El alma espiritual confundida
Una introducción pertinente
El siguiente artículo corresponde al primer capítulo del libro
La Base Científica de la Conciencia de Krishna, del Dr. T.D.Sing (Bhaktivarupa Damodara Swami), el cual fue publicado el pasado año 2010 en español por el BBT de México, con un prólogo y un resumen biográfico actualizado del autor, que escribí presentando la edición española bajo mi supervisión, diseño y montaje, en un tiraje de 5.000 ejemplares.
En una primera nota anterior publiqué el cuarto capítulo de dicha obra, titulado "El conocimiento incompleto y especulativo de la teoría de la evolución de Darwin", al cual remitimos a nuestros lectores. Prosigue aquí esa serie de secciones de carácter científico.
La edición inglesa del libro del Dr. T.D.Singh, fue publicada en 1973 por el BBT y se vendieron un cuarto de millón de copias en varios idiomas. Esta obra breve (72 páginas) era necesario disponer de ella en nuestro idioma para difundir las bases científicas del pensamiento védantico en el mundo académico hispanohablante, como útil soporte literario de la prédica calificada que en el Bhaktivedanta Institute (BI) hemos venido difundiendo desde su creación en 1974.
Además de fundar Iskcon y el BBT, Srila Prabhupada también es el Acharya-Fundador del Bhaktivedanta Institute. El Instituto Bhaktivedanta (cuya misión española dirijo) es un centro de estudios védicos para el desarrollo de los estudios avanzados de la ciencia y la espiritualidad. Fue fundado por A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada en 1974, en Vrindavana, India, siendo designado como Director Internacional el Dr.T.D.Sing (Bhaktisvarupa Damodara Swami), el autor del libro cuyo capítulo se reproduce aquí. El condujo la misión académica del instituto hasta su desaparición física, en Octubre del 2006.
Científico y visionario de la paz, reconocido por sus esfuerzos pioneros en promover la interacción y el diálogo entre la ciencia y la religión, en aras de un mayor entendimiento de la vida en el universo y sus orígenes, el Dr. T.D.Sing fue autor de varios libros, artículos científicos y publicaciones que promovieron el concepto védantico sobre el origen de la vida en el mundo académico internacional, en aras de una sintesis y acercamiento entre la ciencia y la espiritualidad.
Tuve el honor de cooperar con el autor por más de tres décadas en los diversos programas internacionales del BI y lo elegí como mi
sannyasi-guru. Lamentablente, debido a su súbita desaparición, las circunstancias imprevistas del destino no permitieron que eso se consumara y yo pasé también por otros episodios inesperados, porque todo ocurre por el control Supremo. Por ahora, he desistido del intento de entrar en el
sannyasi-ashram, que no es únicamente un cambio de ropa ni debe basarse en consideraciones meramente institucionales y/o burocráticos, sino que, de acuerdo al
Vaisnava-sastra, la orden de la vida de renuncia significa una transformación profunda del corazón, para dedicarnos plenamente al servicio de Sri Guru-Gauranga en la modalidad de
gopi-bhava.
Espero que este valioso fragmento sea de gran utilidad para todos los lectores (devotos y no devotos), que deseen tener una explicación convincentemente clara y sencilla sobre la errónea concepción en la que basa la teoría de Darwin. Rechazando la ilusoria teoría de la evolución de Darwinista, basada en un conocimiento incompleto y especulativo, el paradigma vedántico esgrimido en este contexto, nos demuestra, entre otras reflexiones fundamentales, que la vida proviene de la vida. Desde que fue promulgada la teoría evolucionista hace 150 años, no existen evidencias científicas directas de ninguna gran evolución filogenética.
Como se indicó en la introducción al cuarto capítulo ya reproducido en estas notas, la vida, como sinónimo de conciencia, constituye un principio fundamental e irreducible de la naturaleza. No surge de una combinación aleatoria de substancias químicas ni puede ser reducida a fenómenos físico-químicos A través de ocho amenas e instructivas secciones, el autor dirige la investigación científica hacia las verdades que no pueden ser conocidas a través del microscopio o del telescopio, sino sólo mediante el instrumento de la conciencia purificada — la ciencia espiritual del bhakti-yoga.
