Continuación de la nota anterior: Los planetas y las Deidades regentes
____Continuación de la nota anterior:
Los planetas y las Deidades regentes
Los planetas que considera la Astrología mundana ordinaria, son distintos de las esferas planetarias donde residen los semidioses (devas y devis), que también están todos subordinados al Señor Supremo. La visión Vaisnava del universo es personalista y no impersonalista o nihilista. La filosofía mayavadi y los falsos jsanis que fungen (fingen y engasan a los demás) como astrólogos, es un reflejo pervertido de raja-vidyam el verdadero conocimiento del atma (atama-jsana), que sólo puede ser entendido por los devotos jyotir-vid, quienes han visto la verdad gracias a la misericordia de Sri Guru y Sri Vaisnavas.
El rol de Jyotisha en los yajñas y samskaras
La ciencia de Jyotisha (Jyotir-vidya o Vedanga-jyotisha, como también se le llama) se usa para determinar el tiempo propicio para la ejecución de sacrificios religiosos (yajñas,samskaras), ceremonias rituales, eclipses y otras celebraciones. En esos cálculos, se debe tener en cuenta la estación correspondiente, la naksatra adecuada, el día lunar (tithi) preciso, y las posiciones planetarias, conjunciones, oposiciones, aspectaciones, etc. Como vimos al comentar los elementos del Panchanga o almanaque védico, se requiere una precisión para el cumplimiento de las festividades y rituales. Y en todo ello, las naksatras y la Luna juegan un papel muy importante, involucrando la determinación de tithis, Yogas,karanas y los días de la semana.
Jyotisha tiene dos descripciones: el Rigveda-jyotisha y el Yajurveda-jyotisha. Aunque ambas reseñas son la misma, difieren en el número de versos que contienen (el primero 36 y el segundo 44). Como expresan los expertos, esta diferencia se debe probablemente al haber añadido posteriormente más slokas al mismo texto los sacerdotes Adhvaryu que lo usaban con más frecuencia.
El sistema de las naksatras tiene especial relación con la Luna, pues los rsis de la antigüedad que lo usaron, se refieren a este sistema como “casas de la Luna” “estaciones o mansiones lunares”, asterismos o luminarias” y términos similares. Sin embargo, es importante destacar que esas designaciones parecen fundarse únicamente en una falta de cuidado o irregularidad. En el Surya-siddhanta, no hay ninguna indicación de que exista alguna conexión particular entre las naksatras y la Luna, y por esta razón debemos ser cautelosos al traducir el término “naksatra” por cualquier otra palabra que simplemente “asterismo o luminaria”, y aún constelación. Pero aunque nosotros consideramos las opiniones de los siddhantas y sus comentarios fidedignos, nos basaremos principalmente en lo que dice en Bhagavad-gita y otras fuentes védicas como el Srimad-Bhagavatam Purana.
Dentro de los llamados mitos astronómicos (véase Hindu Astronomical Deities, de G.R Kaye, Journal & Proceeding of the Asiatic Society of Bengal, New Series, Vol. XVI, 1920, No.3, pp.57-75), la Luna (Chandra) está asociada a las naksatras, las 27 hijas de Dakshaprajapati (procreador), siendo Rohini (usualmente identificada con la estrella Alderabán) la favorita. Daksha había castigado a la Luna con la enfermedad de la tisis (debilidad o agotamiento), que fue posteriormente mitigado al punto de que lo padeciera sólo periódicamente, en forma creciente o en disminución, y de allí las fases lunares. Esta historia está ampliamente explicada en el Sexto Canto del Srimad-Bhagavatam y está relacionada con la maldición que le dio Daksa a Narada Muni; que no podía permanecer mucho tiempo en ningún lugar.
Otra definición más precisa de la palabra sánscrita naksatra, que pudiera considerarse como “luminaria” o cuerpo celeste, llamado también “asterismo”. De hecho, como veremos en el Apéndice I, cuando el Surya-siddanta habla más precisa y científicamente sobre lasnaskatras desde el punto de vista puramente astronómico, el capítulo 8 donde se determina la posición de las naksatras y ciertas estrellas fijas en las constelaciones, se traduce precisamente como “De los asterismos”, designando las porciones que ocupan como bhoga, en cualquiera de los dos sistemas de división de las naksatras (el exacto de 27 y el inexacto de 28). De esto hablaremos más adelante.
Ninguno de los nombres generales dados a los asterismos (naksatra, bha, shishnya) significa literalmente nada más que “estrella” (tara), “grupo de estrellas” o “constelación”, que es lo que mejor concuerda con su más antigua y usual apelación.
He traducido como “asterismo” la palabra inglesa asterism (bha en sánscrito) que puede significar “luminaria” o constelación, refiriendo con ello el mismo sentido que se da en el Cap. VIII (Of the Asterims) del Surya-siddhanta, el cual trata acerca de la posición de las constelaciones o naksatras, y ciertas estrella fijas (yogataras), así como determinar la conjunción de naksatras y planetas (Nakshatragraha-yuthyadhikara), la estrella-unión en cada asterismo o constelación (naksatra), la posición de las demás estrellas fijas, etcétera. El término inglés asterism se asigna a un pequeño grupo de estrellas que forman parte de una constelación. La mayoría de las naksatras son asterismos.
Las 28 principales constelaciones zodiacales que bordean las 27 mansiones lunares aparecen en varias tablas. Como ocurre en muchos otros casos al traducir palabras sánscritas (a su vez “revertidas” al Inglés), debemos usar en nuestra lengua el término que más aclare el sentido original de la palabra. Es por ello que he asumido como sinónimos los términos naksatra, asterismo y constelación, sin que este criterio práctico dé lugar a confusiones.
Naksatra es una palabra de dudosa etimología, procedencia, origen o raíz. Quizás sea similar a nakta, del grecolatino nox, “noche”. Pero tampoco es raro encontrarse en las Escrituras Védicas (sastras) que se le asigna generalmente el significado de “estrella” o “grupo de estrellas”, incluyendo la Luna , designada en varias oportunidades como la “soberana de las naksatras”, pero evidentemente no en otro sentido* que aquel con el cual solemos llamarla (Sasi o Chandra, la Luna) la “reina de la noche”, con el mismo título que en otros pasajes se da al Sol como “el astro rey, “e incluso a la Vía Láctea, donde se encuentran las incontables luminarias celestes dentro de nuestra galaxia solar.
* Como así lo expresa el reverendo misionero Ebenezer Burgess, quien publicó en 1860 la edición del Surya-siddhanta en la reimpresión hecha en la Universidad de Calcuta en 1935 del texto original de esta obra ampliamente reconocida sobre Astronomía Védica, la cual me ha servido en mis investigaciones sobre Brahmanda-veda-vijñanam –La Cosmología Védica y la comprensión de la estructura del universo, tema sobre el cual he publicado varios trabajos y realizado diversas presentaciones en conferencias internacionales del Bhaktivedanta Institute y otros eventos académicos.
Los eclipses en la Astronomía y Astrología Védica
Astrológicamente, Rahu se considera similar a Saturno en muchos aspectos, y aunque no rige ningún signo zodiacal, se le asigna el de Virgo, que está asociado con Mercurio. Se dice que en las casas 8 y 9 es fuerte y poderoso. Cuando el Sol y la Luna están en conjunción con Rahu o Ketu, ocurre un eclipse solar o Lunar, respectivamente.
Los eclipses solares y lunares, y sus duraciones y diámetros de la sombra, se explican científicamente en el Pancha-siddhantika y Paulisa siddhanta, donde se encuentran muchas tablas de gran utilidad. Srila Bhaktisiddhanta Sarasvati Thakur, el maestro espiritual de nuestro guru maharaj, tenía conocimiento de estos tratados astronómicos y produjo varias publicaciones sobre Jyotir Veda. Las referencias aquí extraídas sólo son una pequeña muestra de la amplia bibliografía sobre el tema.
Los temas que cubre el Surya-siddhanta abarca un rango importante de temas poco conocidos en occidente en la época en que fue revelado este antiguo texto astronómico, que trata del cálculo de las posiciones de los planetas, la determinación de latitud y longitud de coordenadas polares y medidas angulares, el cálculo de las fases de la Luna, la predicción de eclipses solares y lunares, las conjunciones planetarias con naksatras y otros planetas, sus tiempos de ascensión y ocultación, el cálculo de fechas de varias combinaciones planetarias significativas, descripciones cosmográficas y de instrumentos, las divisiones del tiempo a gran escala cósmica evolutiva (kalpas, manvantaras, maha-yugas y yugas), dentro de un modelo básico de los planetas y sus movimientos en el espacio.
El Surya-siddhanta concluye la sección que trata sobre los movimientos planetarios, los epiciclos y los eclipses, aconsejando que consideremos este estudio con respeto y cautela, pues “Jyotish es una ciencia sagrada y éste misterio de los dioses no debe impartirse indiscriminadamente”.
Reflexiones finales
Comprender los eclipses y otros fenómenos astronómicos que ocurren en nuestro universo visible, ha sido digna preocupación y estudio de pensadores brillantes en el desarrollo de la historia humana. Pero más allá de la inteligencia limitada de los científicos y los filósofos, existe un plan superior creador y un supremo diseño inteligente de toda la creación cósmica.
Una mente ordinaria, no importa cual pueda ser su nivel científico y el desarrollo de su inteligencia, no puede comprender cabalmente el funcionamiento del universo, salvo por la gracia del Señor Supremo. Toda comprensión individual de los fenómenos cósmicos es parcial e incompleta, porque únicamente Dios es omnisciente, omnipotente y completamente perfecto. Sus partes fragmentarias (las jiva-atmas dotadas de conciencia) sólo tenemos un conocimiento limitado, aun cuando las características del alma (sat-chit-ananda) sean cualitativamente similares a las del Señor Supremo. En el Bhagavad-gita (10.8 y 15.7) se ha establecido la fuente de donde todo emana, así como la posición de las entidades vivientes en este mundo condicionado, como las eternas partes fragmentarias de esa Suprema Personalidad de Dios.
Un científico honesto debe aceptar con humildad sus limitaciones al tratar de comprender cabalmente el inconcebible plan superior de la creación universal. Es por ello que durante algunas de mis presentaciones sobre la Cosmología Védica, tema que he expuesto en diversas conferencias internacionales, me agrada citar la siguiente reflexión de Albert Einstein:
“La mente humana no es capaz de comprender el Universo. Nosotros somos como un niño pequeño que entra en una biblioteca grande. Las paredes están cubiertas hasta el techo con libros en muchas lenguas diferentes. El niño sabe que alguien debe de haber escrito esos libros. No sabe quién o cómo. No entiende los idiomas en que están escritos. Pero él se da cuenta de un plan definitivo en el arreglo de los libros... un orden misterioso que no comprende, pero que sólo sospecha oscuramente”.
Los miembros del Bhaktivedanta Institute hemos presentado los postulados fundamentales del paradigma vedántico para la atención crítica de los académicos y pensadores serios de todo el mundo. En esta dirección, nuestras actividades apoyan el examen profundo de los paradigmas científicos que coexisten en la Cosmología, la Teoría de la Evolución, la Física, la Teo-Biología y otras ciencias afines.
Desde la antiguedad, grandes pensadores, desde Lao Tsé a Platón, de San Agustín a Wingenstein, de Ramanuja a Gandhi, de Newton a Einstein, han intentado develar la naturaleza de la realidad. Pero la realiad y el misterio del universo parecen ser siempre más profundos que lo que nuestras débiles mentes pueden comprender. ¿Puede un esfuerzo combinado de la ciencia y la espiritualidad, las dos fuerzas más dominantes de la naturaleza, ayudarnos a ahondar más profundamente en la naturaleza de la realidad?
El armonioso y pionero diálogo entre la ciencia y la espiritualidad, está contribuyendo a develar las más intrincadas preguntas que involucran la comprensión de la realidad cósmica y la evolución espiritual del individuo. Las personalidades honestas de ambos bandos no deben eclipsarse ante tan noble empresa, qiedándose en la oscuridad de la ignorancia que lamentablemente predomina en esta era de Kali-yuga.
Los eclipses totales de la conciencia parcializada y ensombrecida por el materialismo determinista, son más peligrosos para el desarrollo de la trascendencia y la paz universal que cualquier eclipse temporal de la Luna o del Sol.
OM TAT SAT
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