miércoles, 2 de septiembre de 2015

El Amitayur-dhyana-sutra, un tratado sobre la meditación comentado por Jung (Parte 1)

El Amitayur-dhyana-sutra, un tratado sobre la meditación comentado por Jung

 _____Visuddha-sattva dasa  

—Bhaktivedanta Institute— 
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(Vean las 18 imágenes que acompañan esta primera parte de la nota. Las notas al texto [entre coralchetes] están final de la Parte 2-continuación) 


   El Amitayurdhyana Sutra, en su título sánscrito original (daré luego su versión china), es uno de los tres sutras principales considerados en la “Budismo de la Tierra Pura”, una rama del budismo mahayana. Amitayus es otro nombre del Buda Amitabha, la figura preminente de esta secta.

Este Sutra se enfoca principalmente en meditaciones, involucrando complejas visualizaciones o contemplaciones místicas. Esto se refleja en el propio nombre del Sutra, lo que se traduce en forma inglesa como “Amitaryus Meditation Sutra”, nominación un tanto incierta en relación a lo que se aclarará más adelante, en el curso de este estudio del texto, cuyo germen fue una vieja disertación sobre el tema que expuse ante un grupo de psiquiatras amigos de la Universidad de Carabobo, en la ciudad de Valencia, Venezuela, en 1989.

Hablé sobre esta obra en una charla que di el 10 de noviembre de 1989, en el Auditorio de la Colonia Psiquiátrica de Bárbula, en la Universidad de Carabobo, en Valencia, Venezuela. Mi ponencia, anunciada como “La Ciencia de la meditación y el yo”, fue algo informal. Trataba con ese título de motivar la atención de la audiencia, encubriendo el verdadero propósito que expuse ante un distinguido grupo de psiquiatras y viejos amigos, presidida por el estimado Dr. José Solanes —insigne psiquiatra catalán, maestro de muchos y admirado por todos—, quien asentó cátedra clínica en Carabobo en las ciencias de la salud.

Aunque se trataba de exponer en una reunión fraternal el tema encubierto, lo hice con la debida fundamentación, esbozando en la pizarra algunos diagramas y conceptos para ilustrar ciertos aspectos que había escrito previamente en una docena de páginas manuscritas que aún conservo. Mi motivación inicial (antes de aquella mañana a la que fui invitado para exponer el tema), fue escribir un comentario sobre un artículo de Carl Gustav Jung titulado “Acerca de la psicología de la meditación oriental”, publicado en 1943, incluido en su libro Simbología del espíritu, cuyo epígrafe es una frase de los Corintios(II.10) —spiritus enim omnia scrutator eliam profunda Dei: “El espíritu todas las cosas penetra, hasta las cosas profundas de Dios”. 

El artículo de Jung es un lúcido comentario acerca del mencionado tratado sánscrito sobre meditación, el Amitayur-dhyana-sutra, un texto supuestamente sobre el yoga, traducido a la lengua china. Este tratado tal vez le interesó a Jung al ver cierta relación entre sus investigaciones sobre la psicología del inconsciente y la meditación oriental.

Otras obras esotéricas que pudieran estar conectadas con el tema, son la doctrina delPho-wa expuesta en el Libro tibetano de los muertos, y algunos aspectos sobre el sistema de meditación usado en la práctica del yoga místico, expuesto en su forma ortodoxa en losYoga-sutras de Patanjali muni. También he escrito algo sobre estos temas, teniendo en cuenta algunas traducciones confiables.

Consideraciones preliminares en torno al texto y el significado del sutra

     Antes de analizar varios aspectos del Amitayur-dhyana-sutra, conviene explicar primeramente el significado de la palabra sánscrita sutra y que son los Sutras como textos que forman parte del corpus de la Literatura védica revelada.

A la palabra sutra se le ha dado el significado etimológico de “cuerda” o “cordón”, pero esta definición no es la más precisa. Podría significar “hebra” o “hilo”. De acuerdo al Vayu Purana y el Skanda Purana, la definición más exacta de sutra es la siguiente:

     “Un sutra es un código o colección de aforismos que expresa la esencia de todo conocimiento en un mínimo de palabras. Debe ser universalmente aplicable e impecable en su representación lingüística”.

La primera acepción puede deberse a que algunos autores dicen que los sutras se consideraban como la hilada o cadena de aforismos mnemotécnicos, junto con explicaciones verbales. Ese encadenamiento de códigos o fórmulas concisas, tenía el propósito de resumir y recordar las postulaciones filosóficas

En cuanto a los textos védicos propiamente llamados Sutras, son una serie de instrucciones concisas o breves que recuerdan, resumen o esclarecen las enseñanzas que son autoevidentes para aquellos que las conocen. Tras la tradición oral mediante la cual se difundió el Veda original, concretándose en forma escrita los cuatro Vedas, se pasa a la segunda etapa de los Brahmanas o comentarios teológicos de los Vedas, con el fin de explicar las técnicas del ritual y el sacrificio, según diferentes sectas o escuelas. Posteriormente, con la necesidad de registrar con mayor certeza la doctrina o filosofía de una escuela particular, fueron escritos los Sutras.

Se cree que la aparición de los sutras ocurrió en una época en que las distintas escuelas estaban interrelacionadas. De allí nuevamente la dificultad en la determinación exacta de sus fechas aproximadas de aparición. Por eso se supone que entre la aparición deUpanisads más importantes y el siglo III o IV, hubo una fértil actividad de investigaciones filosóficas, algunas de cuyas formas han podido ser históricamente conocidas.

