El debate del aborto
24 de diciembre de 2010 a las 16:34
El debate del aborto
_______Por el Dr. Howard J. Resnick
El siguiente trabajo se debe al Dr. Resnick, también conocido como Hrdayananda Goswami. El se graduó en Filosofía de la Religión en la UCLA, California. Obtuvo su Doctorado (Ph.D) en Sánscrito e Indología en la Universidad de Harvard. Tras la desaparición de A.C.Bhaktivedanta Swami, prosiguió con ayuda de otros sáncritistas la traducción del Srima-Bhagavatam un clásico de doce cantos publicado por el Bhaktivedanta Book Trust. Es autor de varios ensayos en textos académicos y ha expuesto charlas y conferencias en distinguidas universidades de Europa, Asía y América.
A continuación ofrecemos la traducción española de este controversial artículo que promueve la reflexión. En el abstract original inglés se ofrece un resumen del contenido del artículo. Para quien no dominen este idioma se da la traducción de dicho resumen. Tratando de esclarecer mejor la presentación de las ideas, he tenido que hacer unos nuevos ajustes a la redacción de la traducción española.
_______________Visuddha-sattva das
Abstract
The issue of the abortion has raised one of the biggest controversies presently. This debate is centered in the determination on the beginning of life. However, it will be demonstrated that the anthropocentric concept of pro–life is contradictory, in an extensive sense because it weakens the Bioethics. With the purpose of enlarging the horizon in the search for tools that allow defining the right to life, we will explore in the Vedanta philosophy of the India. Since the definition of property on the body plays a medullary role, we will reason this topic also. With base on inferences to those we arrived, a possible solution we shall propose. Such solution implies the participation of the governments. The article ends with an analysis on the paradoxes of the concept of secularization. Because this block, the roots allow us to establish a society of values, and strengthen the abortion.
Resumen
El debate del aborto se centra generalmente en la búsqueda de una determinación precisa sobre el momento en que comienza la vida. Investigadores médicos distinguidos han argumentado que la verdadera y única vida humana comienza en el momento de la concepción, cuando el espermatozoide y el óvulo se unen, ya que en ese momento, en el óvulo están presentes los cuarenta y seis cromosomas necesarios para el desarrollo del cuerpo humano. Lo que están a favor del aborto alegan, que a pesar de que el código genético completo para la vida humana está presente en ese momento de la concepción, este código en sí, no es un ser humano, sino solamente una precondición necesaria para la vida humana.
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¿Sólo los seres humanos?
Insistiendo en que la vida humana comienza en el momento de la concepción, el movimiento antiaborto trata de motivarnos, para que nos demos cuenta, que el aborto significa matar. Pero matar a un ser humano en lugar de un animal, un ave, un insecto o un pez. Así pues, a pesar que el movimiento se nombra “pro-vida”, en realidad es “pro-vida humana”. El que se mezclen los términos vida y vida humana revela una suposición perturbadora: que la vida no humana, por alguna razón, no es realmente vida. O sí lo es, entonces, por alguna consecuencia, no es tan “sagrada” como la vida humana y por lo tanto no es digna de protección.
Pero cuando estudiamos las diferencias entre la vida humana y las demás formas de vida, tales como la de los monos, las vacas, etc., observamos que la diferencia se ha limitado enteramente en la presencia de la inteligencia racional del ser humano. Así pues, si aceptamos que solamente la vida humana es sagrada, corremos el riesgo de otorgarle esa condición sacra a los seres humanos, tan sólo porque son más inteligentes que los animales. Ahora bien, admitiendo el principio que los derechos legales son para los más inteligentes, entonces aceptaremos el principio que una forma más inteligente de vida puede matar a una forma menos inteligente. Así que con esta premisa, podríamos sugerir lo siguiente: ¿Por qué los seres humanos más inteligentes no pueden matar a los menos inteligentes?
Podemos alegar que los animales no pueden vivir en nuestro nivel de conciencia; pero una eminencia podría alegar que ya que los seres humanos ordinarios no pueden vivir en su nivel de conciencia, comunicación o conocimiento, se les podría matar e incluso comer para disminuir la explosión demográfica, como la escasez de alimentos en el mundo. Los retardados, los ancianos, los enfermos y los parias de la sociedad, serían especialmente elegibles para este destino. Estas son las horrendas conclusiones a las que llegamos cuando tratamos de condenar el aborto, mientras defendemos la matanza de animales.
El veredicto de la filosofía Vedanta
Para aclarar un poco más las interrogantes que suscita el tema del aborto, volteemos por un momento nuestra visión hacia el Oriente, en los textos filosóficos más antiguos del mundo, la sabiduría védica de la India. En el más importante de estos escritos, El Srimad- Bhagavatam, observamos el siguiente comentario:
“Bajo la supervisión del Ser Supremo, y de acuerdo con el resultado de sus actividades previas, el ente viviente o alma, entra en la matriz de una mujer a través de la partícula de semen para adoptar un tipo de cuerpo en particular. Durante la primera noche el esperma y el óvulo se mezclan, y en la quinta noche la amalgama se convierte en una burbuja. En la décima se desarrolla en la forma de una ciruela, y después de eso, gradualmente se transforma en un cuerpo de carne. En el curso de un mes se desarrolla la cabeza, y al final de tres meses aparecen las uñas de las manos y los pies, el vello del cuerpo, los huesos y la piel. Así como el órgano reproductor y los demás orificios del cuerpo, es decir, los ojos, las fosas nasales, los oídos, la boca y el ano”. [1]
Los sabios de los tiempos védicos parecían conocer con gran precisión como se desarrolla el embrión en la matriz. Sin embargo, el punto más importante que se menciona aquí es, que el ente viviente o alma [2] existe dentro del espermatozoide y se inyecta en el útero de la madre. Todo esto sucede “bajo la supervisión de Dios”, y el resultado es la “generación de un nuevo cuerpo material”.
Así que, desde el punto de vista de la filosofía Vedanta, la vida (ente espiritual o alma) está presente incluso antes del momento de la concepción, y que decir después.
En la actualidad existe un interés creciente en la doctrina de la trasmigración del alma. El concepto de que un alma ha caído al mundo material y está naciendo repetidamente de acuerdo con sus deseos materiales contaminados y que, eventual-mente, debe regresar a su hogar con Dios al mundo espiritual, es un concepto que tuvo gran aceptación entre algunos filósofos griegos tales como Platón [3] y Pitágoras; así como también entre algunos cristianos de la Iglesia Primitiva, por ejemplo Orígenes, 5 San Tertuliano, Justino Mártir, etc.
La pregunta que suscita esto es la siguiente: ¿Cómo se relaciona la trasmigración del alma con el aborto? De acuerdo con la cita previa del Bhagavatam, es la ley de Dios que el alma eterna sea colocada en el semen del hombre y luego se inyecte en la matriz de la mujer. Por lo tanto, de acuerdo con la sabiduría védica, la persona misma, el alma, está presente incluso antes de la concepción, y ciertamente después. O sea, lo que se desarrolla dentro del vientre de la madre es la cubierta exterior de una persona o alma eterna, y nadie tiene derecho, en ninguna etapa del desarrollo embrionario, de sacar sin misericordia el alma del útero en donde Dios la ha colocado.
En otro texto védico, el clásico Bhagavad-gita, escrito hace cinco mil años, observamos una analogía sencilla: “Tal como una persona se pone nuevas vestiduras desechando las viejas. En forma similar, el alma, o Yo conciente, acepta diversos cuerpos materiales y abandonando los viejos.” [5]
Desdichadamente, la idea de que el yo es únicamente el cuerpo físico, a priori se ha infiltrado en todos los niveles de la sociedad moderna, incluso hasta corromper los supuestos aspectos religiosos. Esta ceguera espiritual debilita muy seriamente las corrientes antiaborto que proponen la santidad de toda manifestación de vida.
En realidad, cada uno de nosotros es un alma espiritual eterna y no el cuerpo material burdo que la cubre. Todo forma de vida, ya sea ave, insecto, pez, mamífero, planta o el bebé nonato, alberga una persona o alma individual en su trágica aventura; trasmigrar de un cuerpo a otro por el universo material. Por lo tanto, toda forma de vida es sagrada y nunca se le debe matar caprichosamente.
Es por eso que el único fundamento, espiritualmente consistente, para aquellos que defienden la preservación de la vida, sería una concepción firme basada en la sacralización de toda manifestación de vida, asentada en el conocimiento de la presencia del alma en todos los seres vivientes.
A veces nos enorgullecemos de nuestra moralidad y sacrificio personal por un principio más elevado pro-vida. Pero si no aceptamos la condición sagrada de toda vida, si no estamos dispuestos a hacer el esfuerzo de investigar la naturaleza verdadera del alma, entonces nuestros argumentos tendrán la semilla del ateísmo, que es el factor medular que destruye toda la moralidad. El verdadero problema actual en el asunto del aborto es, que éste representa la manifestación más dramática del debate entre el materialismo y el espiritualismo. En otras palabras, el ateísmo contra el teísmo..
¿Somos propietarios del cuerpo?
Una persona santa, alguien consciente de su posición constitucional como alma espiritual sirviente de Dios, reconocerá a Dios [6] como el verdadero propietario de todas las cosas. Por lo tanto, esa persona usará todo lo que tiene, incluyendo su cuerpo y mente, en el servicio del Señor.
A pesar de que muchas mujeres dicen neciamente ser propietarias de sus cuerpos y por lo tanto tienen derecho a matar a sus bebés nonatos, el hecho es que ninguna de ellas puede protegerlo cuando, por la ley de Dios, es forzado a salir del cuerpo en el momento de la muerte. El cuerpo lo crea la naturaleza material bajo la supervisión de Dios. Así que, ¿cómo es posible que alguien afirme que es dueño de su cuerpo? Es interesante señalar que el concepto que el cuerpo pertenece a un individuo, está basado en la doctrina falsa de un mundo centrado en el hombre.
Es triste decirlo, pero esta idea, el antropocentrismo, tiene sus raíces en las tradiciones de la mayoría de las denominaciones religiosas modernas, que nos enseñan que la principal actividad de Dios es proporcionar felicidad a los seres humanos, cuidarlos y recompensarlos o castigarlos. Así pues, la religiosidad Occidental define la identidad de Dios en términos de nuestra propia vida. Nosotros somos los sujetos, somos los ejecutores, disfrutadores y sufridores, y Dios tan sólo controla el destino futuro. De esta manera, incluso nuestros supuestos conceptos religiosos están centrados en el hombre, no en Dios.
No vemos a Dios como el disfrutador supremo de todas las cosas. No vemos exclusivamente al universo como existente para el placer de Dios. Por consiguiente, nuestras tradiciones religiosas no tienen el poder de establecer una sociedad con principios morales genuinos.
Los textos védicos clasifican este tipo de concepción religiosa como kaitava dharma, es decir, religiosidad engañosa. Sin duda, la meta del cristianismo, el judaísmo, islamismo, hinduismo y las otras grandes religiones genuinas, es el amor a Dios. Pero el amor implica servicio. El que en verdad ama a Dios, lo aceptará como el propietario y disfrutador supremo y no pensará tontamente que Dios tiene por objeto acatar nuestras órdenes. Si las personas tienen una verdadera conciencia de Dios, entonces podrán aceptar el auto-sacrificio, la abstinencia, la fidelidad. Eso eliminaría la mayor parte del problema que el movimiento antiaborto está tratando de combatir.
Posible solución
Es evidente que la causa fundamental del aborto es la muy propagada tendencia hacia la promiscuidad, la cual es el resultado de la ignorancia de los principios espirituales básicos. A menos que demostrativamente se concientize en forma liberal, pluralista y filosófica, sobre el verdadero propósito de la vida humana, que es la de revivir nuestra eterna relación amorosa con Dios, como parte de todos los niveles de la educación y los medios de comunicación, continuarán las obsesiones por el sexo ilícito. Y por consiguiente, será muy difícil detener el aborto.
La sociedad moderna ha malentendido complemente ésta gran responsabilidad de la vida humana. Tanto nosotros como los animales necesitamos alimento, sexualidad, sueño y protección; pero solamente los seres humanos tenemos la inteligencia para comprender a Dios y para resolver los verdaderos problemas de la vida, a saber; el nacimiento, la enfermedad, vejez y muerte. La obsesión moderna por el sexo y las atrocidades que se cometen como resultado de ello para deshacerse de los bebés no deseados, tan sólo constata la degradación de la sociedad.
Nosotros nos distinguimos de los animales por nuestro amplio conocimiento que nos permiten ser espirituales y filosóficos para comprender a Dios. Un cerdo o un perro no pueden comprender Su existencia; a pesar que un cerdo o un perro puede tener sexo, comer, beber y estar satisfecho con tan sólo eso. Incluso ellos pueden defenderse; pero no pueden servir a Dios y aceptarlo como el supremo disfrutador de todas las cosas.
Si pensamos que la religión tan sólo existe para obtener las bendiciones de Dios en la forma de prosperidad y placer material, estamos adoptando, sutilmente, la misma mentalidad que los animales que no comprenden a Dios.
Responsabilidad gubernamental.
Todo esto debe implicar un cambio de conciencia en los líderes que dirigen nuestra sociedad. ¿Cómo es posible que en la Unión Americana, hombres cuya comprensión filosófica está al nivel de los monos y perros, por su espíritu de promiscuidad, se les permita formular leyes que violan las leyes universales impuestas por Dios? ¿Cómo puede progresar una nación, cuando se les permite a hombres que son menos que animales, sentarse en el tribunal superior y autorizar a las madres jóvenes que asesinen a sus propios hijos nonatos?
Por lo tanto, a través del proceso democrático, se debería reemplazar a esos hombres, que son menos que animales, por seres humanos verdaderos que conozcan filosóficamente a Dios y respeten sus leyes; sólo así habrá verdadera paz y armonía entre todos los seres vivientes.
El Estado secular
Esto nos conduce al último punto de nuestra discusión. El tema es muy profundo e importante hoy en día. Me gustaría dilucidar bastante sobre esto, pero tal vez puedo tocar ciertos puntos.
En los últimos siglos antropocéntricos se ha creado, principalmente en Occidente, una dicotomía muy artificial y completamente ilógica entre la razón y la espiritualidad. Es una dualidad que no proviene de la lógica; ni del pensamiento, ni del raciocinio objetivo, sino más bien proviene de una lucha específica e histórica entre una religión en particular y un movimiento materialista singular. Esa lucha ocurre entre la ciencia materialista y las Iglesias europeas. Debido a lucha histórica para imponerse artificialmente sobre todo pensamiento humano, ha surgido ese concepto de conflicto entre religión, filosofía y ciencia. O sea, que hay una esfera objetiva y materialista y otra subjetiva y mística. No obstante, éste es un concepto que no se puede sostener para nada, digamos por lógica objetiva; sino que es una cosa más bien particularmente histórica.
Para dar un ejemplo de como esa polaridad es muy artificial, recordemos que en los países democráticos se habla mucho de la Democracia, que tiene como base la igualdad de los seres humanos. Pues si nosotros no fuéramos iguales, ¿por qué existe la Democracia? En los Estados Unidos se habla mucho de igualdad. Lo irónico de eso es, que la igualdad es una cosa totalmente metafísica. O sea, desde el punto de vista del empirismo no existe tal cosa. Es un fantasma completamente metafísico. Pues si queremos ser empíricos, podemos darnos diferentes tipos de pruebas, tanto físicas como intelectuales, y los resultados mostrarán sin duda, que todos somos completamente desiguales.
Entonces, si físicamente no somos iguales, y mentalmente tampoco somos iguales, ni intelectualmente somos iguales, ¿en qué sentido somos iguales? Es obvio que espiritualmente somos iguales. Entonces, la igualdad no es un concepto científico sino algo metafísico. O por ejemplo, el valor de la libertad y cosas similares son conceptos totalmente metafísicos. Inclusive todo el concepto de ley y orden es metafísico. Porque según la ciencia materialista, no hay tal cosa como bueno y malo. Ni la supervivencia es buena. Porque si no persiste un ser viviente, por lo menos continúa otra combinación de elementos.
Entonces, de allí el hecho que formemos sociedades, que tengamos conceptos de bueno y malo o correcto o incorrecto, que aceptemos conceptos como igualdad y justicia, pero ¿qué es justicia? Desde el punto de vista de la Física, cualquier cosa que suceda es justa, porque sucedió. Pues si no obedeciera las leyes naturales, entonces ¿cómo puede suceder? Y digamos que no existe nada dentro del universo sino elementos propios del universo, por lo que no puede existir nada que no sea justo; en el sentido de que nada puede suceder sin obedecer las leyes naturales. Porque si no obedece las leyes naturales ¿cómo puede acontecer?
Por lo tanto, si queremos formular otro concepto de justicia más allá de una definición puramente física, donde cualquier cosa que sucede es justa, ¿por que sucedió bajo tales leyes? Y si queremos decir que una cosa puede suceder sin ser justa, inmediatamente abrimos otra dimensión, que es metafísica, que es la dimensión ética o la dimensión de moralidad; algo totalmente metafísico.
Entonces, ¿Qué sociedad puede funcionar así, sin aceptar un concepto de moralidad? Sin moralidad, ¿cómo podemos escribir constituciones?, ¿cómo podemos hacer revoluciones?, ¿cómo podemos hablar de la Reforma, los Insurgentes, los Niños Héroes? Todo eso es totalmente metafísico, en el sentido que se puede explicar únicamente saliendo de la plataforma de explicaciones empíricas. O sea, si nos quedamos en esa dimensión de ciencia empírica, ni se puede hablar incluso de esas cosas, y mucho menos explicarlas. Por lo tanto, vivimos constantemente en una dimensión metafísica. Pero aún así, por pura mala voluntad, queremos negar la fuente de la metafísica, que es Dios.
Además de eso, si creamos leyes que son diferentes de las leyes de Dios, son inútiles de cualquier manera. Digamos que son ejercicios de futilidad. Por lo que yo diría que el Estado moderno secular es tanto un fracaso como una hipocresía. Actualmente, existe la división completamente artificial entre la ciencia y la ciencia metafísica, por ejemplo en los Estados Unidos, esa idea de que los científicos son los únicos objetivos, ya pasó de moda. Es un concepto completamente anacrónico, pues ya se reconoce que es absurdo. A razón de que sin valores, sin sostener ciertos valores, no puede haber propósitos, ¿Cómo puede tenerse un propósito sin un valor? Porque un propósito es exactamente ese esfuerzo que se lleva a cabo para alcanzar una meta que se valoriza. Y sin dichos propósitos, ¿cómo podemos emprender investigaciones científicas? Entonces, ¿si eso es verdad, que tenemos propósitos y tenemos valores, en que sentidos somos objetivos?
Otra cosa es el hecho, que éste tipo de pensamiento secular convierte al ser humano en un animal que trabaja y que consume. Una sociedad de consumidores y productores. Para los líderes del mundo eso está muy bien, que los seres humanos se vuelvan bueyes, burros que trabajen duro, para enriquecer a unos cuantos, y que no desarrollen su espíritu filosófico, racional y espiritual. Lo cual demuestra que la sociedad secular moderna es un fracaso, pues inhibe el fundamento de toda moral y ética que sostiene el respeto por la vida y por consecuencia incita el aborto.
Notas
[1]. Srimad-Bhagavatam 3.31.
[2]. La filosofía Vedanta define al alma o entidad viviente como una partícula atómica cuya dimensión es la diezmilésima parte de la punta de un cabello (Ver: Bhagavatam 10.87.26, Svetasvatara Upanisad 5.9, Mundaka Upanisad 3.1.9) que es la fuente de vida (jiva) y se le percibe en la forma del yo consciente (Ver El Bhagavad-gita, 13.34)
[3]. Platón. Fedro en Diálogos de Platón.
[4]. En Orígenes. De Principiis, Book III. Cap. Chirtyan Library, 1867.
[5]. Bhagavad-gita (2.22).
[6]. Nb. Al decir Dios, se hace referencia al la causa suprema de todas las causas, el Ser Supremo, conocido con diferentes nomenclaturas en las tradiciones religiosas y escuelas filosóficas.
Vaisnava dasanudasa
Visuddha-sattva dasa
(Bhaktivedanta Institute)
OM TAT SAT
¿Siguiendo este proceso puedo sentir a Dios no sólo fuera, sino también en el interior?":
SRILA PRABHUPADA: Entenderás todo lo que está en relación con Dios: que está en el interior, que está fuera, cómo actúa; todo se revelará. Debido a esa actitud de servicio, Dios Se revela a Sí mismo. No puedes entender a Dios por tus propios esfuerzos. Sólo si Dios Se revela.
Por ejemplo, de noche, cuando el Sol está fuera de tu vista, no puedes verlo mediante tu linterna, ni con la ayuda de ninguna luz. Pero por la mañana puedes ver el Sol de un modo automático, sin ninguna linterna. Análogamente, tienes que crear una situación, tienes que ponerte en una situación en la que Dios Se revele. No es que haya un método mediante el cual Le puedas pedir a Dios: «Por favor, ven. Quiero verte». No. Dios no es un chico de los recados.
A.C. Bhaktivedanta Swami
Preguntas Perfectas, Respuestas Perfectas
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