De 1970 a 1977, el autor de este libro fue directamente entrenado en la tradición del Vaisnava Vedanta por nuestro maestro espiritual, A.C.Bhaktivedanta Swami Prabhupada, quien le ordenó que probara la existencia de Dios científicamente y que dirigiera el Bhaktivedanta Institute, con el propósito de trabajar para la unificación de la ciencia y la espiritualidad. El consagró todo su sincero esfuerzo a ello.
Siguiendo en pos de ese ideal espiritual y cumpliendo la orden de nuestro maestro espiritual, Srila Prabhupada, he venido tratando de proyectar dicha misión a través del Instituto Bhaktivedanta, que es el capítulo del BI en el mundo hispanohablante.
En base a los mismos fundamentos y en defensa del genuino legado por el cual fue fundado el Bhaktivedanta Institute, Estuve a cargo de la primera edición española de
La Base Científica de la Conciencia de Krishna.
A este esfuerzo de traducción seguirán otros titulos en preparación, que esperamos publicar pronto bajo nuestro sello editorial y logo del Instituto Bhaktivedanta. Me refiero a otros dos trabajos que el mismo autor me pidió publicar en nuestra lengua: La vida y la evolución espiritual, y Ciencia y Espiritualidad: encuentro con siete Premios Nobel.
Sin duda, estos y otros títulos en preparación, serán de gran utilidad para promover la interacción y el armonioso diálogo entre la ciencia y la religión en neustra lengua, en aras de un mayor entendimiento de la vida en el universo y sus orígenes entre los académicos desprejuiciados y no influenciados por las ideas extremadamente materialistas de la ciencia moderna. En este sentido, cabe citar una relevante reflexión del Dr. T.D.Singh, señalando las dos necesarias vertientes de la creatividad humana:
“Los caminos científico y religioso son como dos arroyos de la mente humana creativa. El camino científico intenta explicar la naturaleza de la realidad dentro de la racionalidad, mientras que el camino religioso o espiritual lo hace interiormente y más allá de la racionalidad”.
El armonioso diálogo interactivo entre la ciencia y la espiritualidad, está contribuyendo a develar las más intrincadas preguntas que involucran la comprensión de la realidad cósmica y del individuo. Como se apunta al final del libro, cuya cuarta sección presentamos auspiciosamente aquí, en estas notas de Facebook, es preciso seguir el proceso de aceptar un maestro espiritual genuino para comprender la Verdad Absoluta. El guru o alma autorealizada, puede impartir conocimiento trascendental basado en las instrucciones autoritativas de las Escrituras Védicas reveladas (
sastras).
Como expresa el autor desde el comienzo, nuestro interés primordial es mostrar que la comprensión espiritual de la existencia es todavía tan necesaria como siempre, y que el futuro avance de la ciencia y de la condición humana en general, depende necesariamente de esta comprensión.
A continuación presentamos el primer capítulo del libro, al cual seguirá el segundo en la próxima nota.
Prof. Carlos Rocha G.
___________(Visuddha-sattva das)
El alma espiritual confundida
Los científicos modernos, especialmente los genéticos, han llegado tan lejos que pareciera que el destino del hombre estuviera en sus manos. Ellos proclaman que en el futuro fabricarán seres humanos de acuerdo a la demanda y la necesidad.[1] Esta clase de revolución científica comenzó en 1543 con la publicación de Copérnico, el astrónomo polaco que promulgó la teoría heliocéntrica (o sea, la premisa de que los planetas giran alrededor del sol). E. E. Snyder, en su libro
Historia de las Ciencias Físicas, escribe: “Ya que mediante la ciencia fue posible comprender el mundo natural, mediante la ciencia también fue posible que el hombre fuera capaz de cambiar el mundo por sus propios medios y de ese modo mejorar su naturaleza. La carga del progreso del hombre, recayó entonces en el hombre, no en Dios. Dios creó el universo de tal modo que éste obedece a ciertas leyes naturales. Esas leyes fueron descubiertas por los hombres (los científicos); por lo tanto Dios no fue particularmente necesario excepto en un sentido personal”.[2]
Mi interés es mostrar que Dios es todavía tan necesario como siempre, y que el avance venidero de la ciencia misma depende necesariamente de esta comprensión. Hemos llegado a un punto en nuestras aptitudes tecnológicas en el cual la humanidad, cuya independencia es el pilar del edificio científico, está amenazada por sus propios logros. Abundan los fatalistas, pero ya sea que el final llegue mediante una bomba, por contaminación, por soledad automatizada, o que llegue como fuere, no cabe duda que se está cometiendo un error fundamental al pensar que únicamente la humanidad tiene todas las respuestas.
La Ciencia —o sea, la observación y la hipótesis— es un hecho básico de la mecánica del pensamiento. Lo que está faltando es un propósito y un marco intelectual más amplio dentro del cual pueda manifestarse este ejercicio empírico.
La palabra “revolución” es apropiada para describir la historia de la ciencia. Ha sido más esencialmente una cronología de intentos por derrocar a la autoridad, no sólo de la Iglesia, que quemó a Bruno en la hoguera, sino también la del tipo de pensamiento denominado
a priori, deductivo, sumiso o fiel, y a la Persona a quien tal pensador rinde homenaje — Krishna, Dios. No hay razón para documentar aquí el adelanto de esta rebelión embriagante. Lo importante es que una vez que fue iniciada nadie pudo detenerla.
Este libro está dirigido principalmente a nuestros amigos científicos. En vez de centrar la conciencia en torno a máquinas temporales, uno debe transferir su conciencia a Sri Krishna, el científico supremo, sabiendo que El es el centro de todas las actividades. Puede que haya innumerables círculos concéntricos alrededor de un centro común. De manera similar, todos los científicos, filósofos, hombres de negocios, políticos, etc., pueden ocuparse en la conciencia de Krishna, manteniendo a Krishna en el centro de todas sus actividades.
La conciencia de Krishna se define como “nuestra relación eterna con la Suprema Personalidad de Dios; la última meta de la vida, que es retornar a casa, ir de regreso a Dios; y el proceso de regresar al mundo espiritual”[3]. El cero, por si sólo, no tiene valor. Sin embargo, cuando se coloca un uno delante de él, se convierte en diez. De manera similar, todas las actividades carecen de valor a menos que está incluido en esas actividades. De ese modo, podemos comprender que la ciencia de Krishna es la única ciencia verdadera que hay que aprender y practicar.
NOTAS
1. Tom Paskal, “Tampering with the Machinery of God”,
Weekend Magazine, Septiembre 18, 1971, p.5.
2. E.E. Snyder,
History of the Physical Sciences, Merrill Publishing Co., Columbus, Ohio, 1969, p. 28.
3. A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada,
Teachings of Lord Caitanya, The Bhaktivedanta Book Trust, 1968, New York, Los Angeles, London & Bombay, p. 23.
(Cont.): Transcribo a continuación el Capítulo 2 de La Base Científica de la Conciencia de Krishna. Los interesados pueden leer en la nota anterior la introducción que antecede al Capítulo 1.
Percibiendo la existencia del científico supremo, el Señor Sri Krishna
Cuando pensamos calmadamente y cuidadosamente en este maravilloso universo, podemos ver que todo está funcionando bajo el control de un cerebro supremo. Hay un orden perfecto en los acontecimientos naturales. Sin la planificación cuidadosa de un cerebro científico y planificador, las cosas sucederían al azar Es fácil comprender que existe una causa detrás de cada acción. Una máquina no puede funcionar sin un operador. Los científicos modernos están muy orgullosos por la automatización, pero también existe un cerebro científico detrás de la automatización. Incluso Albert Einstein aceptó que existe un cerebro perfecto detrás de todas las leyes físicas naturales. Cuando hablamos de “cerebro” y “operador”, estos términos implican a una persona. No pueden ser impersonales. Puede que uno se pregunte quien es esa persona. Es el Señor Sri Krishna, el científico supremo y el ingeniero supremo, bajo cuya buena voluntad todo el cosmos está funcionando. Sri Krishna dice: “Todo el orden cósmico está supeditado a Mí. Por Mi voluntad, se manifiesta una y otra vez, y por Mi voluntad, al final es aniquilado”. [Bg. 9.8]
Observemos ahora unos pocos ejemplos de la creación del Señor. Al contemplar estos aspectos ejemplares, uno debería desarrollar mayor comprensión y aprecio por la existencia del cerebro más poderoso, el Señor Sri Krishna. El sol que vemos cada día es el astro más cercano. Su ancho es cien veces el diámetro de la tierra y está a ciento cuarenta y ocho millones de kilómetros distante de la tierra. Todos los días el sol provee al sistema solar una cantidad tremenda de calor, luz y energía. “La pequeña fracción de energía del sol que cae sobre la tierra— estimada en cinco partes en cien millones de millones— es aproximadamente 100.000 veces mayor que toda la energía utilizada en las industrias del mundo.
La energía total que emite el sol en un solo segundo sería suficiente para mantener encendido un fuego eléctrico de un kilovatio durante 10.000 millones de millones de aïos. Dicho de otra manera, la energía que emite el sol en un segundo es mayor que la cantidad de energía que la especie humana ha consumido durante toda su historia”.[1] Sin embargo es sólo una entre la incontable cantidad de estrellas que flotan en el cielo en todas las direcciones. Las industrias térmicas, eléctricas y nucleares han sido hechas con el cerebro científico materialista. Estas pueden proveer calor, luz y energía en una cantidad pequeña y limitada, pero el Señor Krishna le está proveyendo a todo el planeta una ilimitada fuente de energía que proviene de un solo sol. Krishna dice: “El esplendor del sol, que disipa la oscuridad de todo este mundo, proviene de Mí. Y el esplendor de la luna y el esplendor del fuego también provienen de Mí”. [Bg. 15.12] Los planetas están girando en una órbita sistemática alrededor del sol. Incluso dentro del pequeño átomo, los electrones giran en órbitas alrededor del núcleo de una manera perfecta.
Por lo tanto, desde el ámbito sub-microscópico del átomo hasta los ámbitos expansivos de los objetos galácticos, este universo material está funcionando como un mecanismo de relojería intrincado y bien lubricado, de acuerdo a grandes leyes y principios físicos. Los científicos han sido muy aclamados por haber fabricado algunas naves espaciales, mientras que Krishna, sin esfuerzo, produce naves espaciales gigantes, tales como los planetas y los astros, que están perfectamente equipados y mantenidos. En el
Bhagavad-gita, Krishnadice,
gam avisya ca bhütani dharayamy aham ojasa: “Yo entro en cada planeta, y mediante Mi energía ellos permanecen en órbita”. [Bg. 15.13] Las leyes hechas por el cerebro supremo siempre siguen siendo perfectas; nunca son violadas. Nunca vemos que el sol surja por el oeste y se oculte por el este. El colorido arco iris que observamos cuando el sol está brillando durante una llovizna, sólo es visible cuando el sol está detrás del observador, debido a las leyes de la refracción. Así mismo, todos los años, las estaciones se suceden una a otra bastante periódicamente, produciendo síntomas únicos para cada una de ellas.
Veamos ahora algunos aspectos de la creación del Señor a nivel molecular. Los químicos han descubierto que los diferentes colores de las flores se deben a unas sustancias químicas llamadas antocianinas, y que los diferentes aromas se deben mayormente a compuestos químicos llamados terpenos y terpenoides. Las estructuras moleculares de estos compuestos varían desde estructuras muy simples a redes muy complejas. El alcanfor, por ejemplo, es un compuesto técnico, y el olor característico de los limones se debe a la molécula llamada limoneno, que es uno de los terpenos más simples. De manera similar, los colores característicos de las zanahorias y de los tomates se deben a moléculas llamadas carotenos, que son formas más elevadas de los terpenos. La estructura molecular para cada color o aroma definido es maravillosamente única.
Un pequeño cambio de posición de unos pocos átomos en la molécula, una pequeña variación en la geometría de la molécula o un ligero cambio en el tamaño de la molécula, puede ocasionar que un color cambie de naranja a rojo, que un aroma suave y agradable se vuelva repelente y agrio, y que un sabor cambie de dulce a amargo. En un extremo encontramos la molécula más pequeña, la molécula de hidrógeno, que contiene sólo dos átomos de hidrógeno. En el otro extremo, encontramos moléculas gigantes tales como las proteínas y los ácidos nucléicos (ADN y ARN), los componentes básicos de todos los cuerpos materiales vivientes, los cuales contienen innumerables átomos que tienen una función definida. De manera similar, el patrón cristalino de cada molécula es único. Por ejemplo, la forma geométrica del cloruro de sodio (la sal común), es cúbica. El carbón vegetal, el grafito y los diamantes, se derivan todos del mismo elemento, el carbono, y sin embargo el brillante y transparente diamante es extremadamente duro, mientras que el grafito es blando, negro y opaco. Esto se debe a la diferencia en las formas cristalinas de esas moléculas. En la retícula cristalina del diamante, cada átomo de carbono está rodeado tetrahédricamente por otros cuatro átomos de carbono, a una distancia de 1,54 angstroms (un angstrom = 10-8 cm, la diez millonésima parte de un centímetro). En el grafito, por contraste, las tres uniones de cada átomo de carbono están deformadas como para quedar en el mismo plano, y la cuarta unión está en dirección perpendicular a este plano, uniéndose a un átomo de carbono de la capa vecina.
De esta manera, podemos citar innumerables ejemplos de tramas moleculares dispuestas tan fantásticamente y en forma tan delicada, que los químicos no pueden dejar de sorprenderse, debido a la mano y al cerebro más experto que está haciendo todos estos maravillosos arreglos artísticos en Su laboratorio. Por cierto, la inteligencia y la habilidad del científico supremo, Sri Krishna, son inconcebibles (
acintya). No existe científico que pueda negarlas. ¿Cómo puede algún químico dejar de apreciar los maravillosos trabajos del Señor Supremo, Sri Krishna? En el
Bhagavad-gita encontramos lo siguiente: “Uno debe meditar en la Persona Suprema como el conocedor de todo, que es el más antiguo de todos, que es el controlador, que es más pequeño que lo más pequeño, que es el mantenedor de todo, que está más allá de toda noción material, que es inconcebible, y que siempre es una persona. El es luminoso como el sol y, siendo trascendental, está más allá de esta naturaleza material”. [Bg. 8.9]
A lo sumo, los científicos sólo pueden tratar de imitar los maravillosos trabajos artísticos del Señor Supremo. Ellos ni siquiera pueden hacer esto apropiadamente, y la mayor parte de sus intentos terminan en fracaso y decepción. Incluso cuando llegan a ser parcialmente exitosos, lo logran mediante grandes dificultades. Por ejemplo, el Profesor R.B. Woodward de Harvard, ganador del Premio Nobel de Química (1965), y el Profesor A. Eschenmoser de Zurich, tardaron once años en sintetizar la molécula de la vitamina B12. En total, noventa y nueve científicos de diecinueve países diferentes, estuvieron involucrados tan sólo para lograr esta pequeña tarea.[2] Sin embargo Krishna crea todas esas moléculas complejas cuando le place.
Curiosamente, cuando los científicos fracasan una y otra vez al intentar hacer algo, de manera consciente o inconsciente oran a Dios para que los ayude. ¿No indica esto la existencia de un científico supremo, el Señor Sri Krishna, y la posición subordinada natural de todas las demás entidades vivientes? Un ejemplo crudo es la explosión que ocurrió dentro de la nave espacial Apolo 13 mientras intentaba descender a la luna, el 11 de abril de 1970. La cápsula Apolo fue hecha por cientos de cerebros tecnológicos y científicos y costó millones de dólares. Nadie pudo predecir que ocurriría una explosión. Sin embargo, cuando sucedió y la vida de los tres astronautas estuvo en peligro, los que estuvieron involucrados en la misión le pidieron a toda la gente en la tierra que orasen a Dios para que los astronautas regresaran a salvo. Ese es el caso. En momentos de peligro, la mayoría de la gente tiende a recordar a Dios, aunque en otros momentos lo olvidan.
Investiguemos ahora algunos ejemplos muy simples y gráficos de la creación artística del Señor. Vemos que entre las formas más bajas de entidades vivientes, la organización social se mantiene sin complicaciones. Por ejemplo, en una colonia de abejas, la abeja reina es muy bien cuidada por los zánganos (abejas macho), mientras que las obreras colectan néctar de las flores durante todo el día. Es bastante sorprendente considerar como las abejas, con sus pequeños cuerpos, pueden colectar gran cantidad de miel para sí mismas como para otras entidades vivientes. De esta manera, la colonia se mantiene en un hermoso orden. En forma similar, la amorosa relación entre una madre y su bebé, es claramente visible incluso en entidades vivientes cuyas formas son muy pequeñas.
Durante la estación del monzón en los países tropicales, cuando caen torrentes de lluvia, las pequeñas hormigas corren para buscar refugio, llevando sus huevos sobre sus cabezas. La araña hace sus maravillosas redes con gran destreza arquitectónica, para que sirvan de refugio y también para capturar a su presa y poder sobrevivir. Los gusanos de seda tejen cientos de metros de hilos finos, formando capullos para su propio refugio durante la etapa de crisálida. Dentro de una pequeña semilla de menor tamaño que una semilla de mostaza, está presente toda la potencia de un gran árbol baniano. Así podemos ver los maravillosos arreglos del Señor Supremo, que está creando, manteniendo y guiando a todas las entidades vivientes, pequeñas o grandes. Krishna dice: “Además, ¡oh Arjuna!, Yo soy la semilla que genera todo lo que existe. No existe ningún ser — móvil o inmóvil— que pueda existir sin Mí”. [Bg. 10.39]
El problema principal de los científicos materialistas es que ellos generalmente descuidan el aspecto más importante y fundamental de sus preguntas. Por ejemplo, cuando Newton vio caer la manzana, se preguntó cómo y porqué cayó la manzana. Sin embargo, é no se preguntó quien causó la caída de la manzana. Como respuesta a su pregunta, descubrió las leyes de la gravedad. Su respuesta fue que la manzana cayó debido a las leyes de la gravedad. Pero, ¿quién hizo las leyes de la gravedad? Srila Prabhupada explicó muy bien que la manzana no cayó mientras estaba verde, sino cuando estaba madura. Por lo tanto, la teoría de la gravedad de Newton, no fue suficiente para explicar la caída de la manzana. Existe otra causa detrás de todo el tema de la caída y, de ese modo, detrás de la ley de la gravedad. Esa causa es el Señor Sri Krishna. En el
Bhagavad-gita se dice,
vasudevam sarvam iti: “Krishna es la causa de todas las causas”. [Bg. 7.19] Además, los científicos tienen que saber que la pequeña habilidad que ellos tienen también es dada por el Señor. Krishna dice,
paurusam nrsu. “Yo soy la habilidad en el hombre”. [Bg. 7.8]
Mediante diversos medios mecánicos (telescopios, etc.), suposiciones, teorías empíricas y modelos conceptuales, los cosmólogos y astrónomos están tratando de comprender mediante tremendos esfuerzos qué es el universo, cuál es su tamaño, y la escala de tiempo de su creación. En la actualidad, ellos especulan acerca de que puede que exista un décimo planeta en el sistema solar, y están tratando de localizarlo. 3 Sólo el tiempo dirá cuán exitosos serán en cuanto a encontrar una respuesta a sus intentos. Pero el hecho es que nunca podrán descubrir completamente los secretos de la naturaleza, que es producto de la creación de Krishna, el científico supremo. Cualquier persona reflexiva puede comprender que tonta es, incluso si sueña con medir el tamaño de este universo, ya que no conoce completamente la naturaleza del sol, el astro más cercano. Srila Prabhupada cita el ejemplo de la filosofía del “Dr. Rana”, que vive en un pozo de un metro de ancho y no tiene idea de cuán grande es el Océano Pacífico, pero especula que el Océano Pacífico podría tener dos metros, o cuatro metros de ancho, etc., comparándolo con su pozo. El punto es que comprender el ilimitado conocimiento que está más allá, mediante nuestros medios limitados, es tan sólo una pérdida de tiempo y energía. Todo el conocimiento ya se encuentra en las escrituras autorizadas, los
Vedas. Uno simplemente tiene que tomar el conocimiento de la autoridad suprema, Krishna.
Los detalles de la creación de este universo material y de las entidades vivientes como los semidioses, hombres y otras, han sido dados en el
Srimad-Bhagavatam, Canto Primero, Capítulo Tres, versos 1 al 5. La descripción de los universos materiales y espirituales se da en forma completa en el
Brahma-samhita, Capítulo Cinco, y en el
Bhagavad-gita tenemos la clara información de que todo el universo material es sólo la cuarta parte de la energía creativa del Señor Supremo, Sri Krishna. Las otras tres cuartas partes de la energía creativa del Señor se manifiestan en el cielo espiritual, llamado Vaikunthaloka.
El Señor Sri Caitanya Mahaprabhu, el
avatara (encarnación) dorado de la Suprema Personalidad de Dios Sri Krishna, le explicó claramente a Sanatana Gosvami, uno de los íntimos discípulos del Señor, la naturaleza de estos universos. El Señor explicó que los universos materiales tienen un largo y ancho limitado, mientras que nadie puede medir el largo y ancho de todos los planetas Vaikuntha. Estos planetas Vaikuntha son como los pétalos de una flor de loto, y la parte principal de esa flor es el centro de todos los Vaikunthas. Esta parte se denomina Krishnaloka, o Goloka Vrndavana. El Señor Supremo, Sri Krishna, tiene Su morada original eterna en ese planeta. Los otros Vaikunthas también están habitados por residentes que tienen seis opulencias en grado sumo— riqueza, fuerza, conocimiento, belleza, fama y renunciación— y una expansión diferente de Krishna tiene Su morada eterna en todos los planetas Vaikuntha.[4] Los científicos materialistas no tienen información de este vasto conocimiento.
Por cierto, los secretos del universo no pueden ser revelados mediante los pequeños cerebros de los científicos materialistas. Nosotros debemos aceptar sin duda que la visión del hombre en todas las direcciones es extremadamente limitada, debido a las deficiencias de sus sentidos, su tecnología y su intelecto. Nadie puede negar la existencia del científico supremo, Sri Krishna. El es el propietario y conocedor de todo. Krishna dice: “¡Oh, hijo de Prtha!, sabed que Yo soy la semilla original de todo lo que existe, la inteligencia de los inteligentes y el poder de todos los hombres poderosos. [Bg. 7.10]… “¡Oh, conquistador de riquezas!, no hay verdad superior a Mí. Todo descansa en Mí, tal como perlas ensartadas en un hilo’’. [Bg. 7.7] Sólo los tontos argumentarán acerca de la existencia del Señor Supremo, Sri Krishna. En el
Bhagavad-gita, Sri Krishna dice: “Esos herejes que son sumamente necios, que son lo más bajo de la humanidad, a quienes la ilusión les ha robado el conocimiento y que participan de la naturaleza atea de los demonios, no se entregan a Mí”. [Bg. 7.15]
Por lo tanto, en vez de negar y desafiar la existencia del científico supremo, el Señor Sri Krishna o Dios, la tarea principal de todos nuestros amigos científicos debería ser apreciar el inconcebible cerebro del Señor y Sus maravillosas manifestaciones en todas partes. Puede que uno les otorgue falsamente el mérito por el descubrimiento de la radio, la televisión, las computadoras, la penicilina, etc. Pero el hecho es que todo ya estaba ahí porque nada surge de la nada. Si alguien dice que algo le pertenece, es el mayor de los ladrones. El está robando la propiedad del padre supremo, Sri Krishna, y reclamándola como suya. Nada nos pertenece. Todo le pertenece a Krishna.
El
Sri Isopanisad dice: “Todo lo animado o inanimado dentro del universo es controlado por el Señor y es propiedad del Señor. Por lo tanto, uno debe aceptar sólo aquellas cosas necesarias para sí, que están asignadas como su cuota, y no debe aceptar otras cosas, sabiendo bien a quien pertenecen”.[5]
NOTAS
1. Fred Hoyle,
Astronomy, Doubleday and Company, Garden City, New York 1962, p. 232.
2. James H. Krieger,
Chemical and Engineering News, March 12, 1973, p.16.
3. D. Rawlins and M. Hammerton, “Is There a Tenth Planet in the Solar System?”,
Nature, Diciembre 22, 1972, p. 457.
4. A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada,
Teachings of Lord Caitanya, pp. 82-83.
īśāvāsyam idaṁ sarvaṁ
yat kiñca jagatyāṁ jagat
tena tyaktena bhuñjīthā
mā gṛdhaḥ kasya svid dhanam
Śrī Īśopaniṣad UNO
La abreviatura entre corchetes [Bg.] se refiere al Bhagavad-gita Tal Como Es de A.C.Bhaktivedanta Swami Prabhupada.
Vaisnava dasanudasa
Visuddha-sattva dasa
OM TAT SAT
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