acercarse furtivamente a su presa. Así que considero “las multas financieras por cazar fuera de estación”, considerando incluso ignorar la ley, puesto que “ninguna persona común o guardabosque pueden exigir su certificado sin producir el suyo propio” (Browne, p. 110). Él también era muy consciente que tenía una obsesión por disparar y matar animales, porque dijo una vez: “Yo debo de haber estado semi-conscientemente avergonzado de mi pasión, porque intenté persuadirme que el tiroteo era casi un empleo intelectual” (p. 55).
Su pasión por disparar era bien conocida y, siendo un hombre joven, era mayor que cualquier otra actividad, aunque después, en la vida, su amor por la ciencia también se volvió muy importante. Browne notó eso:
El único objeto que podría igualar posiblemente a un microscopio en los afectos de Darwin en esa época era un arma; y ya tenía un arma. El disparar dominó completamente esos pensamientos no entregados a los escarabajos (p. 109).
Darwin admitió que durante mucho tiempo disparar era aún más importante que la ciencia:
“Visité Barmouth para ver algunos amigos de Cambridge que estaban leyendo allí, y que después regresaron a Shrewsbury y a Maer para disparar; porque en ese tiempo yo debí haber estado loco para dejar mis primeros días de disparar a las perdices por la Geología o cualquier otra ciencia” (p. 71).
Darwin compiló incluso un sistema detallado para registrar con precisión sus numerosas matanzas. Su lista se subdividió en perdices, liebres, y faisanes, con el propósito de guardar un record total de “todo lo que mató en la estación” (Browne, p. 110). Cuan importante fue para él matar animales, también se evidencia en la experiencia siguiente:
“Guardé un registro exacto de cada pájaro al que le había disparado a lo largo de toda la estación. Un día, al disparar… me sentí vergonzosamente usado, porque cada vez que había disparado y pensado que había matado a un pájaro, uno de los dos actuaba como si estuviera cargando su arma y gritaba: ‘No debes contar ese pájaro, porque yo disparé al mismo tiempo’, y el guardabosque que percibió el chiste, los apoyó. Después de algunas horas ellos me contaron el chiste, pero para mi no era ningún chiste, porque yo le había disparado a un gran número de pájaros, pero no sabía a cuántos, y no podría agregarlos a mi lista… Esto es lo que mis malos amigos habían percibido” (Darwin, p. 54).
Browne concluyó que su mayor y más importante rejocijo emocional, era cuando estaba disparando, mostrando una obsesión similar a la de un asesino que muesca o marca su arma después de cada matanza. El propio padre de Darwin vio su obsesión como un problema. Él dijo una vez que a Charles “solo le importaba disparar, los perros, y atrapar ratas”, y, como resultado, él “será una desgracia para sí mismo y para toda su familia” (Darwin, p. 28).
Incluso el propio Darwin sentía pesar haber pasado tanto tiempo tiroteando en su juventud, pero nunca expresó ningún pesar por su conducta sádica, sino únicamente su extrema obsesión por eso.
Según Bowler (p. 39), Darwin “desarrolló una pasión por disparar para sobrevivir en sus días universitarios, y eso sería repudiado en el futuro como una matanza inútil”. Por supuesto, eso no fue simplemente una matanza inútil, sino algo mucho peor. Uno se pregunta si esta “pasión” por matar y por la muerte podría haber jugado una parte importante en el desarrollo de su cruel teoría del la “supervivencia del más apto”, y la teoría de la selección natural, del diente y la garra.
La actitud de Charles contrasta mucho con varios miembros de su familia. Su hermana dijo que ni siquiera era apropiado matar insectos para las colecciones, y que “esos muertos tendrían qué hacer” (Desmond y Moore, p. 16). Darwin asintió a sus ideales, y concluyó que no “había derecho de matar insectos para hacer una colección” (Darwin, p. 45). Después, él ignoró este ideal, y siguió recolectando (pág. 62). La actitud de Darwin de matar para coleccionar, también contrasta con la de ciertos renombrados biólogos. El Profesor August Forel dijo que cuando era niño le permitieron coleccionar sólo insectos muertos. Luego, en 1859, le permitieron coleccionar especímenes vivientes, después de que su tío, también un entomólogo, le mostró cómo matar a las criaturas sin dolor (1937, p. 33).
Con respecto a su padre (aunque él era un doctor), Darwin dijo lo siuiente: “Al final de su vida, el pensamiento de una operación casi lo enfermó y dificilmente podía soportar ver a una persona sangrando”, (1958, p. 30). Es interesante saber que Darwin se sentó en dos “malas operaciones”, una de un niño, pero salió antes de que se terminaran, “esto sucedió mucho tiempo antes de los benditos días del cloroformo” (p. 48). Él no tenía ninguna tal náusea en “rellenar pájaros”, una área en la que tomó lecciones para desarrollar sus habilidades de taxidermista (p. 51).
La conducta de Darwin es irónica, en vista de su queja de que Dios es sádico. En una carta a su amigo, el Profesor Hooker, fechada el 13 de julio de 1856, Darwin dijo en referencia al polen, que “en lo que la naturaleza se parece a nosotros es en ser tan torpe y malgastadora”, y que “¡Qué clase de libro podría escribir el capellán del Diablo sobre los torpes, inútiles, erróneamente bajos y horriblemente crueles trabajos de la naturaleza!” (Darwin, p. 1990, p. 178).
En otra carta, esta vez enviada a Asa Gray, el 22 de mayo de 1860, Darwin escribió que él no podía creer en el Dios creador cristiano porque hay mucha miseria en el mundo. El ejemplo que dio fue el siguiente:
“No puedo persuadirme que un Dios benéfico y omnipotente tendría que haber creado designadamente el Ichneumonidae [los insectos parasitarios], con la intención expresa de su alimento dentro de los cuerpos vivientes de orugas, o que un gato debe jugar con los ratones” (Darwin, 1993, p. 224).
¡Algunos pueden ver como la mayor de ironía que Darwin sostuvo que el Dios cristiano no existe, aunque Darwin pensó que Él hizo las mismas cosas que el propio Darwin disfrutó siendo joven!
Conclusiones
Darwin padeció evidentemente un deseo desmesurado de matar animales durante casi toda su vida, sobre todo siendo joven, al principio de su existencia. Desgraciadamente, la mayoría de los escritores se ha alejado de las implicaciones de este rasgo de Darwin, indicando sólo que le gustó cazar (apenas una valoración exacta de su conducta). Una posible razón por la cual muchos escritores evitan este tema, es porque Darwin es ahora idolatrado por muchos científicos (y por otros), y porque el matar lascivo de animales no lo es.
Señalando con frecuencia como uno de los más grandes científicos del siglo diecinueve, si no el más grande que haya existido, Darwin es uno de los pocos científicos conocido por la mayoría de los norteamericanos. Sin embargo, para conocer a Darwin como una persona y sus motivaciones, uno debe evaluar su casi patológica afición por matar, y considerar cómo esto puede haber afectado sus conclusiones sobre la selección natural.
Referencias
* Bowler, Peter J. 1990. Charles Darwin: The Man and His Influence. Cambridge, MA: Basil Blackwell. * Browne, Janet. 1995. Charles Darwin: Voyaging. Princeton, NJ: Princeton University Press.
* Darwin, Charles. 1958. The Autobiography of Charles Darwin 1809-1882. New York: Norton.
* Autobiography. New York: W. W. Norton. Edited by Nora Barlow, 1990.
* The Correspondence of Charles Darwin. Volume 6 1856-1857. New York: Cambridge University Press. Edited by Frederick H. Burkhardt and Sydney Smith. * The Correspondence of Charles Darwin. Volume 8. New York: Cambridge University Press. Edited by Frederick Burkhardt. 1993 * Desmond, Adrian and James Moore. 1991. Darwin: The life of a Tormented Evolutionist. NY. Warner Books. * Forel, August. 1937. Out of My Life and Work. New York: W. W. Norton. * Gale, Barry G. 1982. Evolution Without Evidence: Charles Darwin and The Origin of Species. Albuquerque, NM: University of New Mexico Press.
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Reflexión final
Tras la exposición aquí traducida el lector podrá sacar sus propias conclusiones: ¿Puede tomarse en cuenta la teoría sobre la evolución de las especies formulada por un hombre como Darwin, que mostró tan crueles instintos en su vida disparando y matando animales inocentes? ¿No es acaso una de las cualidades humanas principales en un verdadero científico la nobleza, la compasión por sus semejantes y el respeto por la naturaleza? ¿Cómo es posible aceptar la teoría sobre la evolución de Darwin, conociendo su deliberada conducta inmisericorde hacia los animales y su pasión por cazarlos indiscriminadamente? ¿Acaso es ésta una cualidad que debe distinguir a un buscador de la verdad, que aboga por el bien de la humanidad, sin perturbar el desorden natural de la creación del Ser Supremo?
Estas y otras interrogantes han llevado a muchas personas de sensata inteligencia a impugnar con reconocidas pruebas científicas la teoría darwinista, la cual ha sido aceptada como un hecho consumado, a pesar de estar basada en un conocimiento incompleto y especulativo, como se mostró fehacientemente en el fragmento del libro La Base científica de la conciencia de Krishna, el cual publiqué en una nota anterior.
El conocimiento completo y perfecto de la evolución, detallado minuciosamente, está disponible en la Literatura Védica. Como expresa el Dr.T.D.Singh en otro capítulo del libro arriba citado, el proceso de evolución a través de 8.400.000 especies de vida, ha estado ocurriendo desde tiempo inmemorial. El alma espiritual nunca muere y nunca nace: es eterna. Transmigra de un cuerpo a otro. Esto es confirmado por el Señor Sri krishna en el Bhagavad-gita (2.22): “Así como una persona se pone ropa nueva y desecha la vieja, así mismo el alma acepta nuevos cuerpos materiales, desechando los viejos e inservibles”. De esta manera ocurre la transmigración del alma.
En el Brahma-vaivarta Purana se dice la especie de vida más importante es el ser humano. El Vedanta-sutra también declara; athato brahma-jijñasa: “Ahora, por lo tanto, en esta forma humana de vida, es el momento para inquirir acerca de la realización espiritual [Brahman]”. El ser humano se diferencia de los animales porque puede preguntarse ¿Quién soy yo? ¿Cuál es la verdadera misión de la vida humana? ¿Cuál es el último propósito de nuestra existencia?
La gente inteligente debe formularse estas preguntas y debe buscar las respuestas correctas de la fuente correcta. Los supuestos educadores modernos dicen que el propósito de la educación es resolver los problemas de la vida. Pero en realidad ellos sólo enseñan a sus estudiantes teorías especulativas e imperfectas como la de Darwin, el Big-Bang, etc., incrementando más y más la complacencia de los sentidos, y creando de ese modo más y más caminos hacia la degradación.
Como científicos teístas, es nuestro deber en el Bhaktivedanta Institute combatir dichas teorías y concepciones materialistas y nihilistas. Ellas han sembrado el caos y la confusión en la educación moderna y en el pensamiento ordinario. Esas teorías erróneas no son capaces de responder a los enigmas fundamentes de la vida ni explicar su origen, ni tampoco conducirnos a los valores superiores del ser, ni a la meta trascendental de la existencia humana. La actitud sádica que Darwin tuvo en su propia vida, es clara muestra de que su teoría es producto de su mente desquiciada y no debe ser tomada seriamente en cuenta.
(Continuará…)
Vaisnava dasanudasa
Prof. Carlos Rocha G.
Visuddha-sattva dasa
(Bhaktivedanta Institute)
OM TAT SAT
Visuddha-sattva Das
Sección del Chandelier Model que irá bajo la cúpula central del ToVP mostrando el planetario védico que Prabhupada quería fuera construido.
Visuddha-sattva Das
15 de febrero
Diagrama lateral del Chandelier Model, de la propuesta presentada en el 2009.
Diagrama lateral del Chandelier Model, de la propuesta presentada en el 2009.
Visuddha-sattva Das
16 de febrero
Esta es una diapositiva con dos vistas del Bhu-mandala, usadas en mis presentaciones sobre Cosmología Védica. Es copyright del Bhaktivedanta Institute y no debe reproducirse sin mencionar la fuente.
Esta es una diapositiva con dos vistas del Bhu-mandala, usadas en mis presentaciones sobre Cosmología Védica. Es copyright del Bhaktivedanta Institute y no debe reproducirse sin mencionar la fuente.
Visuddha-sattva Das
Este es el modelo físico del "Chandelier Model" del ToVP, dando una idea estética de como será dentro de la cúpula central del ToVP.
Visuddha-sattva Das
Mi diseño del Chandelier bajo la bóveda, elaborado en mi oficina de Mayapur, entre 2008 y 2009. La parte interna resaltada en verde entre las órbitas planetarias es la forma del Sisumara-chakra, de acuerdo a las descripciones del Cap. 23 del Quinto Canto del Srimad-Bhagavatam.
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Panel de trabajo en mi oficina de Mayapur entre 2008 y 2009.
Visuddha-sattva Das
En mi panel de trabajo en la oficina de Mayapur donde trabajé entre 2008-2009 en el proyecto del ToVP como miembro del Bhaktivedanta Institute.
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Estos cálculos sobre varios aspectos del modelo del planetario védico los hice en diciembre de 2008 en la pizarra de la izquierda, en mi oficina de Mayapur-ToVP.
Visuddha-sattva Das
El chakra en la cúspide del domo central del ToVP tiene 5 metros de diámetro, el mayor del mundo. Este es el diseño comparativo con el tamaño de una persona.
Visuddha-sattva Das
Esta es una muestra de las láminas de oro hechas en China que recubrirán la cúpula central del ToVP y durarán para siempre sin deteriorarse.
Visuddha-sattva Das
Vista del chakra montado sobre la cúpula central del ToVP en un modelo a escala.
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Los devotos comtemplan a las deidades situadas en los tres altares del ToVP-(Imágenes tomadas vía Photoshop de la presentación al GBC-Feb-2015)
Visuddha-sattva Das
Las murtis del Pancha-tattva en el altar central del ToVP.
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Las murtis del ISKCON-Vaisnava-parampara, incluyendo las de los seis Goswamis de Vrindavana, en el altar izquierdo del ToVP.
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Los devotos llevan las murtis del parampara a su altar dentro del ToVP.
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Las nuevas deidades del Pancha-tattva (con las medidas especificadas por Srila Prabhupada) vestidas y colocadas en el altar central del ToVP.
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Las nuevas murtis del Pancha-tattva en su altar central del ToVP en Sridham Mayapur Chandrodaya Mandir.
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