Los sutras cayeron en desuso cuando fueron escritos los comentarios (bhasyas) de las diferentes escuelas filosóficas. Sin embargo, la forma textual del sutra no se considera arcaica. De acuerdo a la definición anterior que se encuentra en los Puranas, la función más importante de los sutras como aforismos o declaraciones solemnes, es de vital importancia en la comprensión final del conocimiento védico.

Los sutras adquieren su expresión culminante en el Vedanta-sutra, que contiene relevantes conclusiones paradigmáticas del conocimiento védico revelado y de su finalidad primordial. Tal es el caso del Narada-bhakti-sutra, el cual fue compuesto por el gran sabio Narada Muni, maestro espiritual de Vyasadeva, el compilador que registró los Vedas en forma escrita para el beneficio de las personas de Kali-yuga, ya que originalmente el conocimiento revelado (sruti) era trasmitido en forma oral, de maestro a discípulo.

No obstante su origen védico, los sutras proliferaron fuera de India, especialmente en las enseñanzas del budismo trasmitidas por escrito a través de este tipo de textos, cuya estructura y significado ya fue explicado. Se encuentran por ello sutras tibetanos, chinos y nepalíes, que bien son tratados sobre budismo o sobre prácticas tántricas, algunos de los cuales son adaptaciones, versiones y hasta tergiversaciones de textos sánscritos de origen indio, de cuya influencia y contenido toman con frecuencia sus doctrinas y/o concepciones filosóficas. Este aspecto será analizado posteriormente al considerar el contenido y la significación del Amitayur-dhyana-sutra, objeto de nuestra particular atención dentro de este contexto. 

Tras esta necesaria explicación para aquellos lectores no familiarizados con la fuente del conocimiento védico ni los antiguos textos sagrados del oriente, nos centraremos en este Sutra que motivó la atención de Jung. Para muchos estudiosos modernos el Amitayur-dhyana-sutra es considerado un texto apócrifo o ficticio de origen chino. Por lo tanto, el nombre sánscrito y las versiones sánscritas son traducciones alteradas o revertidas.

Discrepancias o inexactitudes respecto al título del sutra

    Según Paul Williams[1], un título sánscrito más preciso para este texto seríaAmitayurbuddhanusmeti Sutra, que significa Amitayus Buddha-mindfulness Sutra, aproximadamente en nuestra lengua, “El Sutra de la circunspección o atención del Buddha Amitayus”, estando también este título sujeto a una más escrutiñadora revisión[2]. La traducción del sustantivo inglés mindfulness, se refiere a la atención o cuidado particular de alguien. En su expresión más exacta dentro de este contexto (un texto de meditación budista), significa la aceptación intencional de focalizar nuestra atención no-prejuiciosa en las emociones, pensamientos y sensaciones que ocurren en el momento presente, las cuales pueden ser entrenadas mediante prácticas de meditación, descritas en detalle en la tradición budista. Tal es el espíritu del significado del título así revertido del original, con lo cual adquiere mayor complejidad una explicación exacta.

En base a tales consideraciones, la traducción aproximada del Amitayur-dhyana-sutra (con diacríticos en la “a” de la primera palabra, en la primera “a” de la segunda, y en la “u” de “sutra”), sería “Discurso relacionado [vinculado] a la meditación del [Buda] Amitayus”, que tampoco es una expresión feliz, no obstante mis corchetes para ajustar el sentido del título.

Los tres textos canónicos del sendero budista de “La Tierra Pura” (Sukhavati)

    El Amitayur-dhyana-sutra es considerado uno de los tres textos básicos de la secta budista de “la Tierra Pura”, junto con las dos versiones (mayor y menor) del  Sukhavati-vyuha-sutra —“Descripción de los Sutras del Paraíso Occidental”—, texto que contempla o imagina el renacimiento en la Tierra Pura celestial de Amitayus, “el Buda de la Vida Infinita”, virtualmente idéntico con Amitabha, “Luz Infinita”, llamado Amida en el Japón.

El texto sánscrito original del Amitayur-dhyana-sutra se ha perdido. Fue traducido al chino en el año 424 a.C. con el título Kuan-wu liang-shou ching (Guang-wuliangshou-jing) y ha inspirado muchos comentarios en chino. La versión japonesa se titula Kammuryoju-kyo.

El Amitayur-dhyana-sutra describe la concentración del pensamiento y como puede crearse dicha percepción, obligando a la conciencia a su meditación firme en la refulgencia del Sol, prosiguiendo con la percepción del agua y su clara e inmutable imagen, hasta llegar gradualmente al estado de trance o samadhi. Apreciado en el Japón, este sutra trata del budismo teísta, basado en la doctrina de Adi Buddha o Maha Buddha, el Buda original, de quien provienen los Boditsavas (bhoddhisattvas). Uno de ellos es Amitabha, “el Buda del sol poniente”, el Señor de Sukhavati, el “país feliz”.

En cuanto a los otros dos sutras, en sus versiones corta y larga, bajo el mismo nombre, son también de gran importancia, especialmente la forma resumida, por ser como un mapa del trabajo interior que es preciso realizar en esta vida para alcanzar la Tierra Pura al final de la misma; una especie de paraíso similar al concepto dado en Occidente al “cielo” o “paraíso”. Ese lugar bienaventurado, reino del Budha Amitabha, es llamado Sukhavati, cuyo sentido podría volcarse aproximadamente a nuestra lengua como “El reino de la bienaventuranza”, o “La tierra de la felicidad suprema”, donde predica el dharma el Budha conocido como Amitabha. Así se declara al comienzo del Sukhavati-vyuha-sutra:

   “¡Oh, Sariputra! ¿Por qué ese mundo se llama el mundo feliz? Porque todos los seres que viven allí no sufren miserias de ninguna clase, sino que disfrutan de completa felicidad. Por lo tanto es llamado Sukhavati.
    El Sukhavati está rodeado con siete líneas de balcones ornamentales, siete cortinas de tapices tejidos, y siete hileras de árboles-preciosos colocados en orden, y todos adornados con cuatro clases de gemas. Por lo tanto es llamado Sukhavati”.

Apreciamos en este fragmento donde se empieza a describir la tierra pura de Sukhavati de la gran felicidad, una descripción del similar a las narraciones del paraíso celestial de otras creencias y doctrinas espirituales, las cuales han sido motivo de comparación en el estudio de diversas teologías y su imaginario edénico. Sin embardo, es preciso explicar correctamente el significado etimológico de la palabra sánscrita sukhavati, que es parte del título del importante Sukhavati-vyuha-sutra, cuyo sentido también debe ser apropiadamente comprendido.

La palabra vyuha tiene las acepciones equivalentes en su sentido (espiritual y magnificente en este caso), como “manifestación majestuosa”, “visualización maravillosa”, “despliegue magnífico”, y hasta “expansión o emanación esplendorosa”, en el sentido dado en los textos sánscritos a las cuatro primeras expansiones de Visnu Narayana en el reino espiritual, de acuerdo a la iconología Vaisnava, descrita en el Pancharatra Agama y otras referencias. Este término vyuha puede tener distintas connotaciones en el budismo, el mal llamado “hinduismo, y descripciones en sánscrito o en pali.

En las fuentes védicas, vyuha tiene un sentido específico (como “guardia” o “armas”), para designar a la primeras emanaciones divinas de Visnu –provenientes de las seis cualidades  (sadguna) del Brahman—, al dividirse en las primeras cuatro (catuh) expansiones (vyuha) de Visnu Narayana en el mundo espiritual de Vaikuntha, conocidas como Vasudeva, Sankarsana, Pradyumna y Anirudha, que conforman en ese orden el grupo original llamado Adi-catur-vyuha, existiendo un segundo grupo, llamado Dvitiya-caturvyuha, surgido a partir de este primero, donde cada expansión de Visnu (con los mismo nombres: Vasudeva, Sankarsana, Pradyumna y Anirudha), son también formas de cuatro brazos de Visnu-tattva. Al primer Sankarsana se le llama mula Sankarsana.

El catur-vyuha se categoriza como svamsa (sva = “propio” + amsa = “parte”),  las propias expansiones del Señor. Las expansiones conocidas como prabhava se dividen en expansiones vibhava (Vasudeva, Sankarsana, Pradyumna y Anirudha. Este primer grupocatur-vyuha se expande en 24 formas vaibhava-vilasa de Visnu, las cuales presiden en los planetas o dominios espirituales Vaikunthas, desprendiéndose de todo esto que catur-vyuha también significa las expansiones o encarnaciones del Señor Supremo que tiene cuatro armas o atributos y guardan las cuatro direcciones (Norte, Sur, Este y Oeste)

Todas las expansiones del Señor Supremo tienen en realidad su morada en el mundo espiritual (Vaikuntha y Goloka-dhama). Pero, de acuerdo a las Escrituras védicas sagradas (sastras), cuando descienden al mundo material reciben el nombre de encarnaciones oavataras. En el Chaitanya-charitamrta (Adi-lila, 4.11-12), se declara lo siguiente:

                    narayana, catur-vyuha, matsyudy-avatura
                     yuga-manvantaruvatura, yata ache ara
                       sabe asi' krsna-ange haya avatirṇa
                      aiche avatare krsna bhagavan purṇa

    “El Señor Narayana, las cuatro expansiones primarias [Vasudeva, Sankarsana, Pradyumna y Aniruddha], Matsya y las demás encarnaciones lila-avatarasyuga-avataras, y las encarnaciones manvantaras, y todas las demás encarnaciones, descienden en el cuerpo del Señor Krishna. De este modo, el Dios Supremo completo, el Señor Krishna, desciende”.

La explicación anterior era necesaria para comprender ahora mejor el significado delSukhavati-vyuha-sutra, también conocido como Amitabha Sutra o Sutra del Buda Amitabha, el Buda de Sukhavati (la morada de la suprema bienaventuranza), como se deduce de las palabras sukha (felicidad) , y vati (tierra), traduciéndose por lo tanto la versión reducida del sutra como “El Sutra de la magnificencia de la tierra de la bienaventuranza”, que sería el título más adecuado de acuerdo al sentido y explicación dada de las palabras sánscritas que componen el nombre del texto, también conocido como “El sutra del Buda Amitabha”, que contiene los métodos para ir a la morada feliz de Sukhavati.

El nombre de Amitabha también amerita una explicación. ¿Cuál es el significado de Amitabha? La palabra sánscrita mita significa “medible”, “que puede ser medido”. Al poner la letra “a” delante significa lo contrario, es decir, “inconmensurable”, “ilimitado” o “infinito”. Y la palabra bha significa luz (de allí se deriva también bhargo “luminoso”, “irradiante”. De manera que Amitabha Buda (Amitayus o Amitayur, que tiene el mismo sentido de “inconmensurable”)  significa “El Buda de la luz infinita”, y también “El Buda de la longevidad (vida infinita)”.

En el nombre de Amitabha hay dos sentidos, porque la luz también significa sabiduría y la de este Buda es infinita.  De allí el título del texto tratado en este estudio Amitayur-dhyana-sutra, “El sutra de la meditación de Amithaba (el Buda de la luz, la sabiduría y la vida infinita)”, que contiene la esencia de la Verdad Suprema. Esa luminosidad significa ir más allá de las formas relativas para captar la esencia del Absoluto a través de una mente pura y una inteligencia pura. Dos sentidos en uno y por eso este Buda tiene dos nombres en uno: Amithabha, luz (sabiduría) y vida infinita. El ayuda como salir de este mundo de sufrimiento y dolor, para llegar a la tierra pura de Sukhavati, la morada de la felicidad eterna.

El interés de Jung en el texto y sus particularidades

   Como ha sido señalado por más de un estudioso del tema, el eminente psicólogo suizo Car Gustav Jung, padre del psicoanálisis y discípulo y detractor de Freud, no estuvo interesado en el Yoga y las doctrinas orientales en los términos de simple frívola curiosidad o el significado explícito de la práctica del yoga en que otros pensadores occidentales lo hicieron.

El sabio de Basilea buscaba mostrar que en las metas del Yoga como disciplina mística de la autorrealización del ser (uno de los seis darsanas o tratados filosóficos ortodoxos de la India, patentizado en los Yoga-sutras de Patanjali Muni), había alguna correlación con sus teorías psicológicas. El perseveró en el intento de descubrir un paralelismo asiático al menos en parte de su teoría de individuación (self theory). En su trabajo sobre el texto que nos ocupa, el Amitayur-dhyana-sutra, quiso demostrar que los objetivos del Yoga no explican el rol del inconsciente como él lo veía, sino que mostraba un indicio del inconsciente desconocido en Occidente antes de que aparecieran las psicologías analíticas.

 Prosiguiendo en esta línea de pensamiento, Jung comenzó entonces su detallada explicación del asi llamado Amitayur-dhyana-sutra, texto que solo fue preservado en chino bajo el título Guang-wuliangshou-jing, aunque Jung refiere el texto con el título sánscrito, falsamente reconstruido por J. Takakusu en su traducción, publicada en el siglo XIX:Amitayur-dhyana-sutraEl Sutra de la meditación de Amitayus[3].

Este sutra, a menudo citado bajo el título anglicanizado de Meditation Sutra (El Sutra de la Meditación), es actualmente contemplado como un texto apócrifo o ficticio del budismo chino; aunque pretenda ser un texto canónico de la India, es ciertamente una composición relativamente posterior de China o del Asia Central. Aunque se autonombre como un textoguan —¿contemplación o visualización?—, en opinión de los expertos no está claro en qué sentido debe ser tomado como una pieza de este género, del cual no se ha sabido lo suficiente para ser así definido precisamente bajo tal categoría.

Como quiera que sea, Jung parece haber seguido la citada edición del académico japonés Jira Takakusu[4] (1886-1945) al asumir la idea de que este es un texto sobre dhyana(meditación), un término que para Jung y para muchos indólogos actuales era sinónimo deyoga. Fue por ello que Jung lo consideró “como un texto de yoga que permite una profunda penetración en el proceso psíquico del yoga”. Como podrá apreciarse tras estas pertinentes reflexiones, hubo una visión o apreciación parcializada del texto bajo el enfoque particular de Jung, sin menoscabo de su intento ni de la investigación llevada a cabo para encontrar paralelismo con su principal teoría sobre el inconsciente colectivo.

En relación a este punto, que no podría ser considerado como una tergiversación del sentido del sutra original, parciamente considerado por Jung como un tratado de meditación, siguiendo el enfoque de Takakusu, conviene señalar una importante aclaratoria de Donald S. López, quien declara que una de las principales dificultades que presenta este Sutra es su carácter aislado o inconexo:

      “Este texto [sutra] es usado en Japón como la fuente principal de la fe budista… pero para los budistas chinos y en Japón, fuera de las tradiciones de la “Tierra Pura” [a la que alude en núcleo del Amitayur-dhyana-sutra, como supuesto tema de meditación de Amitayus], puede ser utilizado como un texto de visualización, es decir, como un texto que delinea o esboza los temas para la visualización [en el sentido que tiene este término en la práctica de la meditación]. En el último sentido, podemos hablar de un tipo de aplicación “yóguica” de este texto, no tanto como una fuente de “instrucciones”, sino como un depósito de temas de meditación u objetos para visualización. El reconocimiento de Jung de la conexión del texto con las tradiciones indias de meditación, no está del todo fuera de lugar; pero, aunque el texto parezca ser simplemente una lista de temas para la contemplación, Jung intenta establecer en los mismos temas algún tipo de estructura del proceso del yoga”.[5]

El artículo original de Jung, escrito en alemán en 1943, donde menciona por primera vez elAmitayur-dhyana-sutra, se titula “Acerca de la psicología de la meditación oriental”. Fue incluido en su libro Simbología del espíritu[6], cuyo epígrafe es una frase de los Corintios(II.10) —spiritus enim omnia scrutator eliam profunda Dei: “El espíritu todas las cosas penetra, hasta las cosas profundas de Dios”. Su artículo fue publicado posteriormente en el volumen (11) Psychology and Religion: West and East, Second Edition— de la serieC.G.Jung, The Collected Works, un trabajo monumental traducido del alemán por R.C.F. Hull, y editado por Sri Herbert Read, Michael Fordham y Gerhard Adler, Ph.D.

El Amitayur-dhyana-sutra describe la concentración del pensamiento y como puede crearse dicha percepción, obligando a la conciencia a su meditación firme en la refulgencia del Sol, prosiguiendo con la percepción del agua y su clara e inmutable imagen, hasta llegar gradualmente al estado de trance o samadhi.

En opinión de Jung, este tratado de meditación (referida en sánscrito por la palabradhyana), “no es una simple pieza rara y secreta del museo literario budista; allí vive el alma del indio, la esencia de su espiritualidad y vida, y hasta su pensamiento en sus menores detalles”. Al final del texto, Jung discurre acerca del sentido del yoga, analizando como la meditación penetra en el inconsciente, que antes no era visible; imagen de la fuente de la conciencia previamente velada y luego animada por la acción contemplativa del dhyana o la meditación usada en el yoga.

El enfoque de psicología del inconsciente conduce al reino de Amitabha, “la morada del infinito resplandor”. Jung parece haber considerado esta clase de textos, incluyendo el I-Ching y el Secreto de la flor de oro (así traducido y publicado por Richard Wilhem, con un prólogo de su amigo Jung) para formular su teoría acerca del inconsciente colectivo.

El simbolismo del mandala, escogido por Jung para ese término central, posee notoria coincidencia entre las experiencias de la meditación yoga y los resultados de la investigación psicológica. Si de acuerdo a la definición convencional entendemos como meditación la acción y efecto de meditar, es decir, de aplicar el pensamiento a la consideración de una cosa u objeto, o “discurrir sobre los medios de conocerla o corregirla”, hay que considerar que la meditación yoga es algo más que eso, pues no sólo se trata de una concentración particular, sino que su fin trascendente es el de la liberación.

El yoga como un proceso científico para explorar la naturaleza de la conciencia

      El sistema de meditación yoga, tal como se desprende del mencionado sutra que atrajo la atención de Jung, debe ser considerado como un proceso científico que conduce a resultados profundos sobre la naturaleza de la conciencia del individuo. Los diversos pasos o etapas en la práctica del yoga, conducen finalmente a la liberación (moksa), entendida como emancipación liberación del yo de las cadenas que entrampan la conciencia individual, por el influjo de maya, la energía ilusoria.

Comparaba en mi charla ante el grupo de psiquiatras y amigos universitarios la ascesis mística del poeta con el tipo de meditación trascendental mencionado. No es una comparación caprichosa, pues la operación poética es como un sublime proceso transfigurador de los sentimientos en el corazón y alma del poeta.

La alquimia de la meditación poética creadora

    Si la realidad poética ha sido definida por algunos como unidad, o resolución de toda multiplicidad en un fin único, las analogías y vías de manifestación de esta realidad, reflejan la multiplicidad misma de las personalidades poéticas, es decir, las maneras de “hacer” poesía, que a su vez son reflejo del espíritu individual del poeta, pudiendo asumir diversas manifestaciones en un solo sujeto, como en el caso de Pessoa y sus heterónimos.

La realización final del objeto de atención en el acto de creación poética, puede ser de dos clases, según la naturaleza subjetiva o la “vía de ascesis poética”, y los mecanismos que entran en juego durante la operación creadora, en este caso a través del lenguaje y los símbolos de representación poética particulares —imágenes, metáforas, resonancias, poderes de sugestión de la palabra, entonos y estilos particulares.

¿Qué tiene que ver esta especie de operación alquímica interior, el yoga tántrico tibetano y el sutra sobre la meditación, tema central de nuestro enfoque? Mucho para algunos y poco para otros. Llegamos aquí a un punto que motiva la meditación: ¿cómo alcanzar la iluminación de la conciencia y realizar esa dimensión lúcida del ser en su percepción de una realidad trascendental?

El paradigma vedántico

    En el paradigma teísta del Vedanta se considera que la naturaleza constitucional del espíritu humano posee tres variables innatas, trinidad designada en sánscrito como sat-cit-ananda, que corresponde a las dimensiones de la existencialidad, el conocimiento y la felicidad o bienaventuranza, categorías ontológicas de todo ser en su eterna búsqueda de trascendencia y anhelo de autorealización.

La atención sobre este punto motiva otra interrogante: ¿cómo superar la ignorancia acerca de la verdadera condición de sí mismo y de Dios, y alcanzar la iluminación trascendental, cuando creemos tener un “centro de conciencia”, sin admitir —no sin cierto sentido del absurdo—, que nuestro supuesto “yo consciente”, es tan solo una prefigurada ilusión mental que cambia constantemente?

La búsqueda de la identidad primordial es objeto fundamental de toda tradición espiritual. Se manifiesta en los textos de las distintas escuelas secretas y diferentes prácticas antiguas de meditación mística. En los tratados sánscritos, chinos, tibetanos, etc., se refleja la misma preocupación e interés por alcanzar el objetivo supremo de la vida, a través de diferentes procesos y senderos de meditación, como grandes metáforas de la tradición sagrada[7].

Dicha búsqueda fundamental del alma humana en su anhelo de trascendencia y vinculación con el plano supremo, es también el centro de la práctica del antiguo sistema místico del yoga, que es también considerado como filosofía y ciencia de la meditación trascendental[8].

Apuntaba estas reflexiones en mi charla, con algunos términos y diagramas trazados con polvorosa  tiza blanca en la pizarra negra de aquel Auditorio universitario de la colonia psiquiátrica de Bárbula, percibiendo cierto sopor o extrañeza en los rostros de los distinguidos oyentes. Acostumbrados por sus profesiones clínicas a mantener la debida compostura y equilibrio que suelen tener los psiquiatras, comenzaron a interesarse en el tema a medida que discurría sobre el mencionado tratado y la meditación yoga.

La práctica del yoga ha sido vista como instrumento de penetración consciente, elogiado por Jung y otros investigadores clínicos de los fenómenos conscientes, reconociendo que su práctica es capaz de transformar el trasfondo de la personalidad del individuo. El estudio de la psicología profunda es un tema que no me compete profesionalmente, pero las relaciones que tiene con la práctica de la meditación se relacionan con la evolución consciente del individuo.

La práctica genuina de la meditación yoga, aporta indudablemente respuestas efectivas a varias interrogantes relacionadas con el proceso de meditación. Creo que es precisamente a este objetivo al cual apunta el trasfondo del artículo “La psicología de la meditación oriental” de Jung, en relación con el Amitayur-dhyana-sutra que le interesó, aparentemente a través de una versión china del texto sánscrito original.

Las expresiones de la Gran Unidad

    El Amitayur-dhyana-sutra, al igual que los textos sobre el yoga tántrico tibetano, elBardo-Thödol y la doctrina de la transferencia de la conciencia, son expresiones sagradas de una Gran Unidad, manifiesta también en otras tradiciones de la espiritualidad universal por distintas vías iniciáticas. En su diversidad, esa unidad persigue el bien común de la humanidad y la elevación del alma humana, un noble objetivo más que nunca vigente en esta época oscura de la civilización (Kali-yuga), que amerita de una urgente re-espiritualización de la condición humana.

Los diversos senderos en pro de esa armoniosa “unidad en la diversidad o multiplicidad”, han sido concebidos para el beneficio colectivo del hombre, para poner fin al sufrimiento y alcanzar la verdadera felicidad. Tal propósito merece la atención de médicos y psiquiatras, pues intenta mejorar la salud y la calidad de la vida, en un mundo caótico donde impera la crisis  materialista global y los antivalores, ajenos a las esperanzas del verdadero avance espiritual y conocimiento del ser.

El sendero óctuple del yoga

    La práctica del verdadero yoga implica ocho estadios de desarrollo de purificación individual, existiendo distintos métodos y ascesis a la meta deseada. La cúspide del “óctuple sendero” de meditación búdica, expuesto tangencialmente en el Amitayur-dhyana-sutra, el método de meditación seguido por el bhoditsatva Amitaba, se basa en el los mismos principios de la práctica tradicional de los yoguis: la rectitud de varios aspectos implicados; comprensión, pensamiento, palabra, acción, vida, esfuerzo, atención y auto-disciplina.

Todo eso es lo que constituye la concentración del pensamiento o meditación (dhyana), práctica yóguica también explicada en el sexto capítulo del Bhagavad-gita, titulado precisamente “Dhyana-yoga”, que explica en 47 slokas (versos) el proceso del sistema óctuple de yoga como un medio para controlar la mente y los sentidos. En el segundo verso se declara lo siguiente (no cito el texto sánscrito sino únicamente su traducción):

    “Cuando el yogui disciplina sus actividades mentales mediante la práctica del yoga y se sitúa en la trascendencia —libre de todos los deseos materiales—, se dice que él está bien establecido en el yoga”.

Sin el control de la mente no puede haber yoga. La palabra “yoga” proviene de la raíz sánscrita yuj, que significa “vincularse con” y también “combinar”, en el sentido de “sumarse” o “unirse con”. Es similar a religio, la raíz latina de la palabra “religión”, que significa “ligarse con”; vincularse, relacionarse, unirse. Por lo tanto, religión y yoga tienen literalmente el mismo fin: unirse o vincularse con Dios.

Sin embargo, el yoga no es propiamente una religión sino una práctica para el avance espiritual. Su disciplina influye en la conciencia del adepto dándole un dominio sobre el cuerpo y la mente para entender y trascender la realidad ilusoria (maya). Las prácticas delyoga tienen especial relevancia en la síntesis de la ciencia y la religión. La etapa de perfección o trance místico, llamada samadhi, es la culminación exitosa del proceso delyoga, tal como se describe en el Bhagavad-gita (6.20-23):

    “En la etapa de la perfección denominada trance, o samadhi, la mente de uno se abstiene por completo de las actividades mentales materiales, mediante la práctica delyoga. Esa perfección se caracteriza por la habilidad que tiene uno de ver el yo mediante la mente pura, y de disfrutar y regocijarse en el yo. En ese estado jubiloso, uno se sitúa en medio de una felicidad trascendental ilimitada, que se llega a experimentar a través de los sentidos trascendentales. Establecido así, uno nunca se aparta de la verdad, y al conseguir esto, piensa que no hay nada mejor. Al uno situarse en esa posición nunca se desconcierta, ni siquiera en medio de la mayor de las dificultades. Esto es en verdad estar libre de hecho de todos los sufrimientos que surgen del contacto material”.

La recta meditación conduce a la iluminación espiritual (buddhi), o al desarrollo de la facultad de conciencia iluminada de Buddha, la cual está cualitativamente latente en todo ser humano. En la descripción simbólica dada en el Amitayur-dhyana-sutra, la meditación pasa “del agua de los siete lagos a la flor de loto sobre siete piedras preciosas”.

Esta flor de loto tiene 84.000 pétalos de 84 mil venas cada uno, hasta la percepción del Budha mismo. Los textos del budismo también sugieren descubrir la claridad de su rostro: “mira solo tu rostro virginal”, y en esto consiste la realización del estado de Budha. Al dirigir el pensamiento hacia esta imagen como un “ídolo de oro en Jambunada, sentado sobre la flor [de loto]”.

En la imagen anterior parece haber una referencia a Brahma, quien sentado en una flor de loto es responsable de la creación del universo material apoderado por el Señor Supremo Visnu-Narayana. La alusión a Jambunada, se refiere al árbol de Jambu, siendo Jambundu  el rio de néctar o savia de ese fruto, que fluye alrededor de Meru o Sumeru, la mítica montaña de oro puro descrita en los Puranas, la cual tiene la forma de un enorme cono invertido, clavado en Jambhu-dvipa, la región central del Bhu-mandala, formada por siete islas circulares (dvipas) y océanos concéntricos, tal como es detallada la estructura védica del Brahmanda en el quinto canto del Srimad-Bhagavatam Purana.

Tras el tránsito meditativo por “la tierra de Budha”, se observan luego todos los Budas de los diez mundos (lokas), etc., continuando el sutra con las descripciones sobre las fases ulteriores de la meditación del bodhitasva Amitabha. Este texto, en opinión de Jung, es la esencia de la espiritualidad y el pensamiento de la india”, opinión sobre la cual pudieran disentir algunos indólogos calificados. Jung agrega algo más:

     “No es el budismo el que forma y educa esta alma, sino el yoga, del cual es producto el budismo (el Zen y toda suerte de meditación trascendental o metafísica práctica). El yogaes mucho más antiguo y universal a la reforma histórica de Budha”.

Al final del texto de Amitayur-dhyana-sutra, Jung analiza el sentido del yoga y de cómo la meditación penetra en el inconsciente que antes no era visible, imagen de la fuente de conciencia que estaba velada, pero que mediante la práctica eficiente de la meditación, acción contemplativa del dhyana, conduce al ensimismamiento a la profundización iluminadora.

Este tipo de psicología del inconsciente, conduce al reino de Amitabha, la morada del infinito resplandor. El sentido del mandala escogido por Jung en otra de sus teorías psicológicas centrales de representación de los estados del ser, pone de manifiesto la gran coincidencia entre las experiencias del yoga y los resultados de la investigación psicológica.

Regulaciones del yoga y ventajas de la meditación

    La filosofía y la práctica del yoga prescriben mantener ciertas normas y regulaciones, con el fin de obtener las ventajas deseables en los niveles que abarca su positivo campo de acción en el practicante, tanto en forma física, como mental y espiritual. Uno de los elementos esenciales para ello consiste en la práctica correcta de la meditación, que incluye los ejercicios básicos favorables para regular la respiración y el control mental, así como apropiados hábitos alimenticios vegetarianos y una buena conducta individual a nivel ético y moral.

Los principios regulativos vitales prescritos en la meditación conciernen con las diversas etapas de la práctica del yoga y su desarrollo gradual, desde su comienzo hasta alcanzar la etapa de perfección, llamada técnicamente trance o samadhi, que es la fijación de la mente y el pensamiento en el objetivo supremo de la vida, lo cual aporta el bienestar deseado y la bienaventuranza del ser integral. Esta finalidad es común en  otras meditaciones místicas, como la del taoísmo (cuya meta es el Tao), la práctica del tantratibetano, el sendero devocional del bhakti, y otras disciplinas que exigen seguir reglas y regulaciones específicas.

Como ya fue mencionado, la finalidad del yoga es el control de la mente y los sentidos. El sistema de yoga de Patanjali se basa en sus Yoga-sutras, considerado como uno de los seis darsanas o filosofías ortodoxas de la antigua India, una de las cuales es el Vedanta, o finalidad última del Veda (conocimiento revelado o sruti), asentado en el Vedanta-sutra.

La mente, designada en sánscrito como manas, es parte de una trinidad de elementos sutiles, siendo los otros dos la inteligencia (buddhi) y el ego aparente (ahankara) o “personalidad sombra”, distintos al yo o el verdadero ser. La práctica del yoga incluye el control de estos tres elementos sutiles de la personalidad, así como su integración armónica con el plano físico, lo cual concierne con la práctica efectiva de la meditación y las regulaciones prescritas en el sendero del yoga, sobre las cuales ofreceré un resumen explicativo para entender mejor el sentido global de esta práctica.

En síntesis, la perfección en el sistema más elevado en la escalera del yoga, que es elbhakti-yoga. La purificación perfecta de la mente es posible cuando el ser se fija en la convicción de que el ser no es sólo un cuerpo, sino un alma espiritual cuya naturaleza constitucional original es la de ser eterno sirviente de Dios, el Ser Supremo y la causa de todas las causas (sarva-karana-karanam).

Los diversos procesos del yoga y su aplicación práctica

    La práctica ortodoxa del yoga no es viable para las personas de la civilización materialista actual ni se puede realizar perfectamente en las grandes ciudades donde impera la agitación sensorial. En esta era de ignorancia e hipocresía llamada Kali-yuga, hay impedimentos para practicar hatha-yogadhyana-yoga jñana-yoga, lo cual no ocurre con el karma-yoga ni bhakti-yoga.

Como se explica el sexto capítulo del Bhagavad-gita, las imitaciones materialistas del yogaignoran cuál es objetivo verdadero de esta práctica espiritual. El dominio de las posturas corporales conocido como Hatha-yoga no está prescrito en Kali-yuga. No es posible que una persona ordinaria abandone el hogar y vaya a practicar yoga a un lugar recluido en las montañas o en la selva.

El disfrute materialista de la complacencia sensorial es ajeno al yoga y perjudica el logro deseado de la meditación. Si la menta está agitada por la ramificación de las ansiedades y los deseos materiales, es imposible logar el equilibrio interior y la paz mental, indispensables en la práctica del yoga y de toda meditación trascendental.  

Una mentalidad dispersa es la causa de la agitación y la ansiedad. Para lograr un equilibrio psicológico es preciso controlar las ansiedades mentales y las demandas de la gratificación sensorial. Sin ese balance interno no puede haber felicidad ni estabilidad psicológica. Elyoga apunta al conocimiento del ser mediante el vínculo de su conciencia con la Suprema Verdad Absoluta. Por ello se contempla como un medio para alcanzar la comprensión del yo mediante la relación con el Supremo.

Patanjaji acepta a Dios como una persona suprema. Su obra es la referencia fundamental para los practicantes serios del yoga. El sendero virtuoso del yoga conduce a la autorrealización del ser y la comprensión última de Dios. El proceso yóguico de perfección se compara a una escalera con diferentes escalones. Comienza desde la condición más baja pasando por diferentes procesos. Según los grados de elevación, esos peldaños tienen diferentes nombres. La escalera en sí se denomina yoga, y se la puede dividir en tres partes: jñana-yoga, dhyana-yoga bhakti-yoga. El comienzo se llama la etapayogaruruksu, y el peldaño más alto yogarudha.

Debido a que el sistema tradicional de yoga se describe en ocho pasos, este tipo de disciplina es llamado frecuentemente como asthanga-yoga, “el camino o sendero óctuple”, pero se conoce generalmente como hatha-yoga. El sabio Patanjali ha explicado las ocho fases del desarrollo gradual de este sistema, el cual es aceptado prácticamente por todos los espiritualistas.

A diferencia del Hatha-yoga que utiliza el cuerpo como un medio de liberación, purificándolo y disciplinándolo mediante el ejercicio de las asanas, el raja-yoga rechaza el cuerpo considerándolo una ilusión y enfatiza la importancia del conocimiento (jñana), al igual que en el camino del jñana-yoga, donde generalmente se busca la fusión indiferenciada con el Brahman. La palabra raja significa “real” (de majestad o realeza), de allí el raja-yoga llamado “yoga real”, también identificado con el asthanga-yoga de Patanjali y sus ocho niveles de desarrollo.

Los hatha-yoguis regulan y purifican el cuerpo, incluyendo una dieta estrictamente vegetariana que también está prescrita en todos los otros métodos de yoga. Esta disciplina persigue la construcción de un nuevo cuerpo sutil, inmune a las enfermedades y a las reacciones del karma, la ley de acción-reacción. Cuando por medio de la meditación intensa se purifica el cuerpo sutil, compuesto por mente (manas), inteligencia (buddhi) y ego aparente (ahankara), el hatha-yogui alcanza el estado de samadhi (total absorción) y obtiene la liberación (moksa).

El manual más usado por los hatha-yoguis que buscan la inmortalidad es el Hatha yoga Pradipika, una guía práctica de las principales técnicas del hatha-yoga, escrita por Svatvaratma en el siglo XIV. Se cree que el hatha-yoga fue inicialmente difundido por la secta Kanpatha, cuyo fundador fue un asceta del siglo X llamado Gorakhanatha, un importante guru de los sadhus o santos ascetas errantes conocidos como Nathas. 


____Continúa en la próxima nota: "Los tratados sobre estimulación de los centros enérgéticos a través del yoga".

Los tratados sobre estimulación de los centros energéticos a través del yoga
01-Una pagina del manuscrito del Amitayur-dhyana Sutra.01-Una pagina del manuscrito del Amitayur-dhyana Sutra.
La Tierra Pura del Budismo de Sukhavati. (léase la nota)La Tierra Pura del Budismo de Sukhavati. (léase la nota)
Amitabha Buddha y sus asistentes bodhisattvas de la Tierra Pura, Avalokitesvara (derecha ) y Mahasthamaprapta (izquierda).Amitabha Buddha y sus asistentes bodhisattvas de la Tierra Pura, Avalokitesvara (derecha ) y Mahasthamaprapta (izquierda).
Carl Gustav Jung en su estudio de Basilea.Carl Gustav Jung en su estudio de Basilea.
El Boddhi-mandala, obsjeto de estudio de Jung en su disertación del Amitayur-dhyana-sutra.El Boddhi-mandala, obsjeto de estudio de Jung en su disertación del Amitayur-dhyana-sutra.
Amithaba (Amida) Buddha y sus emanaciones.Amithaba (Amida) Buddha y sus emanaciones.
Página del Grande Sukhavati-vyuha-sutra (Mahayana), manuscrito nepalí Kojukai C (Univ. Ryukoku).Página del Grande Sukhavati-vyuha-sutra (Mahayana), manuscrito nepalí Kojukai C (Univ. Ryukoku).
Rollo del Sukhavati-vyuha Sutra (de La Tierra Pura Sukhavati).Rollo del Sukhavati-vyuha Sutra (de La Tierra Pura Sukhavati).
Estatua dorada del Buda Amithabha en la Ciudad de los Diez Mil Budhas.Estatua dorada del Buda Amithabha en la Ciudad de los Diez Mil Budhas.
Mandala del Amitha Budha.Mandala del Amitha Budha.
Pintura tibetana (alrededor de 1700) de Amitabha, en su tierra pura de Sukhavati (San Antonio_Museum of Art)Pintura tibetana (alrededor de 1700) de Amitabha, en su tierra pura de Sukhavati (San Antonio_Museum of Art)
Carl Jung y Heinrich Zimmer en 1936.Carl Jung y Heinrich Zimmer en 1936.
Mandala de Amitayus, Tibet, Siglo 19 a,C,Mandala de Amitayus, Tibet, Siglo 19 a,C,
Jung y un mandala + un texto.Jung y un mandala + un texto.
Sukhavati el Paraiso del Buddha Amitabha y sus asociados.Sukhavati el Paraiso del Buddha Amitabha y sus asociados.
Imagen de Honen.Imagen de Honen.
Manuscrito iluminado del Prajñaparamita Sutra (El sutra tibetano de la perfección de la sabiduria, de 100 mil versos),Manuscrito iluminado del Prajñaparamita Sutra (El sutra tibetano de la perfección de la sabiduria, de 100 mil versos),
Mandala de Sukhavati con Amitabha sus emanaciones Avalokitesvara y Guru Padmasambhava.Mandala de Sukhavati con Amitabha sus emanaciones Avalokitesvara y Guru Padmasambhava.